capítulo 27

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La aparición del cadáver de Shiroyama no tardó en plagar las televisiones de todo Japón.
Mientras que los policías perdían el tiempo investigando a parientes, yo me divertía con Akira. Él se había comportado de una manera decente y, como lo había prometido, tendré que compensarlo.
Moví el sillón favorito de mi padre hasta la habitación blanca, colocando unas fuertes sogas en las patas traseras.
- ¿Qué haces?- Preguntó Akira.
- Estoy preparando tu compensación.- Respondí con una sonrisa en el rostro.- Promete que no harás nada para que te castigue otra vez.- Dije antes de abrir el candado.
- Lo prometo.- Akira no dejaba de mirar el piso, como si un concierto de sex pistols se reproduciera allí mismo.
Solté un suspiro, abrí el candado y levanté la parte superior del cadalso. El rubio se tiró hacia atrás, tratando de moverse con facilidad.
-¿Qué me vas a hacer? ¿Por qué me pones esto?- preguntó desesperado, mientras su respiración se agitaba más y más. Había sacado una tela negra para taparle los ojos.
- Tranquilo, no te voy a hacer nada malo.- Contesté, le coloqué la tela en los ojos y lo liberé de las cadenas de sus pies.
Lo guié hasta el sillón, donde le sujete sus muñecas con la soga.
Lo observé, estaba sentado con preocupación en la silla. Largué un suspiro para relajarme y comencé a quitarme la ropa.
- ¿Qué es ese ruido?- preguntó al momento que mis pantalones cayeron al suelo. -Takanori...- Nombró.
Separé sus piernas, colocándome en el medio y metí su genital masculino en mi boca, masturbándolo con ella. Cada vez aumentaba la velocidad.
-mmm... ahh... Taka~- gimió. Su miembro estaba erecto.
Subí delicadamente hasta su boca, absorbiendo su labio inferior y, luego, uniendo sabores con nuestras lenguas.
Con cuidado, comencé a meter el pene erecto de Akira en mi interior, subiendo y bajando.
- ahh... Uhh...- Ambos gemíamos, levantaba mi cabeza hacia el techo y cerraba los ojos.
- S-sueltame Ahhh... te lo mmm... imploro, ohh por dios.- Estiré mis brazos hasta alcanzar el nudo de las sogas y las desaté torpemente.
Sus manos fueron a parar en mis caderas, haciendo que la penetración fuera más rápida y fuerte. Nuestros gemidos aumentaron.
- Ahh mmmm Uhh Eli, dios- Dí una fuerte cachetada en el rostro de Akira. Lágrimas comenzaron a inundar mis ojos, mientras paraba con la situación.
-Eres un idiota.- Dije, apoyando mi frente en el hombro desnudo y sucio con tierra y sangre.
- Lo lamento, no me hagas nada.- Clavé mis uñas en su pecho, dejando marcas.
Tenia ganas de arrancarle la piel a manera despiadada, al igual que él lo hizo con mis sentimientos.
Quité su pene de mi interior, deslizando mi mano de su pecho hasta su parte íntima erecta, agarrandolo firmemente y doblando la mitad de este a 90°. El dolor que sentía Akira debió ser inexplicable.
Solté el pedazo de carne con odio, me levanté del engendro y caminé cabizbajo hasta donde yacía una hoja de afectar -En uno de los cajones del armario-.
- Podría hacerte sufrir de incontables maneras, Aki-chan, pero solo escogeré una... Cortar.- Tomé las bolas peludas del otro, cortando una fina capa de estos. Los gritos, aquellos agónicos y sonoros gritos eran música, música ante mis oídos perforados.
Agarré firmemente los cabellos en la nuca del idiota, arrojando su débil cuerpo hacia el suelo. Quedó a cuatro patas como un maldito y miserable perro de la calle.
Lo penetré hasta que mi columna dió calambres. Los testículos de Akira largan el poco agua que su cuerpo contiene con sal, aquella combinación hacían que la herida duela.
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Lo sé, no tienen que decirlo. Yo soy como Germán: muero, resucito, hago un nuevo capítulo, lo subo y vuelvo a morir... Así constantemente.
Bueno, espero que lo disfruten y quería informar que falta muy pocos capítulos - 3 o 4- para terminar y comenzar a subir otro fanfic, el cual he decidido que será Aoita.
Para las otras chicas que participaron, estoy haciendo otras historias en base a sus fandoms favoritos.
¡GRACIAS POR LEER!

Mi horrenda obsesión ●Reituki●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora