- ¿co... como me encontraste? - preguntó Rachel son cierto temor en sus palabras.
- no era difícil averiguarlo, que tonta fuiste al pensar que jamás te encontraría aquí - contestó el alemán.
- vete, no quiero verte, Kevin - las lágrimas de Rachel caían conforme retrocedía.
- temo decirte que no te cumpliré ese deseo, porque he venido por ti.
Rachel retrocedió un poco mas hasta que llegó al borde de las escaleras donde se dio la media vuelta para subir corriendo. Kevin corrió detrás de ella tratando de alcanzarla pero le fue imposible ya que ella se metió a una de las recámaras. Podía escuchar la reputación de Kevin, tenía miedo, mucho miedo.
- abre la maldita puerta, Rachel - Kevin golpeaba con toda su fuerza para que la rubia le abriera.
Él sabía que sería feliz junto a ella así como no lo fue con Camila. Amaba a Rachel de una manera sobrenatural, ella tenía que ser exclusivamente de él. Rachel abrió una de las ventanas para ver si podía tirarse, la puerta estaba apunto de abrirse. No tiene mucho tiempo para pensarlo, era ahora o nunca.
- prefiero morir antes que estar contigo una vez más - gritó Rachel antes de tirarse por la ventana.
Al caer se lastimó el tobillo, provocando que quedará acostada por unos instantes. Kevin la observó por la ventana y bajó corriendo las escaleras. No tenía que perder al amor de su vida, sabía que estaba lastimada y eso le daría ventaja de tenerla junto a él.
Rachel se levantó y con todo el dolor que su tobillo sentía al caminar, corría lo más que podía. El dolor cada vez era más intenso y sus lágrimas ahora eran de dolor físico. La casa estaba encerrada entre muros de concreto, Rachel observó y sin pensarlo se tiró sobre el muro para cruzarlo. La mitad de su cuerpo estaba del otro lado pero su tobillo lastimado fue tomado por la mano de Kevin quien la jaló fuertemente provocando más dolor al mismo tiempo que caía acostada en el césped.
- ¡déjame! - gritaba Rachel tratando de levantarse.
- ¿¡cállate!?
- ¡Ayu... - Rachel no pudo terminar de hablar porque el puño de Kevin se estrelló contra su rostro dejándola inconsciente.
Kevin sacó de su bolsa del pantalón una cinta adhesiva con la cual amarró los pies, manos y la boca de Rachel. Después la arrastró por todo el césped y concreto de la casa para subirla a la cajuela de su lujoso auto. El espacio era muy reducido pero eso no le importó a Kevin. Se subió al auto y se alejó de la casa de Mario, tenía un destino y un futuro asegurado con Rachel a su lado.
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- Marco, deberías venir y decirle a Rachel todo lo que sientes por ell...
Mario se detuvo a la entrada de su casa. Todas las puertas estaban abiertas, entró a la casa y pudo observar el desorden que había. Lo primero que hizo fue correr a la recámara de Rachel la cual también estaba hecha un desorden.
- ¡¿Rachel?! - gritó pero solo su voz tuvo eco en toda su enorme casa.
- ¿que ocurre? - preguntó Marco al otro lado de la línea.
- Rachel desapareció y mi casa esta hecha un desastre - contestó Mario al dejarse caer en las escaleras. Su casa era lo de menos, lo que le importaba era Rachel.
- voy para allá, nos vemos mañana.
Marco colgó el teléfono y solo tomó una de sus chamarras para salir a Múnich. Estaba dispuesto a ir por Rachel así fuera hasta el otro lado del mundo, no la perdería como la perdió la primera vez. Ahora si le diría todo lo que sentía por ella, la aceptaría como ella había deseado durante mucho tiempo.
- esta vez no te perderé, Rachel, no lo haré - fijo en voz alta conforme manejaba al aeropuerto donde tomaría un avión directo a Múnich.
Estaba dispuesto a pagar un jet privado en ese mismo momento por si no había vuelos directos.
- Buenas noches, joven ¿en que puedo servirle? - preguntó la recepcionista con una gran sonrisa.
- necesito un vuelo ahora mismo a Múnich - la recepcionista comenzó a buscar en la computadora.
- lo siento pero no tenemos, el único sale a las cuatro de la mañana.
- entonces necesito un jet privado - la recepcionista soltó una pequeña carcajada provocando cierto enojo en Marco.
- no pode...
- soy Marco Reus y necesito un jet privado ahora - gritó llamando la atención del gerente y de las personas a su alrededor. - miré señor, necesito un jet privado - dijo un poco mas calmado.
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El ambiente de aquel lugar era muy extraño. El aire que respiraba era muy diferente al que solía respirar, observó a su alrededor y lo único que pudo ver fue una gran oscuridad. Intentó moverse pero no pudo, intentó gritar pero tampoco lo logró. Movió su cuerpo entero el cual chocó al instante como algo muy duro. Pudo escuchar el motor de un auto y se dio cuenta donde estaba, el aire se le estaba terminando cada vez le costaba respirar más.
Kevin detuvo el auto al entrar a su nueva casa. Sonrió antes de abrir la cajuela. Encontró a Rachel más consciente, ella estaba asustada pero más se asustó al ver a Kevin. Él le quitó la cinta de su boca al igual que la de las manos y sus pies. La sacó de la cajuela de un jalón y la puso frente a él.
- ¿donde me trajiste? - preguntó Rachel con cierto miedo.
- amor, es nuestra casa.
Rachel se volteó para enfrentarlo, los ojos de Kevin representaban más que amor, más que amor era una obsesión. Kevin la abrazó a la fuerza, apretandola contra su cuerpo. Rachel no ocultó sus lágrimas, tenia miedo. No sabía donde estaba, lo único que sabía era que estaba con Kevin, la persona con la que menos quería estar.
- ¿porque me has traído aquí? - la mirada de Rachel estaba perdida en un punto imaginario.
- Rachel, te he traído aquí porque serás mi esposa - Rachel se separó de él al instante en que Kevin terminó de decir aquellas palabras.
- ¿Q...que?
- lo que oíste cariño, nos casaremos y esta será nuestra casa, exclusivamente para los dos - Rachel sintió que todo se le vino encima.
N/A:
HALLO SWEETIES!
Kevin esta aprovechándose de la situación. Espero que Marco llegue pronto para salvarla... ahora si o tarde mucho en escribir, espero que les haya gustado el capítulo.
Nos leemos pronto
Las amo
Dios me las bendiga
Pd: BESOS DE CHOCOLATE POR PARTE DE MARCO, KEVIN Y SU BELLÍSIMA ESCRITORA!
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Vendetta | Marco Reus | | EDITANDO |
FanfictionSe arrepentirá de todos sus desprecios porque así como me estoy sintiendo yo en estos momentos así lo haré que se sienta. No descansaré hasta que me diga que me necesita, pondré en juego todas mis cartas y si salgo perdiendo no me iré con las manos...