Los meses pasaron rápido, mi vientre cada vez estaba más grande y también el de mi madre. Mi padre y Ezra eran de una gran ayuda. Siempre estaba dando vueltas a nuestro alrededor por si queríamos algo. A veces resultaba hasta agotador.
La universidad iba genial y me habían dicho que me podría ausentar los primeros 3 meses de tener al bebé. Ahora estaba de 7 meses y yo seguía yendo a clase. Quería ir a clase hasta la hora de dar a luz, así podría aprovechar a aprobar algunas asignaturas.
Iba a tener una niña y mi madre un niño. Ezra estaba encantado de tener una niña, porque así sería la niña de sus ojos y su pequeña princesa. Le encantaba pasar unas horas en la habitación de la niña, nos habíamos comprado un apartamento cerca de la universidad, más grande que el dormitorio. Ahora teníamos un bebé al que no podíamos criar en un dormitorio de la universidad.
Un día, estaba en clase de psicología cuando me empezó a doler mucho la tripa. No le di importancia porque he tenido dolores de barriga similares y solo era gastroenteritis.
Seguí atendiendo en clase hasta que me di cuenta de que mis pantalones estaban empapados. Levanté la mano lentamente y esperé hasta que el profesor me miró.
-¿No entiendes algo, Aria?- El me preguntó.
-No, profesor. Es... Es que... Creo que he roto aguas.- Dije mirando de nuevo a mis pantalones. La clase empezó a levantarse y a querer ayudarme para ir al hospital pero el profesor los tuvo que callar.
-Chicos, calmaros. Ashley, llama a Ezra Fitz. Clarke llama a una ambulancia y los demás calmaros y sentaros en vuestros asientos. Es un parto, no un incendio.- El dijo.
10 minutos después Ezra entró en la clase y se acercó a mi.
-¿Estás bien? ¿Te duele algo?- El me preguntó.
-Solo la tripa, pero lo puedo manejar.- Dije dándole un beso.
-Está bien, la ambulancia está de camino.- Dijo el profesor.
Una vez que llegó la ambulancia, Ezra me cogió en brazos no queriendo que se separase de mi y me metió en ella.
-¿Está bien, señorita?- El médico me preguntó.
-Si, estoy bien.- Le respondí.
-¿No sientes nada raro?- Preguntó de nuevo.
-Solo me duele un poco el estómago, pero no es muy doloroso.- Le contesté.
Cuando llegamos al hospital, me bajaron y me metieron en una habitación. Ezra estaba a mi lado. 5 minutos después, entró la médica y me ayudó a quitarme la ropa y a ponerme la bata.
-Vamos a ver.- Ella me dijo.- Abre las piernas.- Me indicó. Hice lo que me pidió y noté como hurgaba en mis partes íntimas.
-Has dilatado un 6, todavía te queda para el 10. Así que quédate aquí y vendré dentro de un rato a mirar de nuevo.- Ella me dijo tapándome de nuevo.
Cuando ella se fue, Ezra se sentó conmigo en la cama y me dio un beso en la frente.
-¿Necesitas algo?- El me preguntó.
-No, ¿has llamado a mis padres?- Pregunté.
-Están de camino.- El me respondió sonriendo.
El dolor se fue intensificando en cuestión de minutos. No habían pasado ni 10 minutos cuando el dolor se volvió casi insoportable.
Ezra salió de la habitación llamando a un médico, asustado. Y entró la misma médico que entró antes.
-Vamos, vamos a ver.- Dijo ella volviendo a abrirme las piernas, esta vez sin preguntar.
-Vaya, si lo puedo ver desde aquí.- Ella me dijo.- Señorita, Aria. Va a tener que hacerlo en esta misma habitación, si la levantamos puede que su niño salga de repente.- Ella me dijo. Llamó a más médicos y Ezra seguía a mi lado mientras me ponían todas las máquinas alrededor.
-Vamos, cuando te diga que empujes empuja con todas tus fuerzas.- Ella me dijo sonriendo.
Se puso unos guantes y me dijo empuja.
Un dolor inmenso me cruzó por todo el cuerpo y chillé del dolor. Ezra me secaba el sudor y yo le agarraba la mano, tenía miedo de rompérsela por lo que no le apretaba mucho.
-Aria, aquí tienes a tu niño.- Ella me dijo.
-¿Niño?- Pregunté.
-Espera.- Ella dijo dando mi bebé a otro médico.
-Viene otro. Hay otro bebé.- Ella dijo sentándose de nuevo en la silla.- Tienes que volver a empujar.
-¿Otro bebé?- Pregunté llorando.
-Empuja.- Ella me dijo y hice lo que ella me dijo.
Monique Caroline Fitz y Tristan Fitz nacieron sanos pesando 2 kilos cada uno.
Me dieron a mis dos bebés y fui la madre más feliz del mundo. Tristan tenía el color de mis ojos, pero Moni tenía los ojos de Ezra.
-Hola chicos, ¿cómo está mi nieta?- Preguntó Ella entrando en la habitación.
-Mamá, tus nietos han nacido sin ningún problema.
-Me alegro, cariño.- Ella me dijo.- Espera. ¿Has dicho nietos?- Entontes vio las dos cunas con los niños.
-Son gemelos, ha sido toda una sorpresa.- Dije sonriendo. Me levanté de la cama con cuidado y cogí a Tristan.
-Mamá, te presento a Tristán tu segundo nieto.- Le pasé al bebé y cogí a Monique.- Y Monique tu tercera nieta.- Sonreí mientras abrazaba a mi hija.
-Son magníficos, Aria. No puedo creer que hayas tenido gemelos.- Ella me dijo abrazándome con cuidado de los bebés.
-Yo tampoco me lo creo, cuando estaban naciendo y me dijeron que venía otro casi me desmayo.- Dije riéndome.
-Son perfectos.- Ella me dio un beso en la frente y entraron Ezra y Byron.
-¿Porqué hay dos bebés?- Preguntó Byron cuando vio a los bebés.
-Papá, he tenido gemelos.- Le dije sonriendo.
-¿Cómo? ¿No era solo la niña?- El me preguntó acercándose a mi.
-No, hubo una sorpresa. Los médicos no le vieron mientras me hacían la ecografía, estaba escondido detrás de su hermana, pero ha nacido el primero. Se llama Tristán y la niña Monique Caroline.- Dije sonriendo.
-Son una maravilla, Aria. En serio.- Él me dijo mirando a mis bebés que ahora estaban encima de la cama.
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Amores de universidad. (Ezria)
RomansaAria empieza la universidad, Ezra está en su 3er año. ¿Que pasará?