Hace tres años atrás...

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No recuerdo cuando exactamente... Sé que el destino solo hacia su trabajo. Fueron aproximadamente hace unos tres años atrás. El destino que me pertenecía iba acompañado de una pequeña historia. Que fue así....

Hace tres años tropezamos las miradas fríamente. De manera muy ruda me pidió que me hiciera a un lado luego de tropezar conmigo y derramar mi café sobre mi nuevo abrigo. Habiendo tanto espacio, venía a invadir el mío, haciéndome culpable por su culpa. Creo que yo solo estaba impresionada, sentía mi piel congelarse y el brillo en mis ojos era impecable. Era todo lo que me hacía falta, pero ¿Cómo saberlo con solo mirarlo? El destino estaba jugando con nuestros hilos. Así que solo seguí mi camino a la universidad como todos los días. Llegando me topé con una pésima sorpresa.

Cristina, el nombre de la persona que más detestaba en este mundo. Ella era un fastidio en mi vida. No paraba de acosarme, era la nueva novia de quien fue mi pareja, Daniel. Pero nada de lo que ella hacia tenía sentido, era obvio que solo estaba con él por fastidiarme. Ella podría ser su madre, Pero no me molestaba para nada y eso era lo que ella no entendía. Se acercó a mí y de forma sarcástica murmuro algunas tonterías.

- Que hermoso es verte aquí tan temprano.

- Que pésimo es ver tu rostro en pleno comienzo del día así que hazte a un lado. -Respondí de forma molesta.

Camine hacia mi salón de clases a toda prisa, por tantas molestias en mi camino me había retrasado algunos minutos.
Esa misma noche de camino a casa me encontré con Cristina, estaba herida en el suelo y aunque yo quería seguir caminando y dejarla en el suelo, sabía muy bien que yo no era ese tipo de persona. O tal vez si, solo que el destino me había impulsado a detenerme. La levante y con sus pocas fuerzas fuimos hasta un hospital. La luna llena brillaba con tanta delicadeza esa noche, el destino caminaba tras mis pasos. Ella me dio su bolso y me pidió que llamara a Jane. Podría ser su última voluntad así que debía cumplirlo. Jane era su hermana, menor. La llame rápidamente y le avise sobre la situación y nos encontramos en el hospital. Ella llego con un hombre.... como decirlo, no se tenía algo que me llamaba la atención, pero con su abrigo y su bufanda, no podía ver su rostro. Intente acercarme, el sonido de mis pasos era inmensamente fuerte, Sentía como todo a mi alrededor se paralizaba, el tiempo se había congelado y solo estábamos El... y yo. Justamente cuando más cerca estaba llego el doctor.

-Srta. "Dijo el doctor" ¿Podría venir un momento?

Yo simplemente me di la vuelta y camine hacia el doctor, pero mis palpitaciones eran diferentes y sentía que me faltaba el aire. Al terminar de hablar con el doctor me dirigí a donde Jane Para informarle sobre lo que había pasado.
- Cristina estará bien en algunos días
Nadie sabe lo que paso aquella noche, ella nunca le dijo a nadie lo que había sucedido.

¡Ah! Estaba tan agotada, quería ir a dormir. Fui por un poco de café y me senté a esperar. Por alguna razón no podía irme tranquilamente de ese lugar. Me lancé en una de esas incomodas sillas duras que había en la sala de espera. Cuando llego Jane y me pidió que fuera a ver Cristina, al parecer ella quería hablarme y yo no podía negarme.

Esa noche... todo ocurría sin pedir permiso, mis pies solos se movían, mis manos, y mi boca decía lo inimaginable. Me senté junto a ella y le pedí que no dijera nada, que todo estaría bien, sin embargo al mirar su herida, que aun sangraba, me daban escalofríos. Ella desobedientemente me agradeció, dijo que llevaba algunas horas tirada en el suelo y que nadie le había extendido una mano. Luego me pidió perdón y ese fue el comienzo de una extraña amistad. Entre sollozos y miles de lágrimas tomo mi mano y me brindo una leve sonrisa. Yo solo pensaba en cuanto iba a durar todo eso, siempre eh sido muy desconfiada, y en cuanto al amor... ¡Pff! eso es solo una debilidad. Tenía mejores cosas que hacer, para solo andar llorando por hombres, porque eso siempre fue el amor para mí. Una caja bonita por fuera, pero llena de desilusiones dentro. Sin saber lo que comenzaba a nacer. Le sonreí, tome mi abrigo y me despedí de ella.

Mientras caminaba por el pasillo me encontré con el novio de Jane. Ni siquiera volteé a mirarle, estaba muy cansada y solo quería ir a descansar.
Llegue a mi casa y me lancé a la cama, tendida en la cama sentí escalofríos por todo mi cuerpo. Sentía que esa noche había sucedido algo increíble. Me sentía tranquila, confiada y todo eso me llenaba de terror. Todo pasaba tan rápido que no importaba cuanto pensara lo que sucedía nada me hacía sentido, sentía que estaba dentro de una especie extraña de sueño. Era como si estuviera lejos de la realidad, pero esa era la realidad.

Tres lunas atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora