capítulo 26

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Abrí la puerta, viendo a Shiroyama.
-Déjalo libre.- Ordenó.
- No será tan fácil.- Dí un paso hacia el costado, dejando que el alto pasara.
- Vamos, torturaste a las chicas. Tu sed de venganza ya debió calmarse ¿Por qué lo tienes aquí?
- Porque no puedo perdonar a las personas que tratan de llevarme a la cárcel.- Respondí.- Entra al cuarto y despídete de tu amigo y así estará a salvo- Ordené. Yuu se dirigió al lugar sin protestar, abro la puerta y Shiroyama camina en línea recta hacia el rubio.
Arrojé la llave para abrir el candado frente a los dos chicos mayores de la sala, Yuu lo libera inmediatamente.
- Akira.
-Yuu.- Ambos se abrazaron con fuerza, aunque a Reita le doliera el cuerpo. - Lo lamento, lo lamento mucho.- decía repetidas veces.
-¿Por qué te disculpas?- preguntó confuso.
- Porque siempre nos cuidamos las espaldas, siempre fuimos como hermanos y te fallé en este último año... Lo lamento.- Los dos sollozaban.- Te acuerdas el primer día que nos hicimos amigos?- preguntó. Lentamente, fui agarrando la calibre del cajón y volví para ver la despedida. Akira asentía con una bella sonrisa en sí rostro.- Y cuando... le dimos una paliza a ese sujeto que te golpeaba?- Akira continuaba con la misma acción en cada pregunta.- También cuando te drogue para que lo hicieras conmigo?
- Eres un idiota.
- Un idiota que te quiere mucho.- Shiroyama comenzó a sollozar de nuevo, pero esta vez con una sonrisa, él quería fingir que todo estaba bien.
-¿Por qué me dices todo esto?- Las lágrimas caían sobre los muslos de ambos. Akira lo abrazó y dirigió la vista hacia mi, que estaba apuntando a la cabeza del pelinegro. Akira hundió su cabeza en el hombro de su amigo.
-A pesar de que este último año me alejé de ti, ahora te salvare de una vez por todas. Como sabes, todos debemos morir algún día...
- No lo digas. No dejaré que mueras por mi, no quiero.- Akira negaba con la cabeza, diciéndome, sin emitir ningún sonido; "No lo mates".
- No quiero verte así, no quiero que sufras más.
- Tu muerte no va a significar mi salvación, es un castigo que me dan por intentar escapar.
- Moriré de todas formas.
-NO!- Gritó Akira.
- Akira.- Yuu fue interrumpido.
- BASTA!!!- Jale del gatillo.
- Te amo, desde el momento en que te vi.- Disparé de inmediato, la bala penetró uno de los pulmones de Shiroyama.
- NO!!!- Volvió a gritar junto a su llanto, mientras acomodaba al pelinegro en sus piernas. Yuu tosía su propia sangre y acariciaba la mejilla derecha del rubio desteñido.
-Yo también te amo... Todo va a estar bien, lo prometo.- Shiroyama dejó de respirar, Akira lloraba encima del cadáver y yo me colocaba unos guantes negros.
- Murió por tu salvación cuando esto recién comienza.- Dije, separando al cadáver de los vivos.
- Eres un monstruo.- Me observaba con odio.- Él también era tu maldito amigo y lo acabas de asesinar.
- Ay pero que pena.- Dije sarcásticamente.
Deslicé el cuerpo sin vida de Yuu cerca de la entrada, donde separé cada parte con un hacha de carnicero y luego lo coloqué en seis bolsas de consorcio diferentes.

Esperé a la noche. Cuando llegó, tomé los seis bolsas y las coloqué en distintos lugares; una en la puerta de la casa de los padres de Yuu, otra en la Shima, en la de la madre de Akira, debajo de un árbol de la plaza, en un juego de niños del parque y en el basurero del departamento de un vecino.

Mi horrenda obsesión ●Reituki●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora