3.

1.1K 49 4
                                    

Al día siguiente Victoria fue la primera de las tres en despertar, no le agradaba despertar temprano, pero si quería hablar con Cameron, como había estado planeando, debía hacerlo antes de que el resto de ellas despertara también.

Para su suerte Cameron ya estaba despierto, sentado en la estancia con una taza de café mientras veía cualquier serie que pasaran en la televisión a esa hora —Cass le había pegado ese hábito—.

—¿Logró dormir bien anoche? —preguntó sentándose a su lado.

—¿Cass? Jodio por un rato, pero luego se quedo dormida —respondió sin apartar la mirada la pantalla.

—Bien. Aún sigue dormida, ¿no? —él asintió dándole un sorbo a su taza— ¿Cuándo planeas decirle?

—¿Decirle qué cosa?

—Que estas enamorado de ella —dijo como si fuera lo más obvio en el mundo. Él se atragantó con el café.

—¿De dónde sacas esas cosas?

—No intentes negarlo.

Él suspiró dandose por vencido. Nadie prodría convencer a Victoria de lo contrario así que, ¿para qué iba a negarlo?

—Este... mmm... nunca.

—¿Por qué no?

—No finjas que no sabes el por qué, Vi. La conoces, sabes bien que después de lo de Ben ella no ha estado con nadie más de una semana. Además, cuando le diga va a querer huir de mi. No quiero perderla, ¿sabes?

—Contigo no tiene porqué ser así.

—Vamos, Vi. Tú mejor que nadie sabes que ella no siente absolutamente nada por mi. Ella me ve como un hermano.

—Deberías siquiera decirle —opinó ella.

—¿Decirle qué a quién? —preguntó Cassie saliendo del pasillo mientras recogía su cabello en una coleta.

—A Cameron le gusta una chica —dijo Vi mirando al castaño.

—¿Ah, sí? ¿Quién? —preguntó, una vez más, sirviéndose una taza de café.

—Está en la universidad. No la conoces —se apresuró a decir con nerviosismo.

—Siempre te han gustado las mayores, ¿eh? —dió un trago a la taza y se sentó en un sillón.

—Ajá.

Sam salió por el pasillo unos minutos después, seguía con la camiseta de Cameron puesta y se había colocado sus vans. Su maquillaje estaba corrido y su cabello enmarañado, se veía fatal, pero nadie lo mencionó porque todos se veían igual.

—Debo cuidar a Daniel si quiero salir esta noche —explicó antes de que le preguntaran a donde iba.

—Pasare por ti a las diez, no demores en salir —le avisó la ojiazul.

—Blah, blah, blah. Como quieras —bostezó.

—Sam... —la llamó con voz dulce Cass, lo que advertía que iba a soltar algo grosero.

—¿Qué quieres?

—Cuidado asustas al conductor —le sonrió.

—Que te jodan, idiota —cerró la puerta luego de salir.

—Eres una pesada de mierda, Cassie —le dijo Vi, ella se encogió de hombros— Me daré una ducha —avisó levantándose del sofá.

El taxi paró justo enfrente de una casa de un nivel, había una cerca baja a su alrededor de color crema combinando con las bonitas rosas blancas que pertenecían a su madre. Bajó y pagó al conductor. Avanzó hasta la puerta y desde afuera pudo escuchar los gritos de su madre ordenándole a Daniel que dejara de saltar.

"Hogar, dulce hogar" pensó girando el pomo de la puerta.

—¡Sam! —gritó el pequeño niño al verle tirándose en sus brazos.

—Hola, Dan —le cargó y le dio un besó en la mijilla— Hola, mamá —la saludó de lejos.

—Debes acostarlo a las siete —le explicó restandole importancia a su llegada— William estará aquí a las ocho para que puedas arreglarte para salir. Y la proxima que vayas a dormir en casa de otra persona avisame.

—Vale. Lo tengo claro.

—Está bien —besó al niño en la frente y a ella en la mejilla en forma de despedida— Los veré mañana —caminó hasta la puerta y salió.

—Sam, quiero chocolate —le dijo su hermano menor que aún llevaba en brazos.

—¿Desayunaste? —él asintió— Vale.

Lo llevo hasta su cuarto y lo dejó sobre la cama, el pequeño comenzó a saltar mientras ella buscaba una barra de chocolate en uno de sus cajones, cuando la encontró de la dio y se acostó a su lado.

—No le digas a mamá que te la di o se va a enojar y no queremos que se enoje, ¿o sí? —él negó exageradamente con la cabeza y ella rió— Bueno. ¿Quieres ver televisión?

—¡Sí! —exclamó luego de darle el primer mordisco a la barra.

Encendió el televisor y le pusó su programa favorito. Tomó su celular y revisó los mensajes. Tenía varios de chicos de la escuela que ella no conocía ni de nombre. Ni siquiera sabía como tenían su numero de celular. Los borró todos y se dio cuenta de que tenía uno de Michael. Últimamente había estado hablando con él, le agradaba, pero no se lo había dicho a sus amigas. Ellas odiaban a ese chico,  o bueno, quizás no lo odiaran, pero a simple vista se podía notar que no lo soportaban.

Le contestó rápidamente y colocó el celular a cargar, el resto de la mañana se la pasó acostada junto a Daniel jugando con él. A la hora del almuerzo le dio al pequeño la comida que su madre le había dejado ya preparada y ella se hizo para sí misma cualquier cosa.

Luego de comer Daniel se quedó dormido así que ella se pusó a leer un libro que había comprado hacía poco porque Cass le había insistido, a ella le gustaban muy pocos las historias de romance, pero su amiga había insistido tanto que terminó por comprarlo.

La noche cayó y las estrellas ya se habían adueñado del cielo cuando su padrastro llegó con la cena.

Ella se sentó a cenar con él y cuando terminó fue directo al baño, se dio una ducha y se colocó una camiseta blanca, un short y vans blancas, arregló su cabello y se maquilló. Avanzó hasta la sala donde William se encontraba viendo las noticias.

—Quizás duerma en casa de Cass o de Vi, igual estaré aquí en la mañana —le informó.

—Vale, le avisaré a tu madre. ¿Necesitas dinero?

—No, tranquilo. Ella ya me dio.

—Bueno, que te vaya bien.

Salió a afuera y luego de un rato Vi y Cass llegarón con la música a todo volúmen. Subió al auto y se dirigierón a Amnesia ya que era el cumpleaños de uno de sus "amigos", Mark.

Su grupo de amigos era bastante reducido, puesto a que se suponía que eran antipáticas y no es que ellas quisieran mantener esa reputación, era que no se acercaban a ellas por miedo al rechazo o en el peor de los casos la humillación. Mark era uno de los pocos porque había salido con Cassie en una ocasión y a ella le había caído bien. Y caerle bien a Cassie sí que era un reto.

Sweet SixteenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora