Capítulo XXVII

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-¿Te das cuenta de que en unos días esto se acabará? Nos iremos y tendrás una vida tranquila.

Habíamos tomado el auto de la bestia y nos dirigíamos al hospital. Era lo único que necesitaba. Irme cuanto antes de esta maldita ciudad. Sonreí un tanto triste y le respondí a An que en este momento iba conduciendo.

-Créeme, es lo único que quiero.-Ella asintió-Realmente me asombra mi capacidad para aguantar tantas cosas, An. Es como si tuviera una maldición o algo así.-Ella suspiró.

-No te ha tocado fácil, eso es cierto. Pero... Lo superaremos.

-Eso espero.-Dije y ella me observaba como queriendo decir algo.-¿Qué sucede?

-¿No te despedirás de... Jacob?-Mi corazón se estrujó al escuchar su nombre. -De verdad que la cosa no fue tan como crees, Vic.-Negué

-No creo poder soportarlo, An. Sabes como soy. Yo... A decir verdad quizás le escriba una carta. ¿Sería como una despedida no?-Ella asintió algo dudosa.

-Llegamos.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Quería salir corriendo. Irme y nunca más volver. Pero debía afrontarlo. Dentro de muy poco tiempo me iría y probablemente no volvería a verlo nunca más. Sería libre. No más golpes. No más insultos. No más gritos.

Al entrar al hospital, nos dirigimos al escritorio de la recepcionista.

-Uhm... Hola.-Ella me miró y sonrió.-Estaba buscando a la doctora ¿Jonhson? Ella habló conmigo hace un rato y me pidió que viniera. Mi padre está aquí...

-Aguarde un momento que ya me comunico con ella y le digo que baje. Si quieren pueden esperar aquí-Dijo amablemente y nos señaló unos sillones. Asentimos y fuimos a sentarnos.

Al cabo de unos minutos una mujer de mediana edad se apareció delante de nosotras. Su cara demostraba una total seriedad

-¿Quién de ustedes es la hija del paciente?

-Yo...-Respondí.

-De acuerdo. Necesito hablar contigo sobre el diagnostico de tu padre.-Asentí y deje que continuara-La verdad es que esta mañana vino un oficial de policía a contarnos sobre el caso de su familia... Y entiendo que no quieras verlo, pero el pidió verte.-Parecía buscar la forma indicada de darme una gran noticia.-Veras... Es algo complicado de informar, pero...

-¿Qué es lo que tiene?- La interrumpí. A lo mejor sonó algo grosero, pero, son médicos se supone que saben cómo decir grandes cosas sin tanta vuelta.

-El tiene leucemia.-Abrí los ojos como plato. No me lo esperaba.-Está muy avanzada me temo que no se lo ha diagnosticado a tiempo y no sabemos cuánto tiempo le queda. Pero no creemos que mucho.

-Yo... El... No lo sabía. ¿Qué se supone que deba hacer?-Realmente no sabía que es lo que tenía que hacer.

-Mira...-Respondió de manera casi maternal.-Se que no es fácil, imagino lo que debes haber sufrido todos estos años. Pero él está muy mal. Llámale karma, o lo que sea... Tu... No perderías nada con solo intentarlo.

Suspiré. La verdad es que me sentía confundida. Definitivamente había recibido demasiada información en cuestión de un día. Creía que en cualquier momento me iba a despertar y todo iba a ser una pesadilla.

Probablemente irme, no verlo, desaparecer de la ciudad iba a ser lo mejor. Pero no iba a rendirme ahora. Yo no era una mala persona, ni tampoco gozaba de las desgracias ajenas, pero no iba a irme sin verlo postrado en una cama semi muerto. El intento matarme dos veces y mató a mi propia madre. Creo que se lo merecía. Merecía sufrir como yo lo había hecho.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora