Al cabo de dos horas, en los que he estado tomando llamadas una tras la otra y no he podido parar ni para tomar agua, veo llegar a Edgar luciendo peor que ayer. Además, huele mal.Que mi cubículo esté a solo un cubículo vacío del suyo, ayuda a que tenga una buena vista de lo que hace. Se pone los headphones, y comienza con su trabajo. Luego me da una mirada mortal.
— En 10 te desconectas y vamos a la sala de reunión. — me dice con este tono de jefe que siempre debió manejar.
Solo asiento, por qué las llamadas son incesantes y no tengo respiro. Pero exactamente los 10 minutos que él pidió, las llamadas parecen haber bajado, por lo que me desconecto y voy con él, siguiéndolo.
Cuando llegamos a la sala, el cierra la puerta y por su expresión,veo que no será buena plática sobre mis métricas o la mierda que pasó con Selene.
— ¿Por qué me delataste, Jimena? — dice acusandome.— Este trabajo es todo lo que tengo, es mi boleto para no ser un maldito pobre aquí en México y tú me vas a acusar a RH por una simple mamada.
Su tono acusatorio, pero sobre todo, el descaro que tiene para reclamarme, hace que quiera abofetearlo en serio.
—Primero, yo no te delate con nadie. Si te vieron fumando o con Selene, es por qué estabas en un puto estacionamiento y peor aún, en de la empresa, idiota. — levanto un poco mi voz, aún que trato de quedarme tranquila. — Tu peste olía desde la entrada.
— ¿Y quien le dijo a RH sobre la fiesta? — pregunta igual de acusatorio.
— No lo sé, pero deberías ver con quién sales, quienes son tus amigos, por qué hay videos por todas partes de ti consumiendo hasta el pasto del gato e inyectandote hasta el agua. Así que no es mi culpa, pedazo de imbécil. — Me levanto, pero él es más rápido que yo. Lo que hace que me quedé entre su cuerpo y la puerta.
— Jimena, ¿y no te preguntas por qué?¿ No sé te ocurre que pude haber regresado para disculparme y verte besándote con el idiota ese de tu vecino? Aquí la que falló fuiste tú. ¿Te acostaste con él?— la ira y el dolor en sus ojos es visible. Y sí, yo tengo la culpa, en parte. Pero no fui yo la que le puso las drogas en una mesa, como cócteles, no fui yo quien le puso su pene en la boca a Selene, él tomo su puta decisión e hizo que todo el mundo lo vira, arriesgando su trabajo.
— No me acosté con Iván. — Respondo.— Sí lo besé, nos besamos.— admito con vergüenza. Entonces hace lo que nunca voy a permitir que nadie haga conmigo. Le pega a la puerta de metal que tengo detrás, tan fuerte que hace que está se abolle.
No me achico. Darle ese poder es mostrarle que me tiene cagada de miedo por su actitud. Y ahora todo es más claro.
Edgar y yo nunca habíamos tenido problemas en realidad. Tal vez una molestia por qué me ponía una blusa demasiado escotada, algún reclamo por salir maquillada o incluso por qué él manejaba como un loco, pero nunca nada serio. No como ahora, en este momento preciso.
— ¿Ya terminaste con tu berrinche? — le pregunto. — Te voy a decir qué pasa.— continúo tratando de que no se note el temblor en mi voz.— Sí, besé a Iván. Y yo estaba tan mal por ello que te lo iba a contar. Por eso quería platicar, pero resulta que yo escuché como mi novio se acostó con Selene, peor aún, me enteré por demás personas que consumiste drogas de nuevo, y todavía tuve el infortunio de verte fumando y recibiendo una mamada... En el estacionamiento del trabajo. — La voz se me quiebra un poco. — así que si, la cagué. Y tenía toda la intención de ser honesta contigo, de terminar bien las cosas. Edgar, me estuviste mintiendo por meses, lo sé. Esto de seguir con drogas, no es nuevo. ¿Todos esos moretones en tus brazos o en las piernas? ¿Heroína?
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Un amor para Jimena
RomanceJimena, llevaba un estilo de vida libre y relajado, siempre buscando a quien amar. Por eso, la vida le regala a Samantha. Después de un embarazo no deseado y tener que afrontar la realidad de ser madre soltera, tendrá que salir adelante con una hija...