CAPITULO 6

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El sonido estruendoso de la puerta me saca de mi sueño; por suerte no es de la habitación, lo último que recuerdo fue a Jacob gritando. Me llamaba. Había dormido mucho, asentía un leve dolor en el cuerpo, quería levantarme necesitaba comer, mi nena me pide comida, necesito comer algo. Miro mi celular y son las doce, he dormido do horas más desde que Jacob regreso, quizá está buscándome como loco. Me levanto, me envuelvo en la sabana, agarro mi celular y salgo. Me dirijo por el pasillo hasta ir a la cocina. Ahí está Jacob sentado en las banquetas de la isla de la cocina con los brazos apoyados en la encimera y la cabeza sostenida con las manos. ¿Qué le sucederá? Me acerco lentamente dejo la sabana en uno de los banquillos, pongo el celular en la barra alado de la refrigeradora y me subo en un pequeño banquillo a agarrar mis pudines, tengo ganas de pudin. Siento como observa cada movimiento que hago. Me siento vigilada. No me gusta y él lo sabe.

―Y ¿Dónde ha estado la señorita que recién se digna en aparecer? ―suelta enojado.

No le hago caso. Me dirijo al cajón de los cubierto a por una cuchara, cojo un cuenco y me siento frente el a vaciar los potes de mi pudin favorito. Hecho los Snack Pack y me dedico a comer, observándolo a los ojos. Está enojado, puedo verlo en sus ojos.

― ¿No vas a responder? ―está hecho una furia. ―Phoebe no vas a alimentarte con eso―señala mi cuenco de pudin. ―No es sano, deja de comer eso―me quita mi plato. Y lo fulmino con la mirada.

―Jacob...―respiro―es mi desayuno por favor, dámelo―estiro mi brazo esperando que me lo de. ―Tu hija me lo está pidiendo a gritos.

―Aja...Claro entonces desde los 2 años llevas embarazada de nuestra hija...―lleva su mano a su pelo exasperado. ―Se de tu pequeña obsesión con el pudin, Christian me lo dijo. ―me sorprendo al saber que mi padre le cuenta muchas cosas mías.

Que más le habrá contado...

―Jacob no es obsesión, solo me gusta...―le hago carita de cachorrito.

―Claaaaro es que tener dos estantes de la cocina llena de esa porquería no es obsesión. Perdona mi ignorancia Rose...―Sip, está enojado. ―Hable con tu padre.

Abro los ojos como plato. ¿Qué?

―Vendrá hoy―mira su reloj. ―Quizá ya ha de estar aquí, así que mejor escóndete, agarra una buena dotación de pudin, anda a nuestra habitación o a tu escondite de ayer. ―Está probando mi pudin.

Claro yo no puedo comerlo, pero el sí. Mete la cuchara y saca mi pudin. Lo miro con las cejas encogidas.

―Se quedara hasta el viernes. ―Saborea mi deliciosa y exquisita pasta chocolatosa. ―Phoebe esto es una delicia―alargo mi mano para agarrar mi tesoro, y el muy descarado me da una palmadita en mi mano. ― ¡No mío!

De improviso Alexa entra con bolsas. De pudin. Jacob se enojara, él se da la vuelta y mira a Alexa y la llama.

― ¿Qué hay ahí? ―dice señalando las bolsas.

Le hago una seña para que no diga nada y Jacob me descubre. Alexa se acerca y deja las bolsas en la encimera y sale corriendo.

Pequeña traicionera.

―Creo que estas bolsas quedan confiscadas―coge las bolsas. ―Las pondré en mi despacho, si tu―me señala con el dedo. ―Entras y las quitas de ahí, me comeré todas las de las gavetas.

― ¡No es justo! ―hago pucheros.

―Claro que es justo―camina fuera de la cocina. Y aparece como si algo se le hubiera olvidado. ―Phoebe...―se acerca y me agarra la cara con sus manos. ―Tu papa está por llegar, ven agarra todos los pudines que necesites y escóndete nuestra habitación.

Phoebe Grey: El Origen de sus Sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora