4 a oscuras

28 2 0
                                    

Luego de llevarlas al aeropuerto ... Sí quiero saltarme esa parte porque con sólo recordar la carita de Ana triste al despedirse me mata. Y es que en tan poco tiempo de conocerla le había tomado un amor increíble. Llegar a la casa ahora y sentirla tan silenciosa... Tan tranquila sería un poco extraño para mi. En medio de mis pensamientos lejanos a este planeta, acercándome a otro mundo Marc habló.

-¿Fea estas bien?
-¿A quién llamaste fea?

Me voltee a mirarle y mordí su hombro con fuerza. Así nos dábamos amor nosotros. Vi su rostro sorprendido y con ganas de morderme, pero le detuve ya que estaba conduciendo.

Al día siguiente fuimos a trabajar, cuando desperté sin ningún tipo de intención simplemente salió de mi fui a despertar a Ana. Cuando abrí la puerta y miré la habitación vacía sentí un dolor en mi pecho. No pensé que la fuera a extrañar tanto y de saberlo hubiera rogado por 4 semanas más. Pero creo que después de todo así se sentía Anastasia sin su pequeña.

Me dirigí a mi oficina y por el pasillo no pude evitar a todas las personas que venían a felicitarme por mi embarazo. Tuve unas vacaciones tan largas que había olvidado que existían estas personas. Me senté en mi escritorio y Marc llamó a mi celular.

*Llamada Marc*
-Hola princesa.
-Hola amor ¿sucede algo?
-¿Dónde estas?
-En mi oficina ¿porque?
-Necesito que vengas a los vestidores. Asegúrate de que nadie te vea.
-¿Que? No puedo ir allí.
-Entonces al cuarto de las copias.
-¿Para que? No entiendo Marc.
-Oye fea hazme caso, te esperare aquí. Recuerda que nadie te siga.
-Pero...
*Llamada Finalizada*

Llena de curiosidad por saber que tramaba mi hermoso Marc me dirigí disimuladamente hasta el cuarto de copias. Se me hizo muy extraño ver a la secretaria en otra área. Entré en silencio y todo estaba oscuro en esa habitación.

-Ma...
Sentí unas manos frías abrazarme por la espalda. De inmediato se cerró la puerta aún sin encender las luces y sentí sus labios correr lentamente por mi cuello y su mano subir hasta mi falda.

-Te extrañé princesa.
-Marc... Estas loco.
-No te imaginas cuán loco estoy.

Entro su mano por mi falda y comenzó a mover suavemente sus dedos. Yo mordía mis labios con fuerza para ahogar todo gemido. Me acostó sobre una vieja mesa que había en una esquina, luego de tomar todos los papeles sobre ella y lanzarlos al suelo con tanta furia. Se acomodo sobre mi abriendo mi blusa y dejando salir mis pechos blancos, acerco su boca y sin temor alguno comenzó a besarlos.... La puerta de la habitación sé abrió y casi morimos de un infarto en ese momento. No entiendo como no se le ocurrió poner seguro. Nos pusimos debajo del escritorio hasta que la luz se encendió. Miré a Marc asustada mientras el tapaba mi boca con su mano. Esa situación tan vergonzosa me daban unas ganas terribles de reír. Sentía que en cualquier momento se me escaparía una fuerte carcajada. Hasta qué escuche lo que pasaba al otro lado. En nuestro silencio se escucho la secretaria y el hombre de seguridad. Se escuchaban besos y risas. Miré a Marc con la cara pálida y su rostro me causaba tanta risa que solté una fuerte carcajada. Marc cubrió mi boca con más fuerza y cerró los ojos. La secretaria muy asustada preguntó.

-¿Quien... Quien esta ahí?
-Yo...

Dije mientras me levantaba muy avergonzada abrochando mi blusa. Marc cubrió su rostro con ganas de matarme y se puso de pie y en tono muy serio dijo:

-¿Me podrían explicar quien interrumpió a quien?

Solté una fuerte carcajada y la secretaria Sonrío con un poco de pena aún en su rostro. El hombre de seguridad no sabía donde meterse por semejante vergüenza de que sus jefes lo encontrarán así en plenas horas de trabajo. Obviamente no nos podíamos molestar porque ellos sabían nuestro secretito.

-Siana no debiste asustarlos así.
-Amor era eso o escucharlos en el acto.

De inmediato ambos comenzaron a reír y se disculparon miles de veces. Marc los invito a almorzar para olvidar el terrible incidente. Quedamos en un hermoso lugar con una vista muy agradable en nuestra hora de almuerzo. Allí sentados en la mesa hablamos de muchos temas que teníamos todos en común. El hombre de seguridad tenía muchas metas y muchos sueños. Algo más que ser un guardia de seguridad. Pero necesitaba el empleo para su familia que vivía en malas condiciones fuera del país. La secretaria amaba su trabajo y nos contó sobre su tienda en el país que era manejada por su madre. Una tienda rápida, de esas donde te detienes a comprar algo y seguir tu viaje. Estaba sorprendida porque nunca antes me había tomado el tiempo de sentarme con ellos a hablar sobre algo que no fuera trabajo. Pero algo que era doble impactante fue cuando el hombre nos dio un pequeño sobre.

-¿Que es? Pregunte extendiendo mi mano.
-Nos casaremos en unos meses. Dijo sonrojado.
-¿Que?! (Me arrepiento tanto de haber preguntado tan tontamente.)
-Muchas felicidades a ambos. Dijo Marc más serio.

Luego del almuerzo junto a ellos fuimos al trabajo. Ahora sí era a trabajar. Cuando termine el turno me dirigí a donde Marc para decirle que iría antes a la casa.

-Princesa espérame ya estoy por terminar.

Por terminar... Me quede dormida 2 horas sobre el sofá que tenía en su oficina. Marc amaba lo que hacía y cuando comenzaba un proyecto no paraba hasta finalizarlo. Y me encantaba tanto eso de el.

Tres lunas atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora