Capítulo IX

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Eran las ocho de la noche y yo no dejaba de llorar. Debía parar antes de que Jacob llegara a la casa y me viera. No quería dar explicaciones de esta mierda a nadie. Pero es que me sentía tan harta de todo. Sentía que a lo mejor me hacía... ¿Bien? hablar con alguien pero no creía que él fuera la persona indicada para eso.

Cuando conseguí dejar de llorar como si fuera niña pequeña fui al baño y al verme al espejo me di cuenta de que realmente, sin exagerar ni un poco, lucía horrible. Mi nariz y mis mejillas se encontraban de un ligero color carmesí, y mis ojos se encontraban pequeños e hinchados de tanto llorar.

Escuché el timbre y MIERDA. No es como si debiera verme bien para Jacob, pero es que de verdad mi cara era un espanto digna para una película de terror.

Salí del baño rápidamente, luego de lavar mi rostro y sonreír falsamente frente al espejo para intentar fingir que nada había pasado, bajo las escaleras de dos en dos.

Al llegar hacia la sala, me dirigí a la puerta y la abrí encontrándome, del otro lado del umbral con un Jacob muy... Sexy. Llevaba una camiseta negra, su chaqueta de cuero encima y unos jeans oscuros que solo lo hacían ver mas sexy si eso era posible. Su pelo negro se encontraba algo despeinado y para ser sinceros, eso lo hacia mas hermoso. Cuando llegue a sus ojos, sus hermosos ojos azules, el sonrió con malicia.

Dios, definitivamente debía alejar esos pensamientos de mi cabeza, se trataba solo de Jacob. No dejaba de ser un idiota por estar jodidamente bueno.

—¿Dejarás de comerme con la mirada y me dejarás pasar o es que simplemente quieres que me quede aquí afuera toda la noche, princesa?— me sonroje ante su comentario y solo asentí y me corrí dejándolo pasar —Traje pizza y helado, supuse que te encantará. Es una cita con una sexy chica y no podía traer solo helado —guiñó un ojo haciendo que mi cara se volviera color tomate.

—No es una cita, Jacob. Solo somos...—aclaré mi garganta y finalmente dije—Amigos —solo se quedó mirandome como analizando mis pensamientos y eso solo me ruborizaba mas. Como si eso fuera posible. De un momento a otro pareció darse cuenta de que mis ojos se encontraban un poco hinchados por lo que frunció el ceño haciendo que me pusiera algo nerviosa.

—Tu... tu estuviste llorando ¿Verdad?—preguntó mientras se acercaba a mí — ¿Qué sucede Vic? ¿Quieres hablar de eso?—intenté negar y sonreír aunque eso pareció una mueca desesperada de simular que nada pasaba. Por lo que opté por dejarme llevar y pedir lo que realmente necesitaba en ese momento.

—Solo, tu... ¿Podrías... Podrías abrazarme?—me dio una pequeña sonrisa asintiendo y me abrazó. Estar en sus brazos solo me transmitió una paz que hacia mucho no sentía. Inhale su aroma y creo que por un momento sentí que mi corazón dejaba de latir. Dios, realmente me gustaba ese chico.

Luego de estar entre sus brazos por lo que parecieron horas, pero probablemente fueron minutos o incluso segundos, no podía encontrar las palabras justas para decir en ese momento así que simplemente opté por la salida fácil.

—Gracias Jac, yo... Lo necesitaba —dije timidamente haciendo que el asintiera.

—No me lo agradezcas pequeña, iba a hacerlo de todos modos.

—Oye, ¿Como que pequeña?—dije intentando dar un giro a la conversación —Tenemos la misma edad.

—Arruinas el momento, Vic. Solo intentaba ser... ¿Tierno?

—Oh...—no podía decir nada más ¿Jacob siendo tierno? ¿Conmigo? Eso era como... Wow.

—Olvídalo—dijo algo avergonzado y yo reí débilmente —Ahora, hablemos. Cuéntamelo.

Mientras iba preparando la mesa para la cena, iba tomando coraje y pensando que era lo que le iba a contar, es decir no podía contarle que mi padre me golpeaba o enloquecería y me creería una sometida por no denunciarlo.

Cuando estábamos ya sentados en la mesa, cogí un trozo de pizza y lo comí. Sabía que después de contar lo que sea que dijera no tendría mas apetito. El imitó mi acción pero sus ojos no abandonaban mi rostro y yo, solo miraba mi trozo de pizza.

—Bien—dije y luego limpié mi boca con la servilleta haciendo que Jacob me observara atento, esperando que diga algo—Mi vida, es una jodida mierda. Desde que mamá murió mi vida se convirtió en un completo desastre. Pero ya lo era desde antes. Creo que todo comenzó cuando tenia al rededor de los 13 años. Mama murió cuando yo tenia 15. Y ahí solo... Todo empeoró haciendo que se complicara mi vida un poco más —dije sorprendida de poder hablar de eso con alguien que no fuera Ana —Eso es todo, yo... Mi vida no es nada fácil y solo, espero el día en que todo esto pase.

—¿A qué te refieres? Digo, con que ''Todo empeoró'' —preguntó haciendo las comillas con sus dedos—Quiero ayudarte y para eso necesito saber la historia.

—Te espantaras. Créeme, Jacob. Es mejor así—el simplemente negó tranquilo.

—No, preciosa—dijo mientras acortaba nuestra distancia para depositar una caricia en mi mejilla.—No me espantaras. Yo solo quiero salvarte. Y créeme tu a mi cuando digo que me quedaré aquí contigo hasta que me digas que sucede.—respiré profundo, como si con esto pudiera evitar pensar en el hecho de que no solo él había malditamente dicho que iba a salvarme si no que también iba a contarle algo muy importante.

—Bien. Mi... Padre...— en ese momento solo intentaba concentrarme para no llorar o arruinarlo, o incluso asustarlo—El me golpea—automáticamente todo su cuerpo se tenso, sus puños se cerraron fuertemente pero seguía escuchándome atento—El lo hace desde que tenia 12 o 13 años. No lo se, no se porque. El simplemente llego un día y desde ahí comenzó a hacerlo. Me golpeaba si decía algo que no le agradaba y siempre me repetía que era culpa mía. Que todo era mi jodida culpa—Tomé aire dudosa de continuar, pero decidí que merecía saber mi historia. La verdadera—Un día volvía del colegio y cuando llegue el me estaba esperando e intento matarme —dije con una risa sin nada de gracia. Los recuerdos de ese día solo eran dolor en mi memoria —El literalmente iba a hacerlo. Mamá solo se interpuso y termino muerta ella... —no alcancé a terminar de decir eso que sus brazos me rodeaban y lágrimas caían de mis mejillas. Incluso podía jurar que también de las suyas —Ahora no... El no esta aquí... No se ni cuando volverá.

—Shhh, tranquila princesa — me abrazó cálidamente una vez más y luego secó mis lagrimas con sus dedos mientras sus ojos se fijaban en los míos —Tranquila, estoy aquí ¿sabes? —sonrió de forma sincera—Y yo preciosa, voy a salvarte como sea.

—Yo... Lo siento—dije tomando un poco de distancia. Pero el se acercó a mí y acarició mi rostro de una forma tan delicada que me hizo estremecer. Lo hacía como si estuviera hecha de un material sumamente frágil, como si en cualquier momento pudiera romperme y asi lo era realmente—No quiero llorar mas... Yo... Perdón.

—No me pidas perdón, princesa—susurró en mi oido—Tu mereces algo mejor que esto, algo mucho mejor, créeme cuando digo que voy a sacarte de esta mierda.

Yo... No dije nada, primero porque no quería arruinar el momento y segundo, porque no sabía si tenía algo para decir. Solo me acurruqué en sus brazos, sintiéndome a salvo, sintiéndome como si ese fuese mi lugar, el lugar donde debería estar. Siempre. Mi lugar.



[CORREGIDO]




VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora