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-¿Estas bien?-escucho.

Levantó la cabeza y comenzando a llorar. Delante de ella estaba Romeo, su amor, su único y verdadero amor. Se levantó secándose las lágrimas y le contesto sollozando:

-Sí, perfectamente.

-Esperanza...-Murmura, se acerca a ella, la abraza y luego separándola de él agrega:-Te conozco ¿Qué te sucede?

En ese momento Esperanza no sabe qué hacer. Lo mira a los ojos y no puede evitar besarlo. Romeo una vez que se separan queda en shock. Esperanza lo abraza y luego dice:

-Perdón, vos estas por casarte y yo vengo, te beso y, pensaras que soy loca. Pero...

-No digas nada-la interrumpió-. No entiendo cuál es la razón de ese beso, pero no, no puedo.

-¿No podes que?-pregunto ella mirándolo con indiferencia.

-No, no puedo volver contigo-mintió-. Tú tienes que hacer lo que quieras.

-Está bien. Ya lo entendí. "Tu" amas a la española esa y yo, yo tengo que hacer mi vida.

-Sí, eso es lo que tienes que hacer.

Como un soldado que huye de la guerra sale de la cocina y le dice a Daniel que se tiene que ir porque se siente un poco mareada, Daniel insiste en acompañarla, pero ella no quiso. Romeo sale de la cocina con una botella de champán y Esperanza viéndolo afirma claramente:

-Mía se quedara supongo, se lo prometiste, Daniel se ocupa de llevar a Génesis, pero no me quedare festejando, tengo cosas mucho más importantes, no estoy para festejos de compromisos, casamientos y la madre en coche.

Dicho esto, Esperanza agarra el bolso y se va de la casa. Entra al coche y mete la llave, arranca y se siente segura una vez que salió de ese lugar, cuyos recuerdos martirian en la mente de la joven, desde besos, noches de pasión, sonrisas, tristezas, revelaciones y más. Ese viaje a Nueva York, no iba a ser fácil, menos si una vez que había llegado, ya tenía que martirizarse entrando al antiguo hogar. En el camino pensando, un coche se le cruzo y casi choca, con la boquita de camionero que Esperanza tiene, comienza a insultar, pero, el dueño del coche baja y al ver quien era boquiabierta, se bajó del coche y se disculpó. Dijo en inglés:

-Perdón, no sabía que era usted, fue un...

-¿Esperanza, cierto?

-Si-respondió sonriendo-. Pensé que no te acordarías.

-¿Cómo no acordarme de ti? La esposa de mi amigo Tony-afirmo sonriente Marc-. ¿Dónde ibas a tanta velocidad?

-Iba pensando, se me pasó y subí la velocidad.

-¿Querías terminar en el hospital?-pregunto.

-Ah, ah...-negó. Y luego sonrió-iba a... buscar donde quedarme, necesito buscar un lugar para las niñas y para mí, no quiero molestar a mi hermano y a su mujer.

-¿Necesitas donde quedarte?-ella asintió-porque no mejor te ayudo a que consigas el lugar. Cerca de donde sabemos, hay unos departamentos, están de lujo.

-¿De verdad?-pregunto y el asintió-, entonces voy allá. Bueno, cambiando de tema, que suerte que no hay nadie en la calle, estaríamos escuchando los pitidos de las bocinas o sino.

-Tienes razón-rieron-. Vas allá donde te dije ¿no?-ella asintió- ¿Te acompaño?

-No hace falta, gracias igual.

-Adiós, que tengas suerte-dijo el viendo el celular que había sonado.

-Vos también-Saludo ella metiéndose en el coche otra vez.

El hizo lo mismo y arranco el coche, en segundos ya no estaba. Esperanza se encamino donde Marc le había recomendado.

-Romeo-

¿Por qué me tuve que comportar así? Soy un reverendo idiota. Esperanza recordó que me ama, que yo la amo y lo desperdicio solamente porque quiero a Royce en la cárcel.

Una vez se fueron todos, solo quedamos Mía, Vanessa y yo. Nos sentamos a cenar ya eran las nueve de la noche. Una vez terminamos de cenar, Mía se fue a su habitación y dejándonos solos a Vanessa y a mí, pudimos hablar de lo que teníamos pensado hablar todo el día.

-¿Qué habéis descubierto?

-Recuerda todo-respondí.

-¿Qué?

-Lo que escuchas. Ya recuerda que fuimos pareja, que nos casamos, que me ama y que la amo, pero soy tan idiota que no deje que ella me lo dijera. Me beso y lo único que dije fue que no podía...

-Espera-Me interrumpió-. Lo que has hecho es de un auténtico...

-Ya lo sé-dije bajando la mirada-, sabes que yo amo a Esperanza, es y será la única mujer a la que ame, amo y amare.

-Vez, eso es amor, pero tú te empeñas en que el tal Geoffrey tiene que quedar tras rejas. Tú la amas, lleva eso adelante aunque sea en secreto.

-Tienes razón, pero...

-¿Amas a mi mamá?-pregunto una voz detrás de mí.

Voltee a ver y me quede callado, Mía había escuchado la conversación y ahora peligraba el plan.

-No, no es lo que escuchaste-explique pero ni yo entendía que es lo que quiero explicar-Quise decir que...-me dirigió una mirada que me dio gracia-Lo que entendiste, no hace falta explicar nada.

-Pero, pa. Si la amas porque no vas con ella-insistió Mía.

Mire a Vanessa, esta asintió, luego mire a Mía y tratando de que la voz no me falle, explico cómo puedo.

-Es muy difícil para que lo entiendas, pero primero tenemos que dejar fuera de nuestras vidas a Royce.

-Geoffrey, yo sé cómo. Su "mamá" lo trata como un perro, él le tiene mucho miedo. Podemos llamarla y que nos ayude.

Mire sorprendido a Mía, no parecía una niña de diez años, tiene mentalidad de una niña más grande. Dirijo la mirada hacia Vanessa que al igual que yo está sorprendida por las palabras de Mía.

-Es una muy buena idea-sisea.

-¿De verdad?-pregunta Mía sonrojándose.

-Es una idea interesante-respondo-. Pero, no tenemos el número telefónico de ella o donde contactarla.

-Sí. Yo sé. Está en Los Ángeles.

Vanessa me mira y asiente.

-Perfecto, pero ustedes dos no se mueven de aquí, yo misma iré a convencer a la madre de Royce.

-¿Estas segura?-le pregunte.

-Segurísima. Ustedes pueden pasar este tiempo como padre e hija, unas mini vacaciones.

Sonreímos y nos dirigimos al living. Pero, antes de salir escuchamos un estallido...


Mi vida junto a Ti (SEG. TEMP. MGERS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora