XVI

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Hace un momento te escribía lo más hermoso que yo podía haber creado, pero fuiste sabia. Me partiste la madre de una forma única: Dijiste la verdad.

El día se tornó obscuro, las nubes hicieron acto de presencia; se eclipsó el sol. Hable de amor, he ahí el error.

Soy un dramaturgo, yo vivo de tristeza. Todo vuelve a la normalidad.

Soledad tocó la puerta, me dijo "estoy de vuelta", y como es su costumbre me hundió de nuevo en el lodo. Para qué peleo tanto, al final soy el único que se lleva la derrota.

Te imaginé siendo calíope, la dueña de mi inspiración y solo fuiste otro demonio en la mente de este escritor.

Serpientes En El EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora