Lo Fuiste Todo

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Ya he perdido la cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que me enamore de sus ojos.

Todo comenzó una mañana... ella era pequeña y frecuentemente me espiaba en el bosque, por mera curiosidad e impaciencia mi cuerpo se abalanzó sobre ella con severas intenciones... pero, al verme en sus ojos, por alguna inexplicable razón mi cuerpo entero se congelo y me rogó que no le hiciese daño.

Ya he perdido la cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que me enamore de sus ojos, lo único que me quedo claro es que son hermosos.

-¿Qué es esto?- pregunto tomando del escritorio aquellas notas llenas de borrones y tachones. Ella se sobresaltó y con torpeza cubrió su cuerpo desnudo con las sabanas revueltas, pero con tan solo dar un paso fuera de la cama se tropezó con los trapos. El solo la miro divertido.

-¡No, deja eso!- ordeno poniéndose de pie, boicoteando con tal de alcanzar los papeles que él alejaba de ella - ¡No lo leas, es personal! ¡Juro que si lo lees no volverás a caminar!-

El solo la esquivaba sin problemas y con una sonrisa burlona fingió leer el contenido -¿Qué puede ser esto? ¡¿Una carta de amor?! ¡No debiste!-

Ella brincaba y estiraba el brazo tratando de mantener lo poco que le quedaba de privacidad, intacta-¡Déjalo! ¡No habla más que sobre un estúpido sueño que siempre tengo por las noches!-

Él sonrió lleno de picaría y obscenidad -¿Me usas como objeto de inspiración?-

-¡Solo devuélvemelo!- Ordeno con el rostro lleno de vergüenza. El ahogo su risa pobremente mientras entregaba esas notas, llenas de tachones y borrones. No sin antes jalar con fuerza de la sabana que cubría sus curvas. Ella grito apenada y dejo caer los papeles al suelo al tratar inútilmente de cubrirse de nuevo.

Veloz y astuto, tomo uno de sus senos y lo apretó con cuidado, callándola en un beso desvanecedor; bajo a su cuello acariciándola con la nariz, luego la lamió y mordió con suavidad –Te amo- susurro en su oreja y la beso en la mejilla.

Ella se aferró a él mientras la cargaba de vuelta a la cama -Lo sé... y yo a ti- suspiro, abriendo las piernas. Su nuca y sus orejas se tornaron carmín y el volvió a besarla –La verdad es que, escribí... sobre un sueño que tengo desde que era pequeña-

El cerro los ojos y suspiro al introducir su hombría en el interior de su amada –Cuéntamelo...- sonrió de lado al sentir las uñas de su compañera arañar sus brazos.

La espalda de la mujer se arqueo y en un grito ahogado se aferró a la melena de su amante -Es sobre...- el hombre movió su cadera y la rubia se retorció debajo suyo –Es sobre...una princesa, que se enamora de un Dragón-

-¡Lucy!- Me sobresalte sintiendo como mis costillas oprimían mis pulmones dificultándome la tarea de respirar, como si tuviesen púas que los apuñalaran cada que inhalaba el aire a mi interior. La garganta se me cerró y mi cuerpo tirito de dolor.

Fue solo un susurro, pero aun con la agonía fui capaz de percibir su frágil voz invocando un conjuro que le dio a mi cuerpo un alivio divino -¡Padre!...- susurre soñoliento levantándome del suelo -¡¿Dónde?!... ¡¿Cómo fue que-?!... ¡¿Este es el palacio?!- hable estúpida e incoherentemente ante la confusión. Mire aturdido a mí alrededor y logre descifrar que me encontraba tendido en medio de lo que alguna vez fue mi habitación, una recamara espaciosa, llena de ventanales y muchos libros por doquier.

-Estoy sorprendido de que aun tengas el descaro de referirte a mí de tal manera- susurro el anciano mirando el atardecer a través de uno de los ventanales -Mis soldados te han encontrado inconsciente en los alrededores. No es que puedas evitarlo, la maldición solo cumple su labor y consume tu fuerza vital. Puede que vivas un mes o dos – Me miro de reojo y sonrió burlón - El escondite subterráneo me ha dejado impresionado, realmente espléndido-

Eres Todo en Mí [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora