Prólogo

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Creo que debe de haber un botón que nos ayude a callarle la boca a tu familia. Ese, sería el invento del siglo. Ponerle mudo a todo lo que dicen, o tal vez ponerlo en un idioma distinto.

¡Ahh! Lo que haría yo con ese invento tan maravilloso. Lo llevaría a todas las reuniones familiares, a todas las fiestas y cenas con mis padres. Sería irídico.

Y es que me he convertido en la tía solterona y sin dinero. La que vive sola y con sus gatos. Aunque... No es así.

A mis 27 años, sigo sola. No es algo que me molesta. Además, vivo con mis roomates, otras dos mujeres que están en una situación similar, y no tenemos gatos.

Pero eso a mi familia le importa un pepino. Ellos lo único que ven es a una mujer de cierta edad que ya está por pasarsele el tren.

A mi no me molesta para nada estar soltera. Es decir, puede que sea la mejor etapa de mi vida. Yo bien pude haber sido un hombre, por que tengo sexo sin compromiso, no me gusta que me llamen y odio que se pongan empalagosos.

O bueno... Lo odiaba.

Estos dos torbellinos llegaron a mi vida e hicieron que me replanteara el hecho de no amor.

Supieron donde llegar.

El único problema es que ninguno de los dos quiere algo serio conmigo. Todo es una maraña de situaciones complicadas, por que los dos son imperfectamente perfectos. Pero ninguno es para mi.

Así que probablemente tenga que empezar a desarrollar ese botón calla familia. Por que al parecer la soltería y yo seremos amigas otro largo tiempo.

Un amor para JimenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora