Capítulo 7: Aquel barco - Maratón 1/4

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Especial Rubelanagel ¡Yey! :3

ANTES DE EMPEZAR!!:
Se supone que en esta maratón todo lo ocurrido se produce casi al mismo tiempo osea que mientras algunos estan hay haciendo una cosa otros estan en otra parte haciendo otra, ¿Me explico?

—Creo que... si me gustas —dijo hablando hacia el dormido Mangel—. No me lo creo tio; siempre fui de tias, ¡pero no!, tenias que ser tu...

En medio de aquel discurso, sonó la alarma de las 10:50 am que Rubius habia puesto para despertarse un poco mas temprano, pero casi no había podido dormir.

—Buenos dias, Rubius —dijo despertando por el sonido de la alarma.

Rubius estaba algo paralizado por el susto que le habia dado Mangel. Hacia unas horas se habia despertado y se quedó viendole, hablando para si mismo de el nuevo sentimiento que estaba sintiendo hacia Mangel.

—H-He, Ho-la Mangel, buenos dias—le respondió Rubén de manera nerviosa.

—¿Hace cuanto estas despierto?— Dijo mientras arqueaba una ceja.

—Hace casi nada, unos minutos —mintió, no le diria que se le quedó viendo mas de dos horas.

Miguel sonrió, había notado ese nerviosismo en la voz de Rubén cada vez que mentía. Propuso ir a desayunar, de seguro los chicos aun no despertaban; excepto Vegetta y Luzu quienes siempre se levantaban temprano.

Luego que hacer un par de insinuaciones para bañarse juntos, y por fin bañarse –aun que por separado– y cambiarse, bajaron a donde estaban sus amigos animosamente desayunando.

—¡Buenos dias Rubelangel!—saludó el causante de todo el salseo posible, Luzu, de manera alegre.

—¡Hola Mami Luzu! —dijeron el pelinegro y el castaño al mismo tiempo. Se miraron para luego largarse a reír.

Comenzaron a comer cereales con leche, mientras conversaban cosas triviales. Las risas abundaban, y las indirectas volaban entre el par de chicos enamorados sin saberlo.

—Cuando fui a correr en la mañana—dijo Vegetta quien andaba con una playera musculosa en señal que había salido a hacer ejercicio—, vi en las costas una especie de muelle con una lancha, podriamos ir a pasear.

—¡Genial!—caturreo Rubius animoso ante la idea, imaginando una puesta de sol en la cual él y Miguel...

«Que vergüenza, tío. No pienses eso, Rubén por favor» se recriminó el castaño al imaginarse un beso entre ambos y una escena en plan titanic, cuando lo hacen en el auto.

—Vale, por mi bien. —dijo el chico con el gorro vloggler en la cabeza.

—Ya está, salgamos ahora. —Frank estaba emocionado por la idea, el mar le encantaba.

—Hey, ¿pero quien sabe navegar?—preguntó Guillermo dudoso ante la idea de que uno de sus amigos que no supiera navegar estuviera a cargo del timón.

—Yo aprendí —todos lo miraron perplejos ante ese comentario—, me enseñó un amigo que tenía una lancha.

—Bien, Cheeto conduce—dijo Alex pensando en n Cheeto con traje de capitán, se vería tan... Guapo.

Todos salieron hacia sus habitaciones a buscar traje de playa y alguna que otra cosa, como toallas o bloqueador solar.
Cada uno salió con sus cosas hasta la playa y allí vieron la lancha que habia dicho Vegetta.

—¡Allí está!, Vamos, ¡aceleren el paso!—gritó Vegetta agarrando a Willy por la mano para acelerar un poco. Un color rosa ya se alojaba en la mejillas de Guille.

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