Diecinueve: Acontecimiento Futuro

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Las palabras se las lleva el viento, las palabras pueden quitar el sueño, pero no cambiar el mundo. Las palabras son solo eso, nada más que solo palabras…

Allison:                       

Tiempo Futuro:

La chica corría detrás de ella, era ágil y no se había dejado ver la cara hasta ahora, sin embargo su cabello negro resaltaba de su capo roja, que lograba cubrir casi todo su cuerpo.  Allison también corría lo más rápido que podía, sin embargo no era suficientemente rápida para lograr perder a la pelinegra, daba tanto miedo, ¿Qué querían de ella? ¿No había dado mucho ya? La respiración de Allison cada vez se entrecortaba más y el oxígeno hacia clara su ausencia.

De pronto todos los recuerdos más preciados de su vida aparecieron, desde el regalo de su primera navidad, hasta el beso reciente que él le había dado.

De pronto sintió que algo la tumbaba, y su cabeza caía pesadamente a un suelo duro, casi inmediatamente sintió un extraño líquido caliente recorrer la parte alta de su cabeza, hasta llegar a la frente, y después caer inmediatamente por su nariz hasta el piso. Su cabeza ardió y dolió fuertemente, pero ella no hizo nada.

—Así que pensaste que ibas a ser más rápida que yo, lo siento querida, pero no estás en forma —dijo la voz femenina y sexy de la pelinegra. Genial, ahora aparte de haberla cogido, se burlaba de su peso, por más que Allison quiso responder algo como <<Oye, si quisiera podría ser miss universo, claro si hago un poco de ejercicio>> la voz no salió de su garganta, y ¡era tan frustrante!

La chica con la voz sexy y el pelo negro saco un teléfono celular, y se apresuró en marcar un número, sin embargo unos segundos pasaron, y nadie le respondió, la pelinegra miró al teléfono con disgusto y lo tiró al piso sin una pizca de arrepentimiento, y sin dudar un segundo más, habló

—Querida, veo que aunque no estas nada en forma, tienes a la suerte a tu favor. Oh tu perra con suerte —Allison lo único que quería hacer era levantarse y correr, correr, y seguir corriendo hasta perder a la sexy chica que si estaba en <<forma>>  pero no podía, simplemente no podía, sus piernas y ninguna de sus extremidades respondían, y sentía cada vez más que sus ojos se cerraban. Pero no podían cerrarse, ahora no, ahora necesitaba estar despierta y tratar de gritar para que la ayuden, después de todo estaban en un carretera, un auto pasaría en algún momento y se daría cuenta de que ella estaba ahí, tirada en el piso y prácticamente agonizando, y con suerte bajaría a ayudarla  o llamaría a la policía.

Eran pensamientos bastantes esperanzados, y que hacía que no dejara de creer, pero eran las dos de la mañana, y había que ser realistas, las posibilidades de que pase un carro y que la ayudasen eran de una en un millón.

—No soy una perra —intentó susurrar fallando horriblemente, sin embargo la chica logró escuchar

—Querida, si no fueras una perra entrometida. No estarías metida en toda esta mierda —dijo con la voz más suave que pudo, hablándole a Allison  como si fuera una bebé, sin embargo Allison no respondió, tal vez por un poco de miedo, quien sabe. Pero simplemente las palabras no salieron de su boca. La chica del cabello negro pareció observarla detenidamente, como burlándose de ella, oh vamos, su cara no causaba tanta risa ¿Verdad? 

El teléfono de la chica sonó, ella contesto con el parlante en alto, y una voz, la voz que ella conocía perfectamente habló.

Era el.

***

Tiempo Presente:

Su madre se había quedado parloteando con Michelle de toda la supuesta <mierda> que era el trabajo de su hermana, hasta por lo menos las dos de la mañana, sin embargo Allison no lo veía así, que no habría dado ella por conseguir un trabajo y poder largarse de su casa, no como Michelle, que según ella iba a quedarse en casa de sus padres hasta por lo menos cuando tenga cuarenta años.

Cartas Asesinas (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora