Rainy Zurich

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Paige miró el sol por su ventana y sonrió recordando a su preciosas vecina, hoy sería un hermoso día, se levantó de la cama y se fue a bañar y lavar sus dientes. Se puso un pantalón ajustado color gris y una camisa a cuadros roja con negro, dejo sus rizos sueltos y bajó a desayunar. Se encontró con Lauren en la mesa leyendo un libro.

—Hitland—la llamó mientras se sentaba a su lado.

—Buenos días—dijo con ternura y se acercó para besar su mejilla—Allá tienes desayuno—dijo volviendo a su libro. Paige se levantó para tomar su comida y volvió al lado de su amiga.

—¿Qué tan interesante está el libro?—Preguntó empezando a comer.

—La protagonista irá a prisión—Paige alzó ambas cejas—Lo peor es qué no sabe el por qué.

—Cómo matar a una hormiga—dijo Paige riendo un poco,

—¿Cómo así? —Preguntó su amiga.

—Las pisamos todo el tiempo, las matamos, sin darnos cuenta—Lauren asintió.

—Le has puesto lógica, Hyland—Paige rió levantándose para lavar los trastes y luego cogió las llaves del auto.

—Lauren, voy a salir, iré a ver nuestra nueva universidad y a ver si veo alguna oferta de trabajo—Lauren sonrió y se despidió besando su mejilla.

—Suerte, hermana—Paige la miró con ternura y salió de la casa.

Al salir comenzó a conducir hasta la universidad en dónde iba a ir desde a ahora en adelante y decidió no pasar, sólo se estacionó un rato afuera y notó cómo iba gente entrando y saliendo, era bastante grande a decir verdad. Luego de observar un poco, decidió ir a buscar su trabajo.

Puso en marcha su auto por las calles de Pittsburgh y notó que era totalmente distinto a Londres, no era qué Londres fuese un desastre, lo qué pasaba era qué por lo general solía ser un lugar turístico y podías ver gente por todas partes en cambio aquí era muy acogedor. Estacionó su auto cerca de un centro comercial y comenzó a caminar.

La ojiazul llevaba ya casi 4 horas caminando al rededor de las calles, estaba apunto de darse por vencida y volver a casa sin un trabajo, hasta qué observó un gran local en una esquina, tenía una hermosa vista justo al puente y se veía muy bonito, se acercó aún sin esperanzas y vio un pequeño anuncio.

Sound Everywhere—Leyó en voz alta para ella misma—Clases de música de lunes a sábados—asintió nuevamente y bajó la mirada al tercer anuncio—Se busca profesor de música de 18 años en adelante, con conocimientos en teoría musical y empleación de la mayoría de los instrumentos—Paige soltó un quejido de impresión, abrió sus ojos cómo platos y corrió dentro del local ganándose una mirada de algunos padres qué esperaban a sus hijos afuera, se sintió un poco incomoda y avergonzada por correr así y carraspeo antes de acercarse a la recepcionista una señora de al menos 50 años qué la miraba con cariño.

—¿Qué se te ofrece, linda?—Preguntó con amabilidad.

—Huh, bueno, yo... Ehm, vi el anuncio afuera en dónde decía qué buscaban profesor de música y bueno, me interesa—La mujer abrió sus ojos cómo platos.

—¿¡VIENES POR EL TRABAJO!?—ella gritó.

—Huh, ¿si?—Dijo confundida por el grito.

—¿¡QUÉ EDAD TIENES!?—Preguntó agitando a Paige desde sus hombros y ella la miró con algo de miedo y confundida.

This Broken Sound p.h, c.lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora