Capítulo XIX

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Estos últimos días transcurrieron con tranquilidad, era una tranquilidad que me asustaba. Era como si supiera que en cualquier momento se desataría algo realmente feo. La mayor parte de mis veinte años la viví feliz con mi madre, cuando los maltratos comenzaron el infierno de una vida miserable inició y yo realmente ya no vivía tranquila desde ese momento. 

Pero si bien hacia aproximadamente un mes que todo marchaba aparentemente bien tenia un mal presentimiento de que algo sucedería. En fin, no le hice caso y camine hacia casa de Jac, hoy iríamos a cenar a su casa y el no me había podido ir a buscar a mi empleo porque tenia unos ''asuntos''. 

No se que serían esos asuntos tan importantes para hacerlos en lugar de buscarme y dejar que yo vaya sola hacia su casa. Pero ignoré esos pensamientos por el momento y me dirigí a su casa. 

Al llegar, el señor Stuart me recibe con una amable sonrisa.

-Buenas noches, vic.-Le sonrío y me deja pasar-Jacob no ha llegado todavía. No se donde se habrá metido pero no debería tardar en llegar. Pasa, estamos en el comedor-Me señala la puerta y yo me adentro en esa dirección.

Allí se encontraban Susan y Lis a las cuales salude animadamente y me senté

-Lis, ¿Sabes donde esta Jacob?-Pregunté. No podía evitar sentirme decepcionada de no encontrarlo cuando llegué. Ella negó

-Nop. No me dijo nada solo salió apurado y no se a donde se fue.-Asiento 

-Bueno, lo siento pero la comida se enfría, comeremos sin el y guardaré su plato.-Negó enojada.-Definitivamente le daré su merecido cuando cruce por esta puerta.-No pude evitar reír, Susan me recordaba a mi madre cuando eramos una familia feliz. Ella solía decir que me castigaría pero al final las dos sabíamos que era incapaz de estar enojada mucho tiempo conmigo. 

Esto era extraño. Jacob podría estar con Eric, pero de todas formas creo que si lo estuviera me habría avisado. Descarto la idea de que me este engañando en el mismo instante que eso aparece en mi cabeza. No creo que el fuera capaz de algo así. Prometió cuidarme y dudo que cometiera esa acción suficiente como para destruir aun más mi herido corazón. 

Susan había cocinado una deliciosa carne con vegetales. Creo que era lo mejor que había probado en mi vida y hasta gemí de placer cuando probé el primer bocado. Era aun mejor que la comida de An, un orgasmo culinario. 

-Esto está realmente delicioso Susan-Dije. Cuando se trata de comida realmente no puedo guardarme los comentarios. Podría comer tres platos. Tengo esa extraña suerte de comer comer y comer como un oso y no engordar. Es algo que le agradezco a mi cuerpo, probablemente sería una realmente obesa de lo contrario. 

-Oh muchas gracias pequeña, yo... La verdad es que amo cocinar-Rió y yo sonreí y continué ingiriendo esa delicia. 

A mi al rededor los padres de Lis y Jacob conversaban animadamente pero yo no podía dejar de pensar en que estaría metido Jacob. 

-Vic, acaba de llamarme Jac-Me dice su madre-Dijo que siente mucho no estar aquí pero que quedó con un amigo de ultimo momento. 

-Oh...-No sabía que decir. Definitivamente me sentía desilusionada-Esta bien. Supongo que me quedaré un rato mas aquí y luego llamare a un taxi para ir a mi casa.-Intente hacer una sonrisa pero esta fue más una mueca.

-No, no. De ninguna manera, te llevaré.-Dijo el esposo de Susan.-Aún no he guardado mi auto así que luego de comer el postre te dejaré en tu casa.-Sonrió y yo intenté imitarlo y asentí.

-De acuerdo, espero que no le moleste.

-Oh no, nada de eso señorita.

Estaba enojada. ¿A caso le costaba tanto simplemente llamarme o enviarme un mensaje y decirme que no vendría? Podría haberme ido a mi casa a mirar algunos capítulos de The vampire diaries, o alguna película o simplemente dormir o avanzar con mis estudios. Lo que fuera, pero no quedar como una novia fracasada con poca comunicación con su jodido novio. 

Pero lo peor de todo y que aún nadie me respondía era ¿Dónde estaba? Es decir, si. Dijo que estaba con un amigo, pero por favor. El mismo me dijo que su único amigo de verdad era Eric y podría jurar que no estaba con el si no se lo hubiese dicho a su madre. 

Me aterraba pensar que simplemente no quería venir porque se había dado cuenta de que yo no era lo suficiente para el. Mis fantasmas me atormentaban nuevamente y no podía dejar de sentirme poca cosa en comparación a cualquier persona. Sabía que siempre me sentiría así. Menos que los demás. 

No lo se, algo de ese supuesto amigo, me sonaba raro. Nunca lo escuche nombrar a otra persona que no fuera Eric. 

Susan sirvió el postre y no pude evitar sonreír. Era una especie de torta de café que yo realmente amaba desde pequeña. Recuerdo que mi abuela me la hacía hasta que luego murió. 

Me sirvió una porción y no logré terminarla ya que estaba sumergida en mis pensamientos sobre donde estaría Jacob. 

Luego de conversar un rato sin sentido con Lis, puedo decir que esa pequeña logró levantarme un poco el animo,  nos dedicamos a lavar los platos y el resto de las cosas. Yo lavaba, Lis secaba y su madre guardaba mientras contaba anécdotas que hacían sonrojar a mi pequeña amiga. No pude evitar hacer una mueca cuando contaba algo sobre Jacob. 

Yo simplemente debería hablar con el luego.

Finalmente me despedí de las dos mujeres y me dirigí hacía el auto donde me esperaba el señor Stuart para llevarme a casa. 

Le indiqué que me dejara a tres casa de la mía, mintiendo y diciendo que esa era mi casa solo para evitar que la bestia me hiciera una escena e intentara pelear conmigo o solo golpearme sin dejarme explicar nada.

Sinceramente no se como el reaccionaría si se enterara de que yo estoy saliendo con alguien. Creo que nos mataría a ambos.

Finalmente cuando entro a casa me doy cuenta que la bestia se encuentra durmiendo en su habitación y el televisor está encendido... Raro.

Podría entrar y apagarlo, pero realmente no me arriesgaría a eso, no era tan masoquista como para meterme en la boca del lobo, sabiendo que cualquier cosa por mas mínima que sea podría hacer que el explotara. Así que negué ante esa maldita y estúpida idea y seguí caminando. 

Por lo tanto solo me encierro en mi cuarto, me pongo mi pijama, voy hacia el baño que se encuentra allí, cepillo mis dientes, hago mis necesidades y me acuesto e intento dormir sin pensar en nada de lo sucedido hoy y misteriosamente, para mi sorpresa, lo logro. 






VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora