CAPÍTULO 3

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Los enormes portones reales se abrieron ante el joven.

A sus ya 17 aňos se encontraba ante las puertas reales a la espera de que otra sirvienta lo recibiera y le indicara su habitación y sus tareas.

Había cumplido su promesa. Aun recordaba las palabras de su tío.

FLASBACK

-- No seas tonto Len, en ese castillo no te puede esperar nada bueno. Además tu eres listo, muy inteligente, podrías tener una buena profesión si te lo propusieras. No malgastes tu vida sirviendo a una reina que no te traerá más que desgracia.

-- ¡Como puedes decir eso! ¡Ella es mi hermana! ¡Tú estuviste con nosotros cuando éramos pequeños en numerosas ocasiones, sabes que no es mala!

-- ¡Tu hermana a cambiado Len! ¡Rin ya no es la misma que recuerdas! -- Exclamó él hombre con desespero intentando hacer recapacitar al joven.

-- ¡Pues entonces haré que vuelva a ser como la que yo recuerdo!

Y sin más el muchacho salió por la puerta con su zamarra al lomo, dirección al castillo.

FIN FLASBACK

-- ¿Tú eres Len?

La voz de la mujer interrumpió sus pensamientos. Él alzó la vista para encontrarse con una mujer, no muy mayor, de cabellos rubios y ojos castaños.
El chico solo asintió a su pregunta.

-- Ven por aquí.-- le indicó la mujer hechando a caminar hacia la puerta principal. -- Hoy solo es una excepción, los siervos solo podemos entrar y salir por la puerta trasera, esa es una de las reglas principales.

El joven asentía mientras iba contemplando todo con gran asombro. Apesar de haber vivido aquí antes, se había acostumbrado tanto a su pequeña y vieja casa de madera en la que se había criado en los últimos 10 aňos, que eso le resultaba algo inmenso.

Aunque también se percataba de que algunas cosas que aun recordaba de ese lugar habían cambiado o desaparecido. Por ejemplo, los retratos de su familia no estaban, en su lugar solo había retratos de una joven y bella muchacha de cabellos dorados que prácticamente era idéntica a él.

Supo enseguida que eses eran los retratos de Rin, la futura Reina.

-- Esta es la cocina, allí está el salón... -- Siguió indicándole la mujer que lo acompañaba.

Mas él casi no le prestaba atención.

-- Y esta es tu habitación, donde dormirás. -- Dijo entonces seňalandole una estancia que a él le pareció enorme en comparación con su antiguo cuarto que apenas tenía dos metros de largo.

-- Tus tareas principales son servir la comida y hacer todas las tareas del castillo, es decir, lavar y tender la ropa de la princesa y los uniformes de tus compañeros, limpiar todas las habitaciones y salas reales y...

-- ¿¡Todo eso yo solo!?

Ella lo miró sorprendida y luego soltó una pequeña carcajada.

-- ¡Por supuesto que no! Tu y el resto de tus compañeros. Ahora instalate y ven a buscar alguna tarea, empiezas hoy.

Y sin más se giró para irse pero se detuvo en el último momento girandose de nuevo para ver al chico.

-- Len se quien eres y solo te advierto que no agas tonterías. La princesa ahora es tu superior y deves tratarla como tal.

Y volvió a girarse, pero al joven muchacho aun le dió tiempo a oírla decir algo que lo dejó desconcertado.

-- No puedes cambiar el destino Len, asique mejor no lo provoques.

Y sin más se fue cerrando la puerta tras de si.

Len se quedó unos minutos pasmado viendo la puerta por la que hacía unos instantes se había ido la mujer.

¿Qué quería decir con eso?

The Servant Of EvilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora