EVA
Los gritos eran audibles inclusive desde la sala de estar.
Golpes secos.
Insultos.
Gritos.
Y luego, solo silencio. Nada más.
Los mellizos se miraron entre ellos, genuina preocupación grabada en sus rostros. Yo sentía que iba morir ahí mismo sentada. El temblor de mis manos solo fue en aumento desde que nos subimos al auto para venir a la casa de los Morgan. Ni Alam, ni Adam fueron capaz de darme una explicación del porque debía ir con ellos, del porque debía ir con Jack y Mason.
— Siento que me falta el aire. — soltó Alam, su hermano volvió a mirarlo para decirle algo pero los pasos en el pasillo hicieron que nos giráramos los tres de golpe.
— ¿Qué rayos está pasando, Mason? — Adam estaba de pie y antes de que pudiera notarlo, los mellizos estaban frente a él, mirándolo con reproche.
— Esta aquí.
— No puedes solo soltar eso así como así, Mason. — aquel azul eléctrico brillo al ver como los mellizos estaban a la defensiva. — No me mires de esa manera, sabes que no debiste decirle a Jack. Tú me que nadie sabe como reaccionaría con algo como eso.
— ¿Puedes callarte un segundo? — su voz fue un susurro, pero su expresión fue tal, que ellos dieron un paso atrás. — Sabes que Jack me lee como un libro abierto y solo basto con verme par saber que pasaba, Alam.
— C-Chicos... —mi voz salió temblorosa, y me encogí en mi lugar cuando tres pares de ojos cayeron sobre mí. La mirada de Mason se relajó casi de inmediato al ver mi cara de confusión. —¿Qué hago yo aquí? No e-entiendo nada y Adrián no sabe que estoy aquí.
— Lamento tanto que los mellizos te hayan arrastrado hasta acá, Eva. — se veía agotado. Cada parte de su cuerpo gritaba tensión. — Se que justo ahora no entiendes nada, pero no soy yo quien deba explicarte lo que sucede, — apartó su mirada de mí. — porque para ser sincero no deberías estar aquí. Pero Jack quería verte.
— Sigo sin captar nada, Mason. — por instinto me levanto, tirando de las mangas de mi suéter. — Y necesito llamar Adrián.
— Tranquila, bonita. — la voz de Alam, me hace girarme para verlo. — Nosotros nos encargamos de hablar con él para que no enloquezca.
— Por favor, Eva. — Aquel azul eléctrico vuelve a mirarme, poniéndome de los nervios. — Ve con Jack.
JACK
Todo era un jodido desastre. No había ninguna otra manera de poner definirlo, más que como un gran desastre. Me sentía como un león enjaulado porque Mason se negaba rotundamente a dejarme salir de estas cuatro paredes. Cómo si él supiera que rayos haría.
Dos tímidos golpes se sienten en la puerta, logrando que me levante del suelo solo para decirle a Mason que no quiero verlo, pero me llevo una gran sorpresa cuando ciertos ojos verdes me devuelven la mirada.
— Eva.
—Hola, Jack. — su mirada deja la mía para centrarse en el desastre tras de mí, haciendo que me avergüence un poco. — ¿Estas bien? — su pregunta me hace soltar una risa llena de sarcasmo.
— Estoy increíble, ¿no lo ves? — le doy la espalda, volviendo a donde estaba antes de que ella tocara. Tirado en el suelo. Eva cierra la puerta una vez está dentro de la habitación. No me mira, y desde aquí puedo percibir el temblor de sus manos.
— Mason dijo que necesitabas verme. — susurra.
— Mason no sabe que es lo que necesito. — bufo, indignado. El idiota pensara que con traer a Eva, me mantendría en calma. Mi hermano mayor, siempre juega sucio.
— También dijo que ibas a explicarme qué pasa. — sus palabras hacen que voltee a verla. ¿Nadie le dijo que pasaba?
— Nada del otro mundo, kitten. — le sonrío, pero por su expresión lo más probable es que me haya salido una mueca. — Me han roto el corazón, no, mejor dicho, — desvío mi mirada al techo, sin poder soportar la mirada de cachorrillo que me da. — Ha vuelto quien me rompió el corazón.
— Lo lament...
— No te disculpes, Eva. — la corto. — No quiero la lástima de nadie. Ni la tuya, ni la de los mellizos y muchísimo menos la de Mason.
Ella camina hasta mi, y para mi gran sorpresa, se tumba en el suelo junto a mí. No me mira, por lo que no puede notar mi cara de confusión, solo permanece ahí tumbada, observando el techo.
— No es lástima, Jack. — su voz apenas es un susurro, que de no ser porque estamos tan cerca, ni podría escucharla. — Todos estamos preocupados por ti.
— ¿Todos?
—Todos. — afirma, sonriendo. — Así que no digas que es lástima, cuando solo queremos ayudarte a sentirte mejor.
— ¿Sabes que el plan de Mason es que me desahogue contigo para "sentirme mejor"?
— No lo sabía. — comenta. — Pero si quieres hablar, voy a escucharte y si solo quieres que estemos en silencio, esta bien para mi, Jack. — sus ojos me enfocan, y Dios, no sé qué efecto logra en mí que me quedo estático mirando la gran sonrisa que me muestra.
— Su nombre es Rebeca. —las palabras brotan de mi sin siquiera darme cuenta.— Pero nunca supe porque odia su nombre, así que hacía que todos la llamáramos Echo. Es una chica indomable, feroz y radiante.
— Suena a alguien increíble.
— Lo es. — sonrió, recordando todos esos momentos con ella. — Mirarla era cautivante, fue cuestión de tiempo para que me enamorara de ella, Kitten. Y fue maravilloso, de acuerdo, se sentía como tocar el cielo una y otra vez. Su padre me adoraba, y yo cada vez me enamoraba más de ella.
— ¿Qué fue lo que salió mal, Jack? —su voz sale temblosa, como si le asustara escuchar mi respuesta.
— Que mientras yo estaba en mi vida de ensueño, no me percaté que ella estaba en el mismísimo infierno. —mis ojos se cierran, y no sé porque mi mano busca la de Eva, aprestándola. Su mano es fría y tiembla de forma ligera.— Bueno, ella y Mason.
— ¡¿Masón?!
— El que viste y calza. Ellos estaban enamorados desde el inicio y yo ni siquiera lo noté. Ni eso, ni el hecho de que Echo estaba solo conmigo por hacer feliz a su padre.
— Pero no entiendo.— me interrumpió, ansiosa.
— Déjame terminar, Eva. —el suspiro es inevitable.— Mason siempre mantuvo distancia de ella porque sabía lo mucho que yo la amaba. Pero una noche, él estaba solo en casa y borracho hasta la médula... Y Echo vino porque pensó que estaba yo en casa, —Jamás pensé que decir esto en voz alta después de tanto seguiría doliendo.— pero no. Mason fue quien la recibió, ella lo sedujo al ver que yo no estaba, una cosa llevó a la otra y terminaron enrollándose.
— Jack, lo siento. —sus ojos estaban cristalinos. Era increíble como Eva podía llegar hacer tan sentimental.
— No te disculpes. —mi vista vuelve al techo blanco e insípido.— Al final su padre se la llevó lejos y termine perdonando a Mason. Pero ahora volvió y no se lo que busca.
— Gracias por compartirlo conmigo, Jack. —su pequeña mano le da un apretón a la mía, provocando que me gire a mirarla. No había notado lo cerca que habíamos estado, porque sus ojos se ven más verdes desde tan cerca.— Se que es difícil hablar de las cosas que duelen, pero espero que te haya hecho sentir mejor.
— Si, como sea. —las palabras salen atropelladas de mi boca y en un impulso se siento de golpe en el suelo, soltando su mano en el proceso.— Deberíamos salir, antes de que Mason venga a fastidiar de nuevo. Tiene complejo de hermano mayor.
___________________
HELLOOOOOU!!💖
Volví, y con nuevo capítulo. Aprovechando el estado de ánimo depre para sacar este capítulo emotivo.¿Jack nervioso?👀
¿Cuál fue su parte favorita?✨
Las amoooooooooo, no olviden comentar y votar✨
ESTÁS LEYENDO
Los Morgan.
Teen FictionElla era callada. Ellos guardaban un secreto. Ella era tímida. Ellos misteriosos. Ella escondía su pasado. Ellos lo daban a conocer. Dos mundos diferentes se unen de una forma extraña. ¿Quieres formar parte de esta historia? «En edición.»