-Nerea, pero que haces?
-Alberto, eres tu?-Había cambiado mucho, casi no lo reconocía
-Si, soy yo, anda vamos-me cogió el brazo y me llevó hasta el coche.
La granja estaba a las afueras del pueblo, a dos kilómetros más o menos. Hacía un día bastante bueno, el sol brillaba, se podía notar que el verano acababa de empezar. Me puse a mirar el paisaje que corría rápidamente ante mis ojos, sólo se veían árboles y más árboles, pero... no podía ser, notaba como si una presencia arrebatadora llamase mi atención, tenían que ser sólo mis imaginaciones, no llevaba unos días muy buenos, intenté descubrir que o quien era lo que llamaba tanto mi atención, hasta que mi tío cortó mis pensamientos al hablar:
-Tengo dos casas, una en el pueblo, y otra que es donde vas a vivir tú, no quiero ni molestarte ni que me molestes, así mejor para los dos. Sólo me verás cuando vaya a dar de comer a las vacas, tranquila, no las escucharas, el establo esta lo bastante lejos como para no oirlas ni olerlas.
Me limité a responderle con un escueto "Vale", no tenía ganas de hablar con nadie.
Llegamos a la casa, era bastante grande y vieja, tenía tres pisos y un garaje. En el de abajo estaban la cocina, el salón, un baño y la dispensa, subías unas escaleras y llegabas al segundo donde estaban todas las habitaciones y un baño con una bañera. Para subir al atico había que poner una escalera, pero mejor no hacerlo ya que el atico y el garaje estaban llenos de cacharros.
-Si te quieres duchar tienes que regular el termostato, si no te saldrá helada.
Y dicho esto se fue dejando mis cosas en el suelo del salón. Por fin sola, menos mal que no lo tendría que ver mucho, eso me aliviaba. Decidí darme una ducha, el viaje había sido muy cansado. Saqué un pantalón cortó vaquero, una camiseta de tirantes rosa y unas sandalias. Regule el termostato como me había dicho mi tío, a ver si había suerte y el agua salía templada. Me quité la ropa de viaje mientras la bañera se iba llenando y el baño empezaba a cojer vapor. Me metí en la bañera, cerré las cortinas y el agua empezó a recorrer todos los plieges de mi cuerpo, estaba templada, había acertado con el termostato. Estuve unos 20 gloriosos minutos allí metida, disfrutando de agua, hasta que me di cuenta que se me había olvidado cojer la toalla "Mierda" pensé.
Me levanté y a todo correr fui a la cocina donde antes había visto unas toallas. Al llegar al baño, la ventana estaba abierta y una flor que nunca había visto reposaba sobre ella.
Esto no podía ser, era un segundo piso, quien había abierto la ventana y había dejado una flor encima? Oí unos ruidos fuera de la casa, me asome por la ventana pero no vi nada, espera si.... pero no podía ser....
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En el bosque
FanfictionAl no tener padres a Nerea no le queda otra que irse con su tío a Salamanca, allí, en un pequeño pueblo con un bosque empieza nuestra historia...