Annabelle:
En el momento exacto en cuando empiezas algo nuevo, siempre piensas que saldrá bien, aunque sea un misero segundo, lo piensas. Este había sido el caso de Annabelle cuando le dijeron que iría a una cena importantísima para presentarse como novia oficial de Frederick, y sin embargo nunca se habría imaginado que en ese momento ella seria secuestrada y sacada bruscamente de su vida normal.
En todo caso ahora estaba ayudando a la vieja en los quehaceres de todos los días la mantenía ocupada, y mas calmada. Aunque la estaban obligando a hacer eso, ella sentía que era un distractór de toda la mierda que estaba viviendo. Y había descubierto también que la vieja no era tan mala... si eras parte de su familia. Había una chica de cabellos tan rojos como el rubor en las mejillas de una dama enamorada, siempre la miraba, era tan interesante. Nunca había conseguido admirar tanto a una persona.
Esta mujer estaba enferma, tosía en un pañuelo siempre. Y la vieja corría a atenderla. El pañuelo siempre terminaba manchado de sangre, una sangre tan oscura como una pasión reprimida.
La pelirroja estaba sentada en un sillón desgastado y color crema, por lo general atendía a dos niños, uno de aproximadamente cinco años, y un recién nacido, a quien amamantaba con amor, aunque con los ojos cansados Probablemente era una madre triste, aunque nunca se lo dejaba saber a nadie.
Ella nunca hablaba, y la vieja quien se llamaba Artamis según había escuchado cuando la llamaron, nunca se lo permitía Apenas abría la boca corría hacia ella y le preguntaba si estaba todo bien a lo que ella con una nostálgica sonrisa negaba.
-Niña tráeme un trapo húmedo -dijo la vieja Artamis, mientras atendía a una muy enferma pelirroja, que prácticamente convulsionaba con cada tos . sacándola de sus pensamientos Annabelle fue rápidamente a la pequeña cocina del patio donde había un trapo, lo mojo y corriendo se lo entrego a la vieja. Y miro como una madre atendía a su hija, o al menos eso parecía, y aunque no habría mucho dinero, lo único que ese ambiente emanaba era amor, un amor puro y sin malicia. Un amor que Annabelle quería probar aunque sea solo por una vez en su vida.
-¿Esta todo bien? -pregunto Annabelle al ver la cara de Artamis. No era mentira que odiaba a la vieja a mas no poder, pero sin embargo sentía una ternura tan pura por la pelirroja, que no le importaba la vieja en ese momento
-Si -chasqueo la vieja, con los ojos puestos en la chica
-Me preguntaba si podía ayudar -dijo Annabelle timidamente
-Limpia el trapo y tráelo otra vez -le dijo Artamis de mal humor, mientras le entregaba el trapo ensangrentado de la chica pelirroja, quien le dedico una hermosa sonrisa y un asentimiento como agradecimiento, Annabelle lo hizo sin dar paso a la duda. Era tan extraño estar ayudando a una persona que probablemente habia tenido que ver con tu secuestro, sin embargo ella misma se recordaba que eso no era por la vieja, sino por la pelirroja enferma, tenía que ayudarla, algo dentro de ella la obligaba, incluso llegaba a sentir mas lastima por la pelirroja que por ella misma que estaba secuestrada.
Cuando Annabelle estuvo de vuelta la vieja le arrebato el trapo nuevamente y limpio la nariz y la boca de la pobre y desgraciada chica.
Allison:
La cabaña estaba oscura, ya era tarde y estaba congelándose, para colmo el barro se adhería a su piel como una lapa, y lo sentía duro pero pegajoso, era realmente asqueroso, el olor no era tan placentero tampoco
-Así que por esta casa caminamos dos horas -dijo Thiago observando el descuidado lugar
-Creeme que con un poco de limpieza sera hermosa como antes -Allison defendió a su hogar
-Te creo -dijo Thiago mientras le sonreía con suficiencia. El caminó por el lugar, y miraba atento a todas las cosas que ahí habían. Allison siguió su camino hasta la habitación principal donde un sillón desgastado yacía, Alli se inclinó y por debajo sacó una manta de lana que su abuela había tejido antes de morir, era tan hermosa y suave. La puso rápidamente en su mochila negra, y siguió su camino hacia la cocina, donde Thiago miraba intrigado las ventanas rotas. Y tenía que admitirlo ella también se asustó, ella había estado ahi hace dos meses, y la casa estaba entera, sin embargo ahora las ventanas estaban rotas y las cortinas desgarradas, con tinta roja, como la sangre, estaba escrito en un papel pegado a la pared:
TU PERRA, ASÍ QUE TU TAMBIÉN CON LA PUTA DE LA SECUESTRADA, NO TENÍAMOS IDEA DE QUE ERA UN HERENCIA FAMILIAR. TENDREMOS QUE ELIMINARTE COMO AL BASTARDO DE TU PADRE. CUIDATE BONITA, DE NO SER ASÍ TE SECUESTRAREMOS Y VIOLAREMOS HASTA QUE MUERAS.
ATTE: LA ÓRDEN
Allison miró con los ojos fuera de horbita, Thiago se acercó a ella lentamente como tratando de leer su expresión, y lo único que pudo ver antes de desplomarce fueron los brazos del chico intentando agarrarla. Demonios eso estaba mal, su padre no había muerto por causas de el mismo, a su padre lo habían asesinado, y peor aún, su padre sabía de Annabelle. Y ahora venían por ella, ¿harían que la muerte de ella pareciera un accidente también?
Annabelle:
La vieja había salido de la casa, y ella había intentado ver por donde, sin embargo no le habían dejado, y ahora no tenía nada que hacer, estaba sentada en la cama de la pequeña fría habitación, y una mano blanca como la nieve abrió la puerta
-Hola -dijo la chica del cabello rojo, con una voz tan suave como la seda, y los ojos tristes como siempre
-Uh hola -dijo Annabelle intentando en vano sonar tranquila
-Oh no -dijo sonoramente- No era mi intención asustarte, solo vine porque quería agradecerte, por la ayuda de hoy en la mañana, antes ninguna chico lo había hecho - ¡Mierda! Habían mas chicas antes de ella, la chica se tapó la boca con una mano, y movió la cabeza desaprobatoriamente- Nunca debí haber dicho eso, madre me matará -dijo y salió rápidamente de la habitación en la que había estado por tan solo unos minutos, Annabelle se dejó caer en la incomoda almohada y las lágrimas calientes rodaron por sus frías mejillas, provocandole un raro cosquilleo. Pero lo que más pensaba en ese momento era que ella no había sido la única en sufrir. Y el pensamiento le causaba asco, nunca le habría deseado eso a nadie.
Ni a su peor enemigo.
Fragmento de una carta:
Querido señor Philip: Lo que no le dije antes frente a frente, y usted me preguntó, verá, soy una cobarde y no quise decircelo en la cara, es que, no soy la única, la orden trama algo, y lo conseguirá como siempre, mataran mucha gente, inocentes, niños, ancianos y mujeres corren peligro, tenemos que encontrar una forma de detenerlo.
Siempre tuya Annabelle
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Cartas Asesinas (En Edición)
Roman pour AdolescentsAllison es una muchacha decidida e inteligente, pero guarda un secreto. Un secreto que tiene como fecha de inicio al año 1888, cuando Annabelle una joven y rica muchacha es secuestrada y retenida en la misma casa en donde ella vive ahora. Encontrand...