Charlotte Dilaurentis.

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Las 5 de la tarde llegaron pronto, yo me estaba vistiendo para salir de mi dormitorio cuando Ezra entró por la puerta. Me acerqué a él y le di un beso en los labios.

-Llegas pronto.- Le dije dándole una sonrisa.

-Lo sé, quería pasar un tiempo contigo antes de que me tenga que ir al trabajo.- Él me dijo sonriendo.

-Tengo planes, lo siento. Es algo importante. ¿Te acuerdas de lo que te conté de mi amiga Alison? He encontrado a una hermana suya, gemela. En The Brew, hoy. Pensaba que era ella de verdad. Y he quedado con ella a las 5 para hablar.- Le dije.

-Tranquila, ve. Estaré aquí esperando hasta que llegue. Veré alguna película o llamaré a Mark por si quiere venir a tomarse algo conmigo aquí.- Me contestó el sonriendo.

-Está bien, pero que solo venga Mark, eh. No quiero a ninguna chica aquí.- Le dije en broma.

-Yo ya tengo todo lo que necesito aquí, conmigo.- Él me dijo dándome un abrazo.

-Te quiero, Ezra. No tardaré.- Le di un beso y salí corriendo porque llegaba tarde.

Cuando llegué a The Brew Charlotte ya estaba allí.

-Lo siento, mi novio acababa de llegar y pensaba que íbamos a tener un rato a solas.- Le dije sonriendo. Luego me di cuenta de qué pensaría que íbamos a hacer otras cosas y dije.- Pensaba llevarme a cenar a un restaurante, pero le he dicho que había quedado contigo.- Terminé.

-Debiste haberme llamado para cancelar. No quería interponerme entre tu novio y tu.- Ella me contestó.

-Tranquila, tranquila. Le he dicho que llamase a su amigo. Necesito hablar contigo.- Dije.

-Mi padre me metió en Radley porque cuando nació Alison yo la quería tanto que la trataba como una muñeca. Un día, estaba llorando y nadie la hacía caso. Mi madre siempre decía que no había nada que un baño con agua caliente no arreglase. Yo solo quería ayudar y que se calmase así que preparé un baño de agua para ella, como había visto hacerlo a mi madre. Yo solo tenía 5 años y cuando la fui a meter en el agua se me escurrió. Yo salí corriendo a pedir ayuda, cuando mi padre me vio pensó que intentaba matar a Alison. Mi madre no quería que me llevasen a Radley, pero mi padre, una noche. Me levantó de la cama y metió algo de ropa en una bolsa, mi madre aún dormía cuando él me metió en el coche y condujo hasta Radley. Ese fue el penúltimo día que vi a mi padre. El último fue mi último día en Radley, él me dijo que no podía volver a casa, no me dijo por qué, solo que debía irme a vivir con mi abuela, fuera de Rosewood y lejos de todos ellos, solo tenía 13 años. Mi madre si que iba a verme de vez en cuando a casa, pero mi padre siempre tenía una excusa para no ir a visitarme en navidad, Alison siempre se ponía mala. O simplemente había preparado una fiesta para los amigos y no podía decir que no en el último minuto.- Ella me contó.

-No puedo creer que el Señor Dilaurentis podría hacer algo así con un hijo... ¿Y Alison? ¿Cómo supo que estabas allí y se escapó?- Pregunté.

-Ali se escapó con 15 años, una noche en la que mis padres discutían por mí, por ir a visitarme en navidad. Ella se enteró de que yo existía y de donde estaba. E hizo lo mismo que mi padre hizo conmigo, metió en una mochila ropa y de su hucha sacó todo el dinero que tenía para volar a Arizona y unos días apareció allí. Mi madre dejó de venir a verme cuando ella desapareció, mi padre le metió en la cabeza que si había desaparecido era por mi culpa, que yo no debería de haber salido de Radley.

-¿Qué pasó cuando te vio?- Pregunté de nuevo.

-La pregunté que qué hacía allí, sabía perfectamente como era. Tenía una foto de mi familia, mi madre se encargaba de que pasase lo que pasase yo era de su familia, aunque mi padre dijera lo contrario. Ella siempre quería que volviera a casa, pero yo sabía que si alguna vez me veía mi padre me mataría, me lo había dicho cuando salí de Radley, no podía acercarme a mi familia.- Ella contestó.

-Hubo un tiempo en el que sentía que el Señor Dilaurentis era como mi tío... Ahora no paro de pensar en que alguien puede ser así de malo con su propia hija.- Dije con los ojos brillantes.

-Ahora tengo 26 años, no puede impedirme volver a ver a mis hermanos y a mi madre. Hace mucho que no puede, pero se que con Alison no podrá hacerme nada.- Ella dijo sonriendo.

-Es bueno, más vale tarde que nunca. Tu vuelves a casa y Alison también. Todos estaremos felices de que ambas estéis de vuelta.- Dije sonriendo.

Cuando volví al dormitorio, Ezra y Mark estaban sentados en el sofá, hablando y con dos botellines de cerveza en la mano.

-Estoy aquí.- Dije sonriendo. Dejé el bolso en el perchero donde teníamos también los abrigos y me acerqué a Ezra a darle un beso.

-¿Qué tal la charla?- El me preguntó.

-Genial, luego te cuento. Voy a darme una ducha.- Dije sonriendo.

-Yo voy a volver ya al dormitorio, así que os dejo solos.- Mark dijo.

-Tranquilo, estabais hablando de algo, parecía importante. No estorbaré.- Contesté metiéndome en el baño.

Estaba metida en la ducha durante un rato cuando escuché la puerta abrirse. La mampara se abrió también y sentí los brazos de Ezra enredándose en mi cintura.

-Mark ya se ha ido.- Dijo el besándome el cuello.

Ya se, ya s


Amores de universidad. (Ezria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora