Algo que quisiera decirte (lucaya)

La conversación

¿Es idiota? ¿Qué le pasa? ¿Por qué ha dicho eso? No es el momento ni la forma para decirle eso...

Riley se aparta de Lucas y me mira sin entender lo que está pasando pero antes de que pueda decir nada Lucas sigue hablando:

- Riley... Lo que pasa es que- miro a Lucas y muevo la cabeza para que no diga nada, no quiero perder a mi amiga.- Está Maya.
- ¿Te... Te... Te... Gusta... Maya?- pregunta Riley, veo como una lágrima sale del ojo de Riley.
- ¡¿Cómo le voy a gustar?!- le digo, intentando solucionar el problema, puesto que Lucas no va a hacerlo.
- ¡Sí!- grita Riley- Es eso... Por eso estás tan raro- dice dirigiéndose a Lucas.
- ¡No!- le digo a Riley mientras le agarro del brazo para que me mire.- Soy tu mejor amiga.- digo mientras siento como las lágrimas comienzan a descender por mi rostro.

Se produce un minuto en el que nadie dice nada, y entonces Riley comienza a hablar dirigiéndose a mí.

- Sé que eres mi mejor amiga- eso hace que me calme un poco y las lágrimas comiencen a cesar- Pero...- ¿pero? ¿Por qué siempre hay un pero? - eso no impide que Lucas te quiera.
- ¿Cres que yo te haría eso? ¿Así es como me ves? Riley nos conocemos de toda la vida, sabes que yo no te haría eso.
- ¿El qué?- pregunta Riley confundida.
- Estar con Lucas- le digo sin entender su confusión- Por favor... No te enfades.
- Maya... Yo no estoy enfadada contigo, es con él. Él es el que te quiere, no tú a él. ¿No te gusta verdad?- me mira con ojos llenos de tristeza.

Mi corazón comienza  a acelerarse, le tengo que decir que no pero no me sale... ¿por qué no me sale?

- No- dice Lucas por mí.
- ¿Qué? - le pregunta Riley.
- Ella no me quiere.
- Pobrecito- dice Riley mientras se frota los ojos y sigue diciendo: bua, bua, bua.
- Riley eres una paránoica.- le suelta Lucas.
- ¡¿Cómo?! ¡¿Paranoica?!
- Maya no me quiere y yo tampoco a ella.- no entiendo nada.
- Has dicho que la querías.
- Yo no he dicho eso, eso lo has intrepetado tú.
- Te he preguntado por tu comportamiento y me has dicho que porque te gustaba Maya.
- Por Maya.- le corrige.

No sé que decir, parece que Lucas tiene un plan así que confío en él espero que esta vez no la fastidie.

- Es lo mismo.
- No, no es lo mismo...
- Entonces si no querías decir que te gusta Maya... ¿Qué querías decir?
- Que... Está Maya...
- Eso no explica nada, Lucas.
- Me parece grosero que nos besemos delante de Maya.
- ¿Por qué?
- Riley, tu eres su mejor amiga, no ves que estamos presumiendo de tenernos el uno al otro mientras ella está sola.

Eso me ha dolido aunque es la verdad, ellos tienen felicidad... La que yo no tengo... Y probablemente nunca tendré... Y mucho menos si me sigue gustando Lucas.

- ¿Maya?- me pregunta Riley.
- ¿Riles?
- ¿Te sientes así?
- Sí,- digo agachando la cabeza- pero me alegro por tu felicidad... No me malinterpretes.
- Siempre tan buena amiga- dice mientras me abraza, parece que todo se ha solucionado.

- Lo siento Lucas.- dice
- Tranquila- dice con una sonrisa.

El resto del trayecto es un poco incómodo, nadie sabe que decir después de lo ocurrido. Riley por vergüenza después de haber pensado mal de Lucas, yo porque sé que no ha pensado erróneo y Lucas por casi haberlo estropeado todo.

Llegamos a la escuela.

- Chicas- dice Farkle
- Farkle
- Riley... ¿puedo hablar contigo?- dice nuestro amigo agarrándola del brazo y alejándola de Lucas y de mí.

Es mi momento.

- Vaquero...
- Maya...- los dos estamos muy incómodos.
- Creo que tenemos que hablar.
- Sí, yo también pienso lo mismo.
- Lo que sucede es que...
- No, Maya, espera... Aquí no...- dice.

Seguidamente me coge la mano y me lleva hasta el cuarto de la limpieza.

- Aquí será mejor para hablar.- me dice mientras cierra la puerta con cuidado.
- Sí...
- Siento mucho la situación en la que te metí, no era mi intención.
- Vaquero, ¿entiendes que Riley es mi mejor amiga?
- Sí, y por eso me siento tan mal.
- Lo mejor será olvidarnos del beso.
- No puedo.- dice acercándose a mí.
- Bueno pues yo no puedo hacerle daño a Riley, es mi mejor amiga y TU novia.
- Lo sé... Pero no me puedo olvidar de ti, lo he intentado.- dice agachando la cabeza y acercándose todavía más a mí.
- Pues inténtalo con más ganas.
- Maya, ¿no puedes entender que te amo?
- Esa es una palabra muy fuerte, simplemente estás confundido, tu amor es Riley.
- No, ella es como mi hermana pequeña. No siento nada hacia ella salvo el sentimiento que se tiene a una hermana. Lo que siento por ti es muy distinto...
- Es inexistente- digo mientras me alejo de él al darme cuenta que estamos demasiado cerca.
- ¡Te quiero! Y que tú no quieras aceptarlo no va a cambiar nada- me dice mientras me agarra de la cintura y me apretada contra su cuerpo.
- Yo... Yo... - no sé que decir mi corazón va a mil por hora, siento como mis mejillas se sonrojan.
- Y creo que tú también me quieres...- dice acercando su rostro al mío.
- No- miento mientras me separo de él bruscamente.

Me dirijo hacia la puerta pero él me empuja contra la pared, con delicadeza pero no puedo evitar soltar un gemido.

- Lo siento, Maya... ¿estás bien?
- Sí... Sí... Yo... No puedo hacerle esto a Riley.
- Siempre Riley... Siempre está en el medio.
- No hables así de mi mejor amiga- le gruño enfadada.
- Es verdad... ¿qué pasaría si no estuviese? ¿estarías conmigo?
- Puede- digo secamente y veo como se dibuja una sonrisa en su rostro- pero está y no lo puedes cambiar.
- Imagina por un segundo que no está.
- No puedo...- digo tristemente, me encantaría pero no puedo.
- Deja que te ayude- dice acercando su rostro más al mío de lo que ya estaba.

Sé lo que viene, me lo puedo imaginar y aunque me gustaría que pasase, aunque me gustaría estar sola con él, sin Riley... ¡No! Eso no puede pasar, no puede suceder y no puedo desear que mi mejor amiga no esté. Cojo una fregona que está a mi derecha para ponerla entre el rostro de Lucas y el mío. Lucas se detiene al ver el obstáculo que se interpone entre sus labios y los míos. Coje el palo de la fregona y la estira hacia él, es más fuerte que yo así que consigue arrebatármela, ya no hay nada que nos separe y aprovecha su oportunidad me acaricia la manilla sonrojada y hace que sus labios y los míos entren en contacto.