27.

402 27 1
                                    

48 horas.

Eso era todo el tiempo que tenían para tomar una decisión. Y la muerte de Cassandra no estaba entre ellas.

Llamaron al agente que estaba a cargo de la investigación y contaron lo sucedido. Claramente el detective les creyó muy poco cuando culparon a Bejamin Morrison, ya que se encontraba "muerto", pero aún así no fue descartado.

El tiempo corría rápido y con prisa o quizás era el miedo el que los hacía verlo de esa forma. Cada vez faltaba menos para que la amenaza fuera cumplida y todo el peso estaba sobre los hombros de Cassie.

-Todo va a estar bien, Cass -susurró el castaño en su oído.

-No mientas. Él va a... -dejó la oración sin poder completarla.

-Van a encontrarle antes de que les haga daño, ¿lo entiendes?

-Nos estamos llenando de falsas esperanzas, Cameron. Faltan menos de 32 horas -se deslizo por la pared hasta llegar al suelo.

-Cass, mirame -le pidió arrodillándose frente a ella.

Ella alzó la mirada y él junto sus frentes.

-Te prometo que no les va a pasar nada.

-No prometas cosas que no puedes cumplir -susurró- Él me quiere muerta -cerró los ojos- Benjamin me quiere muerta.

-Cassie... él no es la misma persona que solíamos conocer. Ben jamás habría hecho algo así.

-Es mi culpa, sufrió tanto por mi culpa que ahora sólo quiere vengarse.

-No fue tu culpa.

-¡Él no lo ve de esa manera! -escondió su rostro en sus piernas- Necesito ver a mi padre. Sólo él puede explicar lo que esta pasando.

-Te llevare si es lo que quieres -le ayudó a levantarse.

-Quiero hacer esto sola.

-¿Segura?

-Sí -le besó cortamente y tomó las llaves de la mesa de centro.

Subió al auto de Cameron luego salir de la casa de su mejor amiga y condujo hasta la institución mental en donde se encontraba su padre. Tuvieron que trasladarle unas semanas después de llegar a la cárcel por los episodios psicóticos que presentaba.

Estacionó el auto y se armó de fuerza antes de entrar. Debía prepararse mentalmente para lo que iba a escuchar, que de cierto modo sería un golpe bajo para ella.

Salió del convertible y avanzó hasta la entrada, al llegar a la recepción una mujer le guió hasta el cuarto de visitas, en donde la revisaron cerciorándose de que no llevara armas de fuego o armas blancas, a ella se le hizo absurdo, pero eran las reglas y no estaba de ánimos como para incumplirlas.

Trajeron a su padre colocándole esposas antes de que se sentara frente a ella. Últimamente debían hacer eso, desde que había entrado a ese lugar se había vuelto más violento y en la ultima visita intentó estrangular a su madre.

-Hola -murmuró sentándose en la silla frente a su padre.

-Cassie, ¿qué haces aquí? -le miró a los ojos. Tenía grandes ojeras al rededor de sus ojos grises iguales a los de su hija.

-Pensé que te alegraría verme.

-Déjate de rodeos, Cassandra. Nunca me han gustados tus juegos -habló autoritario, pero con cierto toque de cansancio en su voz.

-Bien, ¿eso es lo que quieres? -enarcó una ceja- Dime la verdad acerca de lo de Benjamin.

-No sé de lo que hablas.

Sweet SixteenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora