Pesadillas

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Un relámpago retumbo la oscuridad haciendo chirrear las ventanas. Mi quijada temblaba, mis manos sudaban; solo era cuestión de segundos para perder la conciencia. Mis ojos se humedecieron. Sentí miedo. La cortina estaba en el suelo cubriendo el cuerpo sin vida bañado en su propio veneno.

-Mamá...- murmure de manera apenas audible.

-Lucy- Murmuro el soberano separando sus labios del cuerpo sin vida, levantándose del suelo blandiendo su espada corroída de sangre contra mí; como acto reflejo cerré la puerta de golpe y evite el contacto con la cuchilla filosa, la cual atravesó ligeramente la puerta de cedro. Del susto caí hacia atrás.

¿Qué demonios está pasando? ¿Podía solo ser un sueño? ¡¿Una especie de pesadilla enfermiza?! ¡Que alguien me despierte, por favor!

No fui capaz de ponerme de pie, las piernas me temblaban... me congele, estaba llena de pavor. La puerta se abrió lentamente, fue como ver una vela apagarse en mi cabeza. El tintineo de sus botas al aproximarse, la puerta rechinando, la espada rayando el suelo; el sonido de sus sollozos y el rostro lleno de lágrimas.

La esperanza, el miedo, el amor, la traición -Papá... ¿Porque?-

-Te amo Lucy, siempre te he amado y siempre te amare-

-¡¿Entonces, porque?!- Reclame con furia uniéndome a su llanto.

-Es solo cuestión de tiempo... un poco más y habremos perdido la guerra, entonces esos canallas vendrán por nosotros... ¡Prefiero matar a mi corazón yo mismo a ver como son decapitadas por esos bastardos!-

Lo observe con tristeza -Padre mío...has perdido la razón-

Frunció el ceño y soltó un grito para luego abalanzar su espada contra mí, rodé bruscamente en el suelo evitándolo apenas logrando distancia entre los dos. Escuche el sonido de la tela rasgarse. Ojee rápidamente mi vestido, una parte de él había sido cortada por la espada desalmada de mi progenitor.

-Ya no hay vuelta atrás-

-¡No lo hagas, por favor! ¡Los guardias vendrán y te arrestaran!-

-He drogado a toda la servidumbre, nadie vendrá a salvarte hija mía-

-¡¿Cómo...cómo puedes llamarme así cuando tratas de matarme?! ¡¿Cuando has matado a tu reina?!-

-¡Estoy dispuesto a cargar con ese peso, si con ello te evito el sufrimiento de ver caer a tu país y morir en manos de canallas!-

-¡Quiero vivir! ¡Quiero hacerlo a tu lado y el de mamá!- solloce poniéndome finalmente de pie sintiendo un pequeño dolor, había sangre corriendo desde el muslo...dolía, era más que una pesadilla. Solo había una salida y el rey la bloqueaba, además, nada aseguraba que el sería incapaz de alcanzarme si corría. Iba a morir, ese corredor seria mi perdición. Blandeo su espada nuevamente hacia mí, retrocedí con la respiración acelerada chocando contra el frio vidrio detrás de mí; no había otra opción. Era una posibilidad, una esperanza, una salida...entonces me decidí. Salte.

Con todas mis fuerzas rompí la ventana cayendo nueve pisos sin control. La fría briza nocturna chocaba contra mi rostro, mis cabellos se despeinaban y el vestido roto revoloteaba desenfrenado. Coloque con fuerza mis brazos alrededor de mi cabeza y caí sin compasión sobre el agua helada del lago que rodeaba el tenebroso castillo, mi hogar. Mi cuerpo se estremeció ante la violenta temperatura, me negué el permiso de caer inconsciente y patalee hasta la orilla tosiendo sin control. Cuando finalmente llegue a la orilla me deje caer sobre la hierba agradecida con todas mis fuerzas de seguir con vida, disfrutando con júbilo cada que entraba el aire a mis pulmones. Había perdido un zapato, pero no podía importarme menos. Mi cuerpo tiritaba de frio pero el calor dentro de mi corazón me mantenía consciente. Me reincorpore y rasgue aún más mi vestido y vende torpemente la herida en mi pierna.

Eres Todo en Mí [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora