Capítulo 1

11.2K 763 170
                                    

Capítulo I

Emmet Harley se encontraba sentado junto a su hermano en clase. Su semidormido gemelo, Luke, ya había babeado medio escritorio pero Emmet seguía prestándole atención a la profesora, quien fue interrumpida por la campana del timbre.

-Bien, chicos, para la próxima clase tendrán que haber estudiado ya parte de la unidad, resolveré sus dudas y en unos días habrá una evaluación. Nos vemos –dijo la profesora antes de comenzar a guardar sus cosas.

-Nngh, Emmet ¿qué hora es? –balbuceó su hermano al oír la campana.

-Hora de salida –respondió-. ¿Irás con tus amigos a algún lado luego de la escuela?

-No –dijo luego de bostezar-. Esta vez voy a volver a casa con mi hermanito.

-Somos gemelos idénticos, Luke.

-Cállate, hay una diferencia de minutos entre cuándo nacimos. Sigo siendo el mayor –replicó mientras elongaba sus brazos-. ¿Qué acaba de decir la profesora?

-Que debes ponerte a estudiar en lugar de mirar sus senos, depravado –contestó mientras ordenaba sus cosas.

-¡Hey, no es mi culpa!

-Claro, seguro –agregó con un ligero toque de sarcasmo. Puede que Luke fuese un pervertido misógino, pero su padre lo era aún más, y claramente su influencia no era de las mejores que tenía.

-Hmph. Vamos a casa y ya, estoy empezando a tener hambre –respondió conteniendo su estómago.

Llegaron a su hogar, almorzaron y ambos fueron a su cuarto a dedicarse a lo suyo. Luke charlaba por Smyte con sus mejores amigos, Rick y Dan, mientras que Emmet simplemente leía. A lo que sigue: no, más que Luke, Emmet no tenía ningún otro amigo. La única compañía que tenía era la lectura, una costumbre que afortunadamente su madre le inculcó desde pequeño, aunque su padre no aprobaba que hiciera eso.

-¡Tienes que salir y hablar con la gente, ehm... Emil! –solía decirle- En especial con las chicas...

Pero no. Emmet prefería sentarse a leer mientras los tres chiflados de Rick, Dan y Luke salían a espiar chicas de su curso. Él no sabía qué le veían de divertido a eso. A sus catorce años y medio Emmet ya era un alumno con un buen promedio en la secundaria Blackfield, buen comportamiento, con un solo amigo, y el orgullo de su madre Chrysta. Y eso le parecía más que suficiente.

Al día siguiente, ya en el primer recreo de la mañana, Emmet estaba a punto de tomar el libro que había llevado ese mismo día para leer durante los recesos, pero se encontró con que no estaba en su lugar. "¿De nuevo? ¿En serio?", pensó. Esa era la tercera vez en el mes que pasaba. Como siempre, Rick y Dan eran los responsables de la desaparición de sus cosas, disfrutando molestarlo cada vez que podían. Emmet ya sabía cómo era su MO; cuando se llevaban sus objetos, ellos dos se los daban a su hermano, quien los ocultaba hasta que, cansado de no verlo reaccionar, se los devolvía.

Eso solía preocuparlo a veces. No le gustaba quedarse mirando a la nada en el patio cuando podía estar prestando mayor atención a su novela de turno, pero de todas maneras caminó hasta su lugar usual en el patio. Era bastante silencioso; el lugar ideal para un lector ávido, a pesar de ser un lugar muy fresco esa época del año. La escuela era un lugar enorme comparada con el poco espacio en el que él se sentaba.

Lastimosamente ese lugar estaba ocupado. Tuvo que conformarse con ir a otro rincón cerca, en el cual solo se sentó y apoyó su espalda contra la fría pared blanca. Comenzó a divagar entre sus pensamientos, casi cayéndose dormido por la tranquilidad, hasta que una voz no familiar lo despertó de sus ideas.

-Ehm... Hola –dijo dudando el joven frente a él. Tenía cabello castaño corto, con ojos oscuros a juego enmarcados con gafas rectangulares de montura plateada. Los rasgos orientales de su rostro también llamaban su atención, a pesar de no tener un acento marcado.

-Ah, hola –respondió el saludo Emmet, volviendo a su estado de lucidez usual.

-Estás en mi lugar –contestó el chico, quien parecía estar intentando sonreír.

-Oh, lo siento –dijo Emmet dándose cuenta por qué estaba allí el joven-. ¿Te molesta que esté aquí?

-...No realmente –respondió, viéndose menos tenso que antes, y sentándose a su lado-, si quieres quédate. ¿Cómo te llamas?

-Emmet Harley –contestó-. ¿Y tú?

-Hiro Takanashi.

-¿Japonés? –preguntó Emmet.

-Técnicamente no –dijo Hiro-. Nací en este país, aunque mis padres me inculcaron algunas costumbres japonesas –a lo que siguió una corta pausa. Luego de observarlo unos momentos, Emmet notó que Hiro cargaba un objeto en sus brazos.

-Eh... Veo que llevas un libro en la mano, ¿cuál es? –preguntó luego de pensar.

-¿Este? Travesía al centro del mundo, es la tercera vez que lo leo –respondió Hiro.

-Ah... a mí también me gusta –agregó.

-¿En serio? Eres la primer persona cercana a mi edad que dice eso –dijo Hiro sin ocultar su sorpresa.

-Igual tú, parece que a las personas no les interesa mucho –estuvo de acuerdo Emmet.

-Tienes razón. Creo que soy la única persona que lleva un libro en la mano en este momento –dijo sonriendo.

-Yo lo haría, pero... –Emmet dudó en decirle sobre la desaparición de sus libros, después de todo él mismo negaba que fuera importante.

-¿Sí? –preguntó Hiro.

-Esto... –Comenzó a jugar con la corbata de su uniforme, juntando los brazos sobre su pecho y apartando la mirada.

-Hm... Perdón si sueno entrometido, pero ¿te lo han quitado? –inquirió.

-Exactamente, me lo robaron –admitió Emmet-. Pero no importa.

-No pueden hacer eso –respondió Hiro, con un tono de voz más firme que antes-, ¿al menos tienes alguna idea de quién fue?

-Seguramente fueron los amigos de mi hermano –afirmó-. Ya lo voy a tener de nuevo.

-¿Seguro? Puedo ayudarte con ellos si quieres –El chico continuó insistiendo.

-No hace falta. Solo lo hacen para molestarme –replicó indiferente-. Los ignoraré y se aburrirán.

-Crees bien –sonrió Hiro mientras se acomodaba sus gafas-. ¿...No tienes amigos?

-Siéndote honesto, creo que solo tengo a mi hermano, pero él está con sus amigos en los recreos –respondió-. Suelo leer.

-Igual que yo... –susurró Hiro con melancolía-. Desde que ingresé a esta escuela a principios de año nadie se me acercó.

-Ya veo, te comprendo. Tampoco soy de tener muchos amigos –admitió Emmet.

-Harley-kun, ¿quieres ser mi amigo? –preguntó Hiro, volviendo a sonreír.

-Bien, Takanashi –aceptó-. ¿Lo pronuncié bien?

-Sí, aunque preferiría que me llamaras Hiro-kun, por favor –le pidió a Emmet.

-Está bien, Hiro-kun.



Una Simple Historia Más [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora