Viviendo por el

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Así pasé 3 largos meses. En llantos, en dolor, en tristeza. Sintiendo que mi vida había terminado. Alex se fue del país con Isabel, antes de irse me dijo que yo le había robado a Edward por un mes y que él no estaba listo para perdonarme por ello. Se fue rompiendo mi corazón y llevándose lo único que teníamos de Edward. A nuestra hermosa Isabel.
Luego de esos tres meses comencé una nueva etapa en mi vida, comencé a creer en mí, a ver la vida de una manera hermosa, por más triste que fuera y a sonreír tal y como lo hiso Edward durante todo ese tiempo a mi lado. Una noche decidí salir con Marc a cenar. Fuimos a un hermoso lugar en la noche y luego subimos a unas montañas muy altas a contemplar las estrellas. Esa noche la luna lucia nueva, se veía muy intensa y con un brillo delicado. Como si aún estuviera frágil, pero lucia muy fuerte desde aquel lugar.
-¿Te gusta este lugar? Pregunto Marc sin dejar de contemplar la luna.
-Es un hermoso lugar, me siento lejos de todo y de todos.
-Es justamente como quiero que te sientas. Ahora sonríe para mi ¿sí?
Lo mire de manera inocente y le sonreí muy tierna. Mis ojos volvían a conseguir un poco de brillo. Entonces sentí en mis labios los suyos como se acercaban lentamente. Me beso durante unos segundos y así sentí sus manos subir por mi cuerpo. Estábamos completamente solos en este mundo, sentí como sus manos me agarraban con mucha delicadeza. Me acostó completamente en el suelo y quito mi ropa. Rasguñe lentamente su espalda y cerré mis ojos olvidándome de mi misma por completo. Esa noche de alguna manera fue mágica. Olvide el olor y me uno a él como si fuéramos uno solo.
A la mañana siguiente desperté por unos golpes en la puerta.
-Marc, ¿abrirás? Susurre lentamente.
No había nadie en mi habitación. Salí a buscarlo por la casa, pero él no estaba allí. En ese momento los ruidos en la puerta se hicieron más fuertes. Entonces decidí abrir yo misma. Había un hombre con unas hermosas flores en mano.
*Una pequeña nota decía: Para mi tía Siana, de su pequeña Isabel"*
Olí las flores y las puse en la mesa. Me senté a contemplarlas y sonreí sin ningún tipo de dolor. Me sentía bien, me sentía feliz por mi pequeña que tanto necesitaba allí conmigo, pero sabía que Alex la necesitaría aún más.
En ese momento entro Alex e Isabel por la puerta y me quedé completamente paralizada.
-¿Dónde está mi tía? Dijo Alex fingiendo ser Isabel.
Corrí a sus brazos y los llene de besos, tome a mi niña en mis brazos y comenzaron a salir las lágrimas sin control nuevamente. Alex me abrazo y sonrió.
-¿Vienes con nosotros a ver a papá?
-Sí, necesito hablar con él. Respondí con voz llorosa.
Llame a Marc para avisarle a donde iríamos. Me senté junto a Edward con Isabel y comencé a contarle como me iban las cosas. Le conté como lo extrañaba y cuanto necesitaba verlo. Luego fuimos a un parque a jugar y despejar la mente. Estuvimos largas horas allí, Marc llego y se sentó junto a Alex que nos veía de lejos.
-¡Siana, Isabel ya debemos irnos! Gritó Marc.
Abrasé con fuerza a mi niña sabiendo que ambos debían regresar a su hogar y que no nos volveríamos a ver en un largo tiempo. Abrasé con mucha fuerza a mi gran Alex quien me susurro unas hermosas palabras en mi oído y luego me fui con Marc. Me sentía tranquila, calmada y con mucha paz en mí. Hasta que Marc dijo unas terribles palabras que sonaron muy fuertes en mí.
-Jane vendrá por un tiempo a nuestra casa.

Tres lunas atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora