Vuelves junto a Mi

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Podía sentir el calor de las llamas y la hierba sucumbirse ante ellas. Este sentimiento lo conozco, ¡Es éxtasis! ¡Poder!

Trato de abrir mis ojos pero no puedo, trato de levantarme, inhalar, mover mis dedos, ¡Nada funciona!

¡Despierta! ¡Natsu, por favor! ¡Despierta, ya despierta!

Abro los ojos de golpe y el aire inunda mis pulmones. Respirar duele pero ahora ya no soy capaz de evitarlo. Me tiemblan las manos y me siento mareado. No logro escuchar nada, apenas soy capaz de verla con claridad. Está llorando... también me jala con fuerza del brazo para ponerme de pie.

-No llores- alcanzo a susurrar pero no logro escuchar su respuesta. Todo a nuestro alrededor se ha tornado rojizo, de alguna manera ha logrado ponerme de pie. No tengo la mínima idea de cómo he logrado dar un insignificante paso.

¿Qué me sucede?

...

-Lucy...- susurre al tan solo despertar. Parpadee un poco y fui capaz de ver su rostro con claridad, tenía ojeras y los parpados hinchados por tanto llorar, pero igual se veía hermosa.

-¡Despertaste!- festejo en susurro, con sus mejillas sonrojadas acariciando mi rostro con un trapo húmedo. Me reincorpore del suelo analizando nuestro entorno.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?-

Había mucho espacio pero escaza luz, deduje que se trataba de una cueva al sentir las leves ráfagas de aire.

¿Qué ha ocurrido con los demás aldeanos? Solo nos encontrábamos presentes heridos, mujeres y niños. ¿Dónde están los hombres?

Podía escuchar la voz herida de algunas mujeres y a sus niños preguntarles por sus padres.

-Este es un refugio bajo tierra, posiblemente a unos 500 metros al sur del ataque- contesto mi princesa poniendo mala cara -Unos niños que fueron por agua al rio fueron seguidos por los guardias de Edoras. ¡Nos tomaron por sorpresa, tal como dijo Julia, quemaron todo a su paso!-

¡Maldita sea! ¡Igneel, bastardo!

-¡Esos niños!... ¡¿Están bien?!- ella no contesto, solo se limitó a observar fijamente el suelo con sentimiento de culpa -Quédate aquí- le ordene poniéndome de pie, abriéndome paso entre los otros. Entonces sentí un fuerte tirón en mi brazo que me regreso al suelo de golpe.

-¡¿Qué demon-?!-

-¡¿A dónde crees que vas, tú, grandísimo imbécil?!- me grito con fiereza con las lágrimas desbordando de sus ojos.

Julia...

Me reincorpore de golpe, encarándola, hecho una fiera -¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada!-

La mujer apretó el ceño ya sin importarle que todos la viésemos llorar -¡Si, sí que puedes! ¡Pero eres tan imbécil que no puedes meditar la situación por un leve instante! ¡Sin importarte si quiera un poco el dolor que nos provocaras a todos!-

-¡Lo he hecho, es mi deber, por eso es que tengo que-!- se escuchó un fuerte eco que de a poco fue perdiendo volumen, mi rostro se giró abruptamente y mi mejilla ardió. Me quede inmóvil por un momento tratando de procesar lo ocurrido. Levante sutilmente la vista y vi a Lucy con el ceño fruncido, los hombros temblando y necia a no permitirse llorar.

Así que este es el dolor de una bofetada... pese a que ya lo había hecho en el pasado, nada se le comparaba a ser capaz de experimentar su fuerza humana.

Eres Todo en Mí [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora