XLVI

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Hay que abrir los ojos.
Estoy atento,
la vida es un momento,
un bes, un cuerpo...
esa sonrisa que revive los recuerdos.

Muerte siempre ha paseado tranquila,
ella no le teme a la vida.
Fumando y con un vestido negro
en las calle se mira.

Vivo esperando a que un ángel
en cuerpo de femina,
me quiera quitar l ropa,
me invite a abrir el cielo que tiene
entre sus piernas.
Descubrir el infinito y acariciar unas suaves alas.

Me condenaron al infierno
en una calurosa tarde de agosto.
¨culpable¨, asi gritaron sin haber juzgado.
pero pronto caerían las hojas por el otoño.

En noviembre el calor se empezó a tornar más agradable.
Mientras que los de arriba se les congelaba la sangre.

Camino entre las critcas de personas
que juzgan mi vocación de escritor.
No miran futuro en donde yo disfruto.

Creo en la fe que me dan los labios,
aunque me tiren veneno.
Yo gozo del amor que da limosnas,
de las mujeres que son dignas de musas.

Hablé del infierno,
lo hago en cada verso.
Ésta es la escencia de un poeta
que está en desdicha por que nadie le ama.

Soy el Quijote sin dulcinea,
soy el cuervo que no saca los ojos,
el fantasma que ya no hace apariciones.

Serpientes En El EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora