Romeo y Julieta.

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Tic tac, tic tac.
Mi lápiz golpeaba la mesa al ritmo de las manecillas del reloj mientras la señorita Sprinkle nos hablaba sin parar de cuán importante eran los clásicos más aclamados a lo largo de los siglos, si, como ya podrán imaginar ella no conocía nada que no fuera de Shakespeare o Jane Austen. Las clases de literatura son las que más odiaba por el simple hecho de que la maestra no conocía un libro que no estuviera en la sección de "Los más vendidos " en una librería, por lo menos solo faltaban 5 minutos para que esto acabará.
—Muy bien clase, para el lunes necesito que en parejas me expongan frente a todos la obra que les asignaré e interpreten la escena que más sea de su agrado.
Apenas la profesora termino de hablar estire mi mano para tomar la de Aspen, lo que era señal de que ambos trabajaríamos juntos, gesto que ante los ojos de nuestros compañeros parecía más amistoso que romántico.
—Nada de eso señorita Singer, yo voy a elegir a las parejas, a ti tocará con...-movió su delgado dedo índice en círculos en busca de una pareja para mí-¿Qué tal si trabajas con el señor Schreave?
Oh no, esto no me puede estar pasando a mí....
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Y aquí estaba yo,cuatro horas más tarde sentada en el patio de mi casa con Maxon mientras cada uno de nosotros leía Romeo y Julieta, si, nos habían asignado justo esa obra ¿Acaso la profesora Sprinkle la tenía en contra nuestra?
—Creo que deberías resaltar el hecho de que antes el amor no era algo muy visto en aquella época, pero aun así los protagonistas se arriesgaron sabiendo que consecuencias le traería.—dijo Maxon sin apartar su mirada del libro.
—Es irónico que lo digas, porque si mal no recuerdo dijiste que no podías estar conmigo por culpa de tú padre.
—En primera me refería a Romeo y Julieta, y en segunda por Dios América, pensé que entenderías que mi padre es un hombre cruel, si lo conocieras mejor le tendrías miedo.
—¡Pero eso no te daba derecho a salir con Celeste!
Entonces se calló la boca unos segundos, en busca de una respuesta Inteligente que darme.
—América...Mis padres creen que ella es lo mejor para mí, debes entender que para poder estar contigo debía de engañarlos haciéndolos pensar que la amaba a ella y no a ti.
—¡Me terminaste engañando a mí también! Tal vez si siquiera me lo hubieras explicado desde un principio...
-No lo hubieras entendido América, hubieras reaccionado igual cómo reaccionaste aquella vez.
Empecé a jugar con mi pelirrojo cabello en busca de algo de calma, no me podía alterar enfrente a él.
—Eso no lo sabes..
—Te conozco,Singer. Sé que amas a Ed Sheeran, que tienes un lunar en él cuello, que nunca usas zapatos de gomas por un trauma que tuviste con las escaleras mecánicas, sé que te gusta el café con doble crema, que solo haz tenido un novio en toda tu vida, y aunque no lo creas conozco cada gesto que haces, como cuando arrugas la nariz cuando algo te molesta, eso es tierno.
Para serles sincera no hay nada más hermoso en este mundo que darte cuenta de una vez por todas que esa persona especial te escuchaba cuando decías tús estupideces, que te presta la atención suficiente como para a pesar de todo lo que te ha hecho...volver a sentir algo por el.
—Pero Maxon...¿Por qué el miedo? Lo máximo que te podría hacer tú padre es quitarte un auto de tú colección.
Y entonces lo hizo...Sin pensarlo dos veces se quitó la camisa frente a mí y me dio la espalda dejando a la vista varias cicatrices, en su mayorías horribles e incluso había una que no había cicatrizado del todo.Con mucha preocupación pase mis dedos por una de ellas, siendo cuidadosa, más eso no evitó que el hiciera una mueca de dolor.
—Mi padre tiene un látigo, América, uno de esos que se usaban en las antiguas torturas, y si hago algo que él no quiere me azota sin importar cuánto me duela, y si tú estás cerca de mi...O yo recibiré azotes o tú lo harás ¿Entiendes la gravedad de esto? A mi padre no le importaría pagarla mil dólares a alguien para que te haga daño.
Me quede perpleja, mirando fijamente los ojos de Maxon, tenía miedo de que yo hubiera ocasionado una de esas cicatrices, ¿Por qué no me había contado todo esto antes?
—Maxon tenemos que hacer algo, podríamos demandar a tú padres por acoso o...
—No hermosa–me interrumpió–Lo que harían es empeorar las cosas. Entiende que desde que te vi me traes loco y no aguantaría verte sufrir.
—¿Qué salgas con Celeste es la  cómo por  única salida?
—Se que la odias América y no te culpo, ella puede llegar a ser más que mala, pero salgo con ella solo así mi padre estará feliz siempre.
Di un pesado suspiro empezando a caminar por el patio pensando un poco,  quería a Maxon, pero también quería a Aspen y mucho.
—No quiero causarte más problemas con tú padre y lo último que quiero ahora es saber qué tienes cicatrices nuevas, prefiero que no nos sigamos viendo cariño...
Me dolió, me dolió un montón decir aquello, pero tal vez era lo correcto, prefiero alejarme a ser la causante de su dolor, después del todo el también se alejó para evitar hacerme daño y ahora, ahora era mi turno.
Al final hicimos la obra, según la. profesora fuimos la pareja que más se metió en los personajes, quienes mejor interpretaron, pero la verdad es que no fue muy difícil teniendo en cuenta que nuestros personajes entendían el dolor de no estar con la persona que quieres, separados por sus familias.
~No sé cómo disculparme, de verdad siento mucho haber desaparecido pero la verdad no tenía mucha inspiración, ahora que volví a estar más inspirada subiré capítulos con más frecuencia, las amo.~

¿Y la selección? Libros I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora