6.

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Las tres castañas se encontraban en la mesa más alejada de la cafetería, solían sentarse alejadas de todos, la mayoría de las veces ni siquiera comían nada, sólo se sentaban allí a hablar o sólo a estar juntas.

—Debo ir a detención —anunció la de ojos grises.

—Se supone que iríamos al acantilado —se quejó Vi mordiendo la manzana que tenía en su mano izquierda.

—Lo sé, pero no puedo evitar meterme en problemas —bromeó encogiendo los hombros— Vayan ustedes, las acompañaré mañana —aseguró.

Samantha se encontraba tan distraída que cuando Victoria le lanzo el corazón de la manzana ni siquiera se movió provocando que la golpeara en la frente. Tampoco se quejó.

—¿Sam? —le llamó la ojiazul.

—Michael me invitó a salir —murmuró.

—¿Aceptaste? —preguntó Cassie.

—No.

—Entonces... ¿Cuál es el problema?

—No sé, en Amnesia cuando nos drogamos no intentó nada conmigo, hasta me cuidó, luego me dejo dormir en su casa sin pedir nada a cambio y ahora me pide salir y hasta me dio una rosa —sacó la flor de su mochila y la puso sobre la mesa— Y cabe decir que lo último es bastante cursi para Mike.

—No me gustan las rosas —bufó Cass.

—Ese no es el punto, Cassie. El punto es que le gusto a Michael y no quiero eso.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero involucrarme demasiado y terminar con el corazón roto. Sólo tengo 16, Victoria.

—Entonces se tú la que le rompa el corazón —opinó Cass colocando un cigarrillo entre sus labios.

—¿Eh?

—Vamos, Sam. Puedes divertirte con él, deja que se enamore solo y luego... —tronó sus dedos— déjalo.

—No puedo hacer eso, Cassandra.

—¿Por?

—Porque a diferencia de ti yo sí tengo corazón —dijo mirando los ojos grises de su amiga. Le pareció ver un leve destello de dolor, pero fue sustituido de inmediato con arrogancia.

—Vale —exhaló el humo y le paso el cigarrillo a Vi.

—Sam, quizás la idea de Cass no sea tan mala, no sientes nada por él, ¿no?

—No.

—Bueno, no hay porque no hacerlo. Lo has hecho ya antes.

—Sí, pero a esos chicos no los conocía desde hace 5 años.

—Nadie te obliga a nada —le paso el cigarrillo y ella dio una calada— Sólo piensa que podría ser divertido.

—¿Qué podría ser divertido? —preguntó Cameron sentándose junto a Cassie.

—Jugar con los sentimientos de un chico enamorado —respondió ella y él miró a Vi que sólo se encogió de hombros.

—¿Saben? A veces creo que me siento a hablar con chicos en vez de chicas, luego recuerdo que llevan shorts y se me pasa.

—Idiota —soltó Cass.

—En serio, podríamos ir a tomar cervezas y jugar billar.

—Yo no sé jugar billar —dijo Vi.

—Yo te enseño —se ofreció Mark sentándose a su lado y pasando su brazo derecho por sus hombros.

—No, gracias. Con ese maestro se me quitan las ganas —se removió hasta quitárselo de encima.

Sweet SixteenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora