-Vuelvo en unos minutos.- Informé, salí de la habitación directo a bañarme.
Nada me relajaba más que la cálida agua pasando por todo mi cuerpo, llevándose consigo todo el estrés acumulado y la suciedad por las alcantarillas.
Salí e inmediatamente, me arreglé para salir a la calle. Estaba harto de estar encerrado. No me vestí de manera sospechosa, sino a como acostumbraba.
Andaba por las calles iluminadas de Tokyo, escuchando a Skrillex; seguido de Deadmau5; observaba las vidrieras de los locales de ropa cerrados, dejando que mi mente carezca de pensamientos e ideas algunas.
Del lado de enfrente yacía una hermosa y tranquila plaza; Caminé hasta el borde de la vereda, esperando a que el semáforo diera el rojo, una pareja de mujeres extranjeras se coloca a mi lado, una de ellas estaba en sillas de ruedas. Observé de reojo a la mujer discapacitada, dándome cuenta de quien era, trato de ocultar mi apariencia.
- Espera aquí, Elizabeth. Voy a comprar unos chocolates para tu hermanito.- La señora mayor se dirigió al Kiosco. Elizabeth trabó la silla de ruedas de la parte trasera de esta, el freno estaba arriba de la rueda derecha/trasera.
A paso lento, me coloco detrás de ella, observo que la madre estuviera distraída y desactivo el freno.
- Esto es por el bien de Akira.- Al decir aquello, la mocosa se dió cuenta de quien era, pero era demasiado tarde. A unos metros un enorme camión se acerca, empujo a la mujer.
- ¡ESPERA! ¿QUÉ HACE?- Grito, fingiendo preocupación. La madre volteó, ambos vimos a Elizabeth siendo atropellada brutalmente por un camión.
Traté de ahogar mi risa, continuando con la actuación.
- Oh, por dios.- Con ambas manos, tapaba mi boca asombrado.
- NO!- Gritó la madre. El conductor del camión estacionó torpemente, todos los peatones estábamos en shock. Ninguno de ellos podían creer lo que había pasado.
Me mezclo entre la gente y fijo mi curso a la plaza del frente.
Estuve un largo tiempo allí; viendo a los pájaros acomodarse para dormir, los árboles llenos de vida, la oscuridad del lugar por la noche y las parejas besándose en el centro del lugar, en la oscuridad, gozando y presumiendo su amor mutuo.
Solté un "Tsk" y me fuí a la casa.
Al llegar, voy directo a ver al hombre que tanto amo.
- Elizabeth, Elizabeth, Elizabeth.- Repetía en susurros.
- Oye, Akira.- Aquel chico continuaba en el mismo lugar en donde lo había dejado hace unas tres horas. -Lamento lo que te hice, realmente me enoja que me hayas confundido o siquiera la nombres. Pero eso ya no importa porque ya no va a volver a molestarnos. ¡Seamos felices!- Una sonrisa se hizo presente en mi rostro. Akira continuaba indiferente, solo Pronunciaba el nombre de la resiente fallecida. - No tienes remedio.- Agarré el látigo de punta fina.- Así nunca llegaremos a un final feliz, Akira.- El cuero del látigo pasaba por toda la espalda desnuda del otro.
- Elizabeth, Elizabeth, Elizabeth...- No importa los latigazos en su cuerpo, él seguía pronunciando aquel nombre inmundo.
El chico apenas se movía, aparentaba estar muerto.
Detuve los azotes por el cansancio.
"Ella lo mantiene cuerdo... Su cordura depende de Elizabeth." Ruki habló.
Grité lo más fuerte posible, haciendo que el odio fluya, agarra los cabellos que caían en mi frente y trataba de arrancarlos, mientras que el rubio seguía tratando de mantener su cordura y su esperanza junto con su cuerpo dañado.
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Mi horrenda obsesión ●Reituki●
RandomTakanori Matsumoto, un chico homosexual de 16 años de edad. Está enamorado de su mejor amigo; Akira Suzuki. Éste corre un gran peligro al igual que su novia, por no aceptar el amor de Takanori. ¿Quieres saber como termina? Lee el fanfic y lo sabrá...