Diecisiete: No moriré virgen

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Allison:

-¡Allison! -dijo fuertemente Thiago- ¡Joder!

Pero ella no lo veía, estaba muy perdida en sus pensamientos y en que unos locos estaban buscandola para secuestrarla, violarla y matarla. ¿Porque? Por unas malditas cartas, por una chica secuestrada casi cien años atrás, ella no estaba infringiendo ninguna ley, después de todo esas cartas estaban en su casa. Y por primera vez en todo el tiempo que supo de Annabelle la odió, la odió como nunca había odiado nunca a nadie. Nisiquiera a Juliette Lorenzo, y a esa la odiaba de más.

¡Demonios! No podía quedarse ahí tirada en los brazos de Thiago, tenía que pararse y enfrentar la situación. Ella no era ninguna cobarde, aunque tenía que admitir que esa situación era realmente escalofriante.

Lentamente abrió un ojo para mirar a su alrededor, la cara de Thiago estaba preocupada, pero realmente graciosa. Allison estalló en carcajadas, y Thiago la miró confundido, después su rostro pasó a una definida expresión de enfado

-¿Lo estabas haciendo aproposito? -dijo casi gritando- ¡Mierda Allison!

-No hice nada aproposito -dijo Allison rápidamente dejando de reír al ver la cara de su amigo, y le enseñó la carta sin pensarlo.

¿Que quedaba? el era el único que la estaba escuchando en ese momento, y bueno si alguien mas se enteraba de su familia irian desquiciados ha llamar a la policía, y algo le decía que ellos no ayudarían mucho en esa situación.

Allison observaba detenidamente la expresión de Thiago, que cambiaba de curiosidad a horror, cada vez que leía una frase más. Thiago soltó a Allison de improviso haciendo que esta golpeara su cabeza con el no muy suave piso de madera de la cocina.

-¡Oye! -le gritó Allison mientras se frotaba la nuca con los dedos. Thiago la ignoró completamente

-¿Cúando pensabas decirle de esto a alguien? -dijo con los ojos llenos de rabia, miedo. Y sin duda estaba odiando a Allison por meterlo en ese problema. Talvez no debió enseñarle la carta después de todo

-Solo era un pequeño secreto -dijo ella susurrando y rodando los ojos

-Quieren asesinarte y violarte, y lo mantienes en secreto -dijo Thiago con la voz más suave y llena de reproche que Allison había escuchado- ¡Bien! -dijo ahora alterado- Ya no tengo dudas de que eres una psicópata

-Espera un minuto -dijo Allison incorporandose repentinamente- Yo también acabo de enterarme que me quieren -ella vaciló, claramente con miedo- Eso... ya sabes

-¡No tu espera un minuto! -dijo Thiago interrumpiendo lo que iba ha decir- ¿Quién fue secuestrada? -los ojos de Thiago estaban más horrorizados que antes, y no era para menos, ella también estaría aterrada si un amigo le enseñara una carta así de la nada

-Es una larga historia -dijo intentando no mostrar lo incomoda que estaba al contar su secreto de las cartas de Annabelle

-Tengo mucho tiempo -dijo Thiago cruzandose de brazos

-Yo no, mi madre debe estar por llamar a la policía si no estoy en mi casa en media hora -su amigo la miró con ojos fulminantes y rabiosos y Allison no tuvo mas remedio que contarselo si no quería que se lo dijera a su mamá como había amenzado.

La expresión de Thiago cambiaba cada vez que le contaba alguna cosa más, y aunque estaba casi muriendose de miedo por la carta de <la orden> la cara de su amigo le causaba risa

-Voy ha admitir que fue algo interesante -dijo su amigo mirandola sin expresión- Aún así ¡Quieren matarte!

-Creeme que me di cuenta -le dijo ella irónica

-Sigo pensando que sería mejor llamar a la policía ¡Ahora yo estoy metido en esto también! -dijo el frunciendo el ceño

Annabelle:

Había pasado un día ¡Un día! desde que la pelirroja había entrado y había confesado sin querer, de que habían habido más chicas secuestradas. Y ella no había conseguido dormir ni un poquito desde el incidente, toda la noche había tenido miedo de que la vieja -que ya le estaba agradando un poco, por ser buena madre- entrara a su habitación.

Toda la noche había estado hecha bolita en la cama fría, y no paraba de pensar: ¿Qué había pasado con las otras chicas? Las habían devuelto a su familia talvez, porque ellos si querían a sus hijas, y si pagaron lo pedido. O talvez, como ella se habían quedado allí para ayudar a la vieja Artamis con su hija enferma, y después cuando ya no les sirvieron las asesinaron.

¡No! mejor las dejaron libres, era preferible pensar que las dejaron libres a que las habían asesinado.

Ella no quería que la maten, aún no le había dicho a su madre que la odiaba y amaba por hacerle eso. Un momento una cosa más, ella aún era virgen, ninguna de sus amigas lo era, lo aparentaban si, pero no lo eran. Ella quería experimentar eso alguna vez en su vida, no importaba si la tachaban de prostituta.

Total, ya no iba a salir mas de ese lugar. Ese deseo tenía que hacerse realidad.

Ella se encargaría de que así fuera.

Carta:

¿Hacer el amor? ¿Qué es eso? Alguna vez descubrire eso, es una promesa mía, no puedo morir virgen, de cualquier manera tengo que hacerlo. Probablemente sea un pecado hacerlo, cuando aún no estas casado, pero ¿Que mas da cuando nunca te casaras? No tengo nada que perder de todas maneras si lo intento.

ANNABELLE

Cartas Asesinas (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora