Mi cuerpo lucia como el de un hombre humilde. Bañado en su totalidad por una espesa capa de sudor, ganada después de un día lleno de trabajo en los campos de trigo junto a los demás hombres...como cualquier hombre común, tratando de sustentar a su familia...común.
Entre a la cabaña que había construido yo mismo para vivir al lado de mi pareja, la mujer más bella de todas. Me quede mudo un segundo -¿Lucy?- llame de forma cautelosa al notar el destrozo del interior pero nadie respondió; busque en cada habitación pero no encontré el rastro de nadie -¡Lucy!- salí de nuestro profanado hogar y olfatee un aroma ajeno y todos los nervios se me crisparon matándome por dentro -¡Mierda!-
Nunca podré olvidar ese fatídico día. Buscar con desesperación el paradero de aquel forastero aroma mezclado con el de Lucy.
Y al apenas encontrarlos en el acantilado más alto, la pezuña del diablo...ver lleno de sorpresa, como ella cae, mientras ese maldito ríe como un maníaco.
-¡LUCY!-
No lo pensé dos veces, mi cuerpo se movió solo. Me lance a lo que para cualquier humano era una muerte segura. Desplegué mis alas para aumentar mi velocidad y alcanzarla mientras mutuamente estirábamos nuestras manos tratando de evadir a la muerte.
-¡NATSU!-
Pero le falle, a la única persona que alguna vez confió en mí. A la bella criatura que acepto la fealdad de mi ser.
Deje caer mi rostro sobre su pecho sin poder frenar las amargas lágrimas, tome su mano (El corazón me dolió como nunca lo había hecho), en cada segundo que transcurría se volvía más y más gélida. Con cuidado, la recosté sobre mi regazo mientras la abrazaba. Como acto reflejo me vi las palmas de las manos, había sangre en ellas -¡No, no, por favor no! ¡Mi amor! ¡Abre los ojos!- con debilidad ella obedeció y de sus ojos lagrimas brotaron.
-El bebe, Natsu, el bebe- murmuro tocándose el vientre con temor. Le di un beso tierno y largo en la frente.
-El bebe estará bien cariño, y tú también-
Ella comenzó a llorar y la voz se le quebró -No... No es verdad. Puedo sentirlo... el bebe no está bien- La respiración se agito y cerró los ojos, como si fuese a quedarse dormida.
-Lucy, no cierres los ojos, ¡Sigue hablándome amor!- susurre sin poder evitar el mar en mis ojos. Con la mano temblorosa toco mi rostro y abrió los ojos una vez más, con cansancio.
-No puedo... verte ya con claridad. Estoy... un poco asustada. Respirar... duele- Sonreí, tratando de ser fuerte, por los dos.
Sabía lo que pasaría, pero mi corazón no estaba dispuesto a aceptarlo.
-Estarás bien, todos estaremos bien- tome la frígida mano que acariciaba mi rostro, la bese y entrelace nuestros dedos -Vamos a ser muy felices Lucy, tú... yo... y nuestro bebe-
Ella sonrió con tristeza mientras las lágrimas bañaban su rostro -Nuestro bebe-
Frote mi rostro en su mano -Te amo, siempre te he amado y te amare siempre-
Respirar comenzó a ser mucho más difícil para ella, ya no podía ocultar su dolor en cada palabra -Natsu, gracias... por...hacerme tan feliz. Siempre serás... el amor... de mi vida- nos miramos mutuamente a los ojos, transmitiendo lo que las palabras no pueden decir -Perdóname por... dejarte solo- las lágrimas se hicieron más fuertes. Mi corazón se rompía a cada segundo. Le di otro beso en la frente y junte la mía con la suya mientras la abrazaba con fuerza.
-Lucy, si tú desapareces de mi vida, no tendría una razón para vivir... así que por favor, vive por mí-
Ella sonrió con gran tristeza mientras acariciaba mi rosada melena -Por favor... bésame- No quería hacerlo, sabía sus dobles intenciones, se despedía de mí. -Natsu- Insistió ella matándome por dentro. La mire con ternura y junte mis labios a los de ella, llorando en cada que probaba su boca por última vez, sus suaves pero ya fríos labios. De un momento a otro su rostro se alejó de la mía y su cabeza cayó hacia atrás. Sutilmente tome su mano pero esta fue directo al suelo.
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Eres Todo en Mí [En edición]
RomanceLa muerte de una reina a manos del rey. Una princesa que huye en el lomo de un feroz dragón; el encuentro predestinado de un amor que ha sobrevivido a pesar de las guerras y vidas pasadas.