Despertar cada mañana a su lado se volvió el momento más maravilloso del día. Vivimos por un tiempo en otro árbol hueco pero a la larga termino construyendo una cabaña para nosotros dos y pese a que le dije que no era necesario, en un pueblo cercano consiguió un trabajo en los campos de trigo.
Aunque, en el primer día genero una pelea y mientras golpeaba al estúpido que le presto atención, un espectador lo golpeo con una roca, noqueando a mi esposo; necesitó ocho puntos, y una vez ya consciente se disculpo muchas veces conmigo. Aunque lo perdone, no hablamos en todo el día luego de eso, y sin replicar fue a trabajar al día siguiente hasta que termino adaptándose.
Pero internamente, aunque él no dijese nada, una parte de mi sabia que no había nada más en el mundo que el extrañara tanto, como extender sus alas y recorrer aquel cielo azul. Se esforzaba tanto por hacerme feliz, por encajar, por actuar igual que un ser humano, por nunca jamas volver a hacerme daño, lo intentaba tanto, que renunciaba a si mismo.
-Las flores son hermosas, ¿Verdad?- le dije de cuclillas con gran dicha al ver nuestro pequeño jardín. Muchas mariposas y colibríes llegaban a visitarlo.
-No lo se, las flores no dejan de parecerme más que eso- respondió sin interés. Yo infle las mejillas y el sonrió dándome agua para regarlas.
-¿Como no puedes darte cuenta? El viento, los arboles y el sol; todos están conectados y permiten que exista tanta belleza en nuestra tierra- el no me respondió, pero desde entonces de poco a poco acaparo la actividad en el jardín para si mismo.
Fue entonces que lo menos esperado ocurrió.
Le prometí que nunca sucedería, pero simplemente sucedió. Tal vez inconscientemente, tuve algo de culpa, después de todo, el tener un bebe entre mis brazos y más aun el hijo de mi amado, era mi mayor sueño. Seria una mentira tremenda decir que no tuve miedo cuando se lo confesé.
Aquella mañana había despertado especialmente mal. El apareció por detrás y sujeto mi cabello mientras me acariciaba la espalda.
-Vete, por favor, no quiero que me veas así- murmure con pesar sin mirarlo a la cara, pensando en lo desaliñada que debería lucir en ese instante. Cerré la tapa del escusado y me senté sobre el con cansancio. Él se inclino de cuclillas y tomo mis manos.
-En salud y en enfermedad, ¿Recuerdas?-
Yo le sonreí de medio lado -Eres el mejor-
El me miro con ternura y beso mis manos -Tu me haces mejor-
-¿Sabes? Yo... tenia mis dudas, pero ahora estoy segura-
-¿Sobre... nosotros?- pregunto con cierta inseguridad a lo que yo negué.
-No, nunca podría arrepentirme de estar contigo. Te amo-
El sonrió -¿Siempre me amaras?- Me incline y junte su frente a la mía.
-Siempre, sin importar el tiempo que pase-
-Entonces, ¿De que dudas?-
-Ya no lo dudo, estoy segura-murmure con cierta felicidad en mi voz ocultando exitosamente los nervios. Él levanto la ceja intrigado.
-¿Me lo dirás?-
-Esta bien, pero...- apreté sus manos con las mías-...mantén la calma, ¿Esta bien?- El no respondió pero eso no me detuvo -Estoy embarazada-
Cabe mencionar, que él no respondió nada, nada, para nada bien. Ni lo mínimo posible de bien. Todo fue peor cuando llevo a un doctor a revisarme, quien apenas si me toco; se limito a no decir mucho y se fue lo más rápido que pudo.
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Eres Todo en Mí [En edición]
RomanceLa muerte de una reina a manos del rey. Una princesa que huye en el lomo de un feroz dragón; el encuentro predestinado de un amor que ha sobrevivido a pesar de las guerras y vidas pasadas.