La campana del recreo sonó pocos segundos después. Emmet habría entrado al salón de clases aún hecho un mar de lágrimas si no hubiera sido por uno de los preceptores, quien anunció rápidamente que no tendrían clases luego del recreo.
-Tienes que volver a clase, Hiro... -dijo él, separándose de su pecho.
-No te preocupes, nuestra profesora está ausente -respondió-. Quedémonos así un rato más.
-Está bien... -suspiró Emmet-. ¿Podemos sentarnos?
-Como quieras - Ambos se dirigieron a uno de los asientos que había alrededor del patio de la escuela para sentarse-. No me gusta verte así, en serio.
-Hablar contigo me ayuda, Hiro -respondió-. Gracias...
-No me lo agradezcas, no quiero verte triste.
-Llevas repitiendo lo mismo desde hace diez minutos...
-Ya te dije que lo digo en serio -dijo, antes de inclinarse sobre él y darle un beso en la frente-. Me importas mucho.
Momentos más tarde debieron volver a sus salones. Luke y él hablaron un poco mientras la profesora daba su clase, pero Emmet no se sintió tan reconfortado diciéndole los detalles a su hermano como sucedió con Hiro. Poco después salieron de clase, ambos por caminos diferentes.
Lamentablemente confesarle todo eso no había servido mucho en la práctica. Unos días mas tarde, el jueves, apenas se despidió de él y llegó a su casa, Emmet no escuchó nada. Nada hasta la hora en la que llegó su padre del trabajo, claro. Hubiera parecido una de las peleas que tenían regularmente, de no ser porque sonaba unas cuatro veces peor a lo que él solía oír. Ni siquiera los auriculares tapaban el sonido del alboroto que estaban teniendo sus padres abajo, y, para colmo, hasta podían oírse palabras muy nítidas desde su habitación.
-¡¿Cómo puede ser que trates así a tu hijo?! -exclamó una voz que parecía la de Christa.
-¡No puedo llamar hijo a un engendro así! -respondió con más fuerza la voz de Matt-. ¡No!
-¡¿Y cómo puedes llamarlo engendro?!
-¡No quiero nada que ver con ese gay de mierda!
Emmet se sobresaltó un poco cuando el conflicto comenzó, y rápidamente la angustia se apoderó de su cuerpo. Definitivamente parecía una pelea importante. No le costó saber que el motivo de su discusión era él. "Luke, ¿por qué no estás en casa...?", se preguntó, cubriéndose su rostro con una almohada. Tomó su teléfono para aumentar el volumen de la música, cuando de repente recordó lo que le había dicho Hiro esa mañana. 'No importa cuándo sea, si las cosas se vuelven insoportables, te recibiré en mi casa'. ¿Eso contaba como insoportable? "Veamos", pensó, "mi padre acaba de declarar que soy un engendro que no es su hijo, y que soy mierda porque supuestamente me gustan los hombres", se sonrojó al momento de pensar eso, pero luego volvió a pensar con claridad. "Creo que eso entra en la categoría de superar lo insoportable".
Por su cabeza cruzó la idea de armar una especie de macuto y salir a la calle por la ventana de su cuarto, pero la descartó. No obstante, tomó su teléfono y envió un mensaje, el cual esperaba que su madre leyera para cuando ya estuviera fuera.
"Mamá, me fui a casa de Hiro. No te preocupes por mí, volveré cuando las cosas estén más tranquilas en casa, o cuando quieras". Luego de presionar el botón de envío tomó sus cosas y pasó por el pasillo de su casa de nuevo. En su bolso llevó sus copias de la llave, por si acaso, junto con su teléfono y algo de ropa, y la dirección de la casa de su amigo, por supuesto. Después de haber salido por la puerta principal, intentó ubicarse entre las calles para ver hacia dónde tenía que caminar. Nunca había tenido un perfecto sentido de la orientación, pero esa tarde logró recordar dónde quedaba el hogar de Hiro. No solía haber mucho tránsito en las calles que se dirigían allí.
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Una Simple Historia Más [Gay]
Teen FictionLa vida de Emmet Harley distaba de ser la ideal. Sin otro amigo más que su gemelo Luke y su madre Christa, solía pasar los recreos leyendo solo. Al menos hasta que conoció a Hiro, un estudiante de origen japonés muy similar a él. Una simple no tan s...