Las muchachas estaban afuera, esperando pacientes a que terminara de orinar en aquel palito. Por quinta vez.
Era la hora de la verdad. Compré cinco pruebas de embarazo y acumulé tanta orina como pude para que las cinco dieran su resultado.
Con suerte, serían todas negativas aunque, de antemano sabía que eso no sucedía.
Cuando terminé, abrí la puerta del baño despacio, con todas las pruebas en un vaso. Estaba nerviosa, asustada y desesperada. No creí que estaba sucediendo. No a mi.
Todas nos fuimos a la sala, y dejé el vaso en la mesa de centro. Estábamos calladas, esperando a que alguien dijera algo.
– ¿ Cuanto tardan en decir el resultado esas cosas? – dijo Miriam.
– Cinco a diez minutos, creo–. Respondí.
El silencio regresó y Renata, fue la primera en sacar una. La tomó y en cuanto la vio, palideció. – Es positiva.
Miriam tomó la siguiente y después de ver el resultado, también la deja de lado. – También es positiva.
Si la tercera tenía dos rayas, mi mundo se caería. Tomé la tercera y cerré los ojos, en cuanto la tuve cerca del rostro, pude ver el signo más, estampado.
Comencé a revisar todos y decían exactamente lo mismo. Estaba embarazada.
Yo. Con un bebé.
– Mierda.– dije en un susurro, y las lágrimas fluyeron como ríos. – ¡Maldito Erick!– Grité.
Esa tarde, pensé de todo. Desde abortar, hasta buscar a Erick. Pero no lo haría, ninguna de esas cosas. Yo me haría responsable de mis actos y no dejaría que mi hijo tuviese un padre como él.
*****
Viajar, siempre me daba náuseas. Más si eso incluía un tramo de la sierra de Guanajuato. Esas curvas, son la muerte. Después de dos meses, la barriga empezó a crecer. Apenas era visible, pero ya había algo ahí, podía sentirlo.
Este sería el día en que la familia se enterara que la oveja descarriada, sería la negra también.
Y como decirle a mamá y a papá, que el idiota que me embarazó, ni siquiera era mi novio. ¿Cómo explicar que estuve saliendo con dos al mismo tiempo?
Esa era la parte más difícil de la situación. Moría de nervios.
Todo pasó demasiado rápido. El trayecto se hizo más corto de lo habitual, mis maletas estaban más ligeras y llegar a casa de mis padres, fue algo que sucedió muy pronto. Cuando los vi, pensé que de inmediato sabrían que estaba embarazada, que yo estaba mal. Sabía que querrían que regresara a vivir con ellos y esa era una parte que no estaría dispuesta a hacer.
Por una vez en la vida, quería ser responsable de todo lo que me sucedía. Tener a este bebé, seria de las cosas mas significativas que haría en la vida y sin duda la más importante de todas. Sería mamá.
Cuando llegue a casa de mis padres, dejé la maleta y fui directamente a mi habitación. Moría de sueño, aunque últimamente dormía en todos lados. Mamá me despertó pasadas las tres de la tarde, lo que quería decir que había dormido mas de tres horas de golpe.
En cuanto la vi, lo primero que quise hacer fue vomitar el jugo que me había tomado en la mañana y no comer nada más por e resto del día.
- ¡Jimena!- gritó desde el otro lado de la puerta del baño, mientras yo estaba tirada en el suelo abrazando el retrete y devolviendo el desayuno. - ¡Hija! ¿estas bien? ¿quieres ir al médico?¿puedo pasar?
Todo se escuchaba a lo lejos. Estaba cansada, hambrienta y con ascos. Mis emociones no ayudaban mucho, porque a ese punto ya estaba llorando. Posiblemente eso fue lo que a mi madre le preocupó más y por eso entro al cuarto de baño, solo para verme en esa deplorable condición - Jimena... ¿que pasa?- dijo con preocupación, tomando mi cabello, mientras las arcadas atacaban de nuevo.- Tienes resaca, ¿verdad?
Su tono de voz, cambio totalmente. Sabía que a mi madre le molestaba verme así, y ¿a quien no? Aunque esta vez, no era una resaca, por lo que no fue raro cuando comenzó a gritarme y decirme que era una irresponsable. Pero creo que mis emociones hicieron de las suyas, por que me escuche gritándole a mi madre a todo pulmón:- ¡¡NO ESTOY CON RESACA, ESTOY EMBARAZADA!!
*****
- ¿Cuantos meses tienes?- dijo mi padre, mientras se sacaba los lentes y se pasaba la mano por el rostro.
- Tres.- respondí bajito.
- Supongo que Hugo tiene que ver con todo esto. ¿Se van a casar?- dijo mi madre de pronto. No había hablado desde que le grité.
- Hugo no se va a casar conmigo, por que esta saliendo con alguien más y por que él no es el papá.- hasta yo me sorprendí por decir la noticia así como si nada. Todos guardaron silencio.- No espero que entiendan la situación, por que hasta yo se que hice las cosas mal. Pero este bebé es mi vida, me va a cambiar, todo ya ha cambiado. El papá, no va a estar presente en la vida de mi bebé, por que no se quien es. - mentí, eso era mejor que decirles que era Erick, el hijo de puta más grande de la historia- Así, que no vine a pedirles su ayuda, solo a avisarles que serán abuelos.
Esperaba que mi padre me corriera, que mi madre llorara y que la familia me repudiara por ser una promiscua. Pero en vez de eso, tuve unos minutos de silencio y la sonrisa de mi madre, diciendo que todo estaría bien y que esperaba que fuese niña.
Ahí, en ese mismo momento, supe que no importaba las estupideces que hubiese cometido en el pasado, mi familia siempre me amaría y que mi bebé siempre seria amado.
****
Pasaron unos cuantos meses más, y mis seis meses de embarazo me estaban matando. La pancita que se asomaba era hermosa a decir verdad, a veces, creía sentir como se movía cuando le hablaba. Estaba sentada, esperando mi turno para entrar a hacerme la ecografía, mi madre estaba sentada a mi lado, hoy sabríamos el sexo de mi bebé. mi mamá e agarraba la panza y el bebé se movía, era perfecto. Hasta que escuche la voz de Hugo.
- ¿Jimena?- la sangre se me fue hasta los pies al verlo de frente, con unas flores en la mano.- Estas... embarazada.- dijo sorprendido.
- ¡Sorpresa!- fue lo más inteligente que pude decir en el momento. fui salvada por la enfermera, quien dijo mi nombre. - Esa soy yo.- me levanté y le dediqué una sonrisa.- hoy sabré si es niña o niño.
- Espero que sea niña. - dijo con esos ojos que me matan.- ¡Felicidades!
Caminé por el pasillo, y una lágrima salio de mis ojos. Tal vez lo había perdido para siempre.
****
Cuando entré con el medico, lo primero que hice, fue recostarme en la camilla. Descubrió mi estomago abultado y sin darme cuanta a que hora había entrado, mi madre tomo mi mano.
- Aquí vamos- dijo el medico, vertiendo un gel frío que hizo a mi cuerpo estremecer, pasó el aparato por mi estómago y un pequeño "pum pum" se escuchó. - Ese es el latido, y todo va bien. Esos son los brazos y... ahí está. Ella se porta bien, es una hermosa niña.
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Un amor para Jimena
RomanceJimena, llevaba un estilo de vida libre y relajado, siempre buscando a quien amar. Por eso, la vida le regala a Samantha. Después de un embarazo no deseado y tener que afrontar la realidad de ser madre soltera, tendrá que salir adelante con una hija...