CAPÍTULO 12

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El joven iba paseando por el pueblo. Con todo lo sucedido aun no había tenido tiempo de ver a su tío. Llevaba ya dos meses sin verlo por lo que ya era hora de darle una visita.

Llegó a su antigua casa, esa pequeña casucha de madera vieja, y llamó a la puerta.

No tardaron en abrirle. Nada más verlo Kuro lo estrechó con fuerza y luego le revolvió el pelo como cuando era pequeño.

-- ¡Len querido cuando tiempo! Olle ese pelo ya ba necesitando un corte que hasta usas coleta ya.

El chico no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo de su tío. Seguía siendo el mismo de siempre al parecer.

-- Vamos pasa.

Len entró mirando todo tal y como lo recordaba, aunque después de haber estado tanto tiempo en el palacio su casa le resultaba muy pequeña. Pero seguía resultandole tan acogedora como siempre.

-- ¿Y que tal en el castillo? ¿Viste a tu heramana? ¿Te tratan bien?

El chico sonrió, sí definitivamente su tío no había cambiado. Hasta a sus casi 18 aňos lo trataba con suma preocupación como si aun tuviera 10.

-- Muy bien la verdad, aunque uvieron algunos problemas y la reina falleció, como ya te enterarías, por lo que Rin ahora es la nueva Reina. Ya lleva 1 mes y medio gobernando.

-- Sí ya me di cuenta. Más bien dictando.

-- Ella no es tan mala como piensas, tuvo una mala infancia eso es todo.

-- Sea como sea nos está arruinando, cada vez sube más los impuestos, además hay algo que creo que deberías saber.

El hombre se puso serio de pronto y miró a su sobrino a los ojos.

-- ¿Que sucede?

El chico también se puso serio ante la expresión de su tío.

-- E oído que el pueblo pretende tomar venganza contra la Reina, sobre todo después de la trágica muerte de la pequeña y apreciada princesa Miku, todos piensan que ella la mató.

Esa noticia le heló la sangre, sin embargo tenia sentido.

-- ¿Y... y tu lo crees?

El chico se retorció los dedos.

-- No lo se y prefiero no pensar en ello. Quiero a Rin, ella también es sangre de mi sangre, a pesar de todo, y estuve muchas veces con ella cuando era pequeña al igual que contigo. Prefiero no pensar si a matado a alguien o no. Eso me trae sin cuidado.

Len se quedó en silencio por unos minutos, sin embargo luego lo volvió a romper diciéndo algo de lo que él mismo se sorprendió.

-- ¿Tío si...si yo hiciera daňo a a... alguien... te decepcionaría mucho?

-- ¿A que viene esa pregunta Len?

El hombre lo miró extrañado.

-- Y...yo... Nada, no importa.

Agachó la cabeza decidiendo que era mejor no decirle nada. No podría soportar la mirada de su tío si le confesase que había sido él quien había asesinado a Miku.

***

Después de su grata charla con su tío que acabaron en risas y todo, fue de regreso al castillo. Pero por el camino se encontró con una escena que le recordó la grave situación de su hermana.

-- ¡Esque no lo ven! ¡Tenemos que hacer algo ya! ¡Ya no se trata sólo de nuestros impuestos! ¡A asesinado! ¡La joven princesa nunca hizo daňo a nadie y Ella la mató sin remordimientos!

Una mujer pelirroja de cabello corto, subida a una mesa de madera en medio de la calle, gritaba a todo pulmón lo que la gente allí reunida escuchaba mientras hacían movimientos afirmativos con la cabeza y murmuraban entre ellos conforme estaban de acuerdo con lo que la mujer decía.

Vió a Kaito subiendo también a la mesa de madera y posicionandose al lado de la mujer.

-- ¡Miku era mi prometida y el amor de mi vida! ¡Esa sucia arpía me la arrebató! ¡Se merece la muerte!

Len abrió mucho los ojos al escuchar las palabras de su amigo.

De pronto el príncipe se giró al notar su mirada y bajó de la mesa para dirigirse a él mientras la pelirroja seguía con su discurso.

-- ¿Te enteraste de lo de Miku?

El joven sirviente asintió con la cabeza.

-- No te preocupes, tu reina ya no podrá mandarte más, esta vez a ido demasiado lej...

-- Pensaba que eras mejor persona, nunca te vi como alguien vengativo de sangre, pero veo que me equivocaba.-- Lo interrumpió agachando la cabeza con tristeza. -- Si me disculpa príncipe tengo que volver al castillo a atender a mi Reina.

Y sin más, tras hacer una reverencia, se giró para seguir su camino al palacio Real.

Kaito comprendió su última frase, su última actuación, quería dejar claro que ya no eran amigos sino solo un sirviente y un principe. Sin embargo no entendía por qué lo hacía. Él solo quería vengar la muerte de su amada ¿Tan malo era?

-- ¡Solo quiero tomar justicia y vengar a mi amada Miku! ¡Esa mujer es cruel y malvada y ahora una asesina!

Len se paró en seco y sin girarse dijo:

-- Más lo eres tú por hacer lo mismo. Solo estas actuando de la misma forma que ella, pero para medios distintos. Eres igual. Tu propósito no justifica tu acción.

Y entonces sí, hechó a caminar hacia el castillo sin girarse en ningún momento y dejando atrás a un pasmado y sorprendido príncipe Kaito.

The Servant Of EvilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora