Te quiero.

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En el avión Ezra y yo nos sentamos en nuestros asientos para que el avión se moviera.
-Estás nerviosa, ¿es la primera vez que subes en un avión?- Ezra me preguntó.
-Que va, es la primera vez que voy en VIP.- Dije.
-Será la primera, pero no la última.- Dijo sonriendo.
Cuando el avión estuvo en el cielo Ezra me dijo que fuese a darme un masaje mientras el dormía un poco. Yo acepté y me tumbé en una de las camillas. El masajeador, se acercó con una sonrisa picarona y empezó a echarse aceite en las manos.
-¿Esta preciosa chica tiene nombre?- Él me preguntó.
-Esta preciosa chica tiene novio.- Dije tranquilamente.
-oh, bueno. Tranquila, no soy celoso.- Dijo el.
-Tranquilo, si mi novio te escucha decir eso te partirá la cara en dos.- Dije levantándome de la camilla.
-¿Ya ha terminado tu masaje? Pensé que duraban más.- El me dijo dándome un beso en los labios.
-El masajista me estaba dando un mal rato.- Le contesté.
-¿Que te ha dicho?- El me preguntó levantándose del asiento.
-Nada, tranquilo.- Dije no queriendo que Ezra se metiese en problemas.
-Dímelo, para ir a la encargada. Haré que despidan a ese idiota.- Dijo el.
-No hace falta, Ezra.- Susurré.
-Si que hace falta, porque te quiero y haré mucho daño a quien te intente hacer algo.- El me dijo y cuando acabó me dio un beso.
-¿Me quieres?- Le pregunté.
-Pues claro que te quiero, es difícil no quererte, Aria.- Él me susurró a mi.
-Creo... Creo que yo también te quiero.- Dije abrazándolo.

Llegamos a Hawaii unas horas después, Ezra llamó a un taxi que nos llevó al hotel y después llamó para alquilar una moto.
-¿Como te puedes permitir todo esto?- Le pregunté.
-Mis padres tienen mucho dinero. Son dueños de varios edificios de Los Ángeles. Tienen varias obras de arte y creeme, tienen muchas cosas más.- Dijo.
-Vaya,¿ y como es que tu estás estudiando en Hollis, no viviendo la vida como un rico al que se lo dan todo hecho?- Pregunté.
-Yo no quiero ser como mi hermana. Ella solo ve dinero, compras y ropa. Solo sirve para eso. Dentro de poco se casará y solo servirá para eso porque no ha estudiado nada. No ha trabajado en su vida.- El me dijo.
-Vaya, eso es una pena. No me gusta estudiar, pero quiero llegar a ser algo importante en esta vida.- Le contesté.
-Eso mismo es lo que pienso.- Dijo el.

Bajamos a la playa después de haber dejado todo en la habitación y de ponernos los bañadores.
-Ven, quiero enseñarte algo.- Dijo Ezra agarrándome de la mano. Los dos corrimos como locos por la playa riéndonos.
Llegamos a una pared rocosa llena de vegetación que había crecido allí por el largo tiempo que había pasado desde su construcción.
Ezra caminó hasta una puerta escondida, sacó una llave y la abrió.
Cuando entré vi una pequeña parcela. Las paredes atravesaban un poco el mar, haciendo que la parcela tuviese una playa privada.
Había dos butacas cerradas debajo de un techo donde había una parrilla.
-Es precioso.- Dije mirando a mi alrededor.
-Lo se. Mi abuelo lo mandó construir para mi abuela. A mi abuela le gustaban las cosas así. Aquí le pidió matrimonio.- El me contó.
-Tu abuelo era un romántico.- Dije suspirando.
-Lo era, me encantaría ser tan romántico como el.- Me dijo dándome un beso.
-Lo eres.- Dije abrazándolo de nuevo.- Me encanta este lugar.- Susurré en su oído.
-Me encanta que te encante.- El sonrió.

Amores de universidad. (Ezria)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora