CAPITULO 4

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Rayos de sol entran por la ventana casi abierta. Recuerdos de lo sucedido hace ya tres meses y todos estos días invaden mi mente. Saber toda la verdad me ha dañado definitivamente, debí haberle hecho caso a Ava y no venir, llevo tres meses aquí, por cabezota y desobediente  estoy metida en este problema. Me arrepiento día a día no haber aceptado la ayuda de Jacob para salir de aquí, pensé que iba hacer todo lo posible para que Elena ya no lo obligue a hacer esto, pero aun así ha cuidado de mi–casi–, me da algo de alimento cuando ella no esa, como quisiera que se vaya. Todo este tiempo han sido un infierno, Elena hace que Jacob me trate como su sumisa; eh sido golpeada, amordazada, flagelada, castigada de todo, mi cuerpo no da más, han probado todo lo del BDSM en mi frágil cuerpo, estos tres meses he sufrido tanto ya no soy la Phoebe de antes, los huesos son cada vez visibles en mi piel, siento que si me llego a mover mucho mi piel se romperá. Me vuelvo a quedar dormida pensando en todas estas cosas malas que me han pasado desde que llegue aquí... De repente siento que abren la puerta de la habitación de un golpe, se vuelve a iluminar, me desperezo y frente a mi esta ella. Esa mujer que solo me ha dañado desde siempre. Ella la culpable de mi desgracia, la de mi padre y la de mi familia desde siempre.

―Que bien que estés despierta pequeña rata ―escupe sus palabras tirando de la sabana que me cubre.

Estoy solo con bragas y mi cuerpo lleno de moretones; mi cuerpo ya no es de color rosáceo, ahora es de un color; lila y verde. Ahí recuerdo que ayer me llevaron a la sala de juegos como ya todos los días. Ayer Jacob tuvo que llamar de nuevo al doctor–como siempre– ya que como él me dijo quede inconsciente. Elena se acerca y con una uña roza la planta de mi pie. La única ayuda que puede darme por ahora.

―De...déjame ―digo en un susurro, ella me agarra del tobillo y me jala hasta caer al suelo.

― ¡¡AHH!! ―me sale un grito desgarrador mientras lagrimas se escabullen entre mis ojos, no tolero el dolor de mi parte baja.

― ¿Te duele acaso? ―dice con sorna, yo solo le doy una mirada que dice «muérete maldita».―¡Levántate! ―me golpea el estómago con sus pies― ¡Vamos! ¡Que acaso no escuchaste bastarda!

Hago todo un esfuerzo por levantarme apoyándome en la cama, pero es un intento fallido. Veo como Elena se da media vuelta y sale de la puerta, Jacob se queda ahí mirándome con ¿Pena?, me tiene pena ¿Cómo puede tenerme pena después de todo lo que hace conmigo? Sé que Elena lo obliga y él no quiere hacer nada de esto, pero no hace nada por detenerla, aún recuerdo el primer día en este infierno, dormir con él se sintió tan bien, pero eso solo será un recuerdo ... De pronto me tiende una mano para ayudarme y logro levantarme.

―Gracias...―digo en un susurro aun con su mano en la mía, y Elena entra.

― ¿Acaso te dije que la ayudaras? ―lo agarra del brazo y lo saca de la habitación y cierra la puerta―Maldita niña, eres un estorbo en mi vida... ―dice con animadversión y con su pie me lanza al suelo, estoy tan débil que no puedo ni detenerla.

Empieza a golpearme mi abdomen como lo hace diariamente, no soporto el dolor, esto día a día se convierte en un verdadero infierno, y día a día me aborrezco por haber venido, una... dos...cinco...diez...golpes en mi abdomen, no puedo más, de tantos golpes todo mi cuerpo lo tengo entumecido, pero aun así puedo percibirlos. De pronto para y sale de la habitación dejándome ahí toda agonizante, empiezo a sentir el sabor a metal en mi boca; sangre, comienzo a escupir sangre, es como una rutina; golpes sangre, sangre golpes. La puerta está entre abierta y se escucha una conversación.

―Jacob querido, sé que ya tienes mucha práctica, así que te dejo a cargo, sé que serás un buen Dominante confió en ti, además confió en que harás sufrir a esa pequeña zorrita ―es la voz de Elena.

Phoebe Grey: El Origen de sus Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora