Golpe de realidad.

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¡Hola! Ya volvimos, con un emocionante capítulo nuevo, se acercan cambios chicos, así que prestad atención!!! Disfrutado y dejen su voto y su comentario!!!
Llevamos a Gabi lo mas rápido posible hasta la zona en la que se encontraba el coche en el que habíamos venido.Marcos la tumbó en los asientos de atrás, y yo me senté con ella en un extremo apoyando su cabeza en mis piernas. Mientras él arrancaba y ponía rumbo a la base yo rasgué la camiseta de Marcos y formé una venda improvisada alrededor del torso de Gabi, y con los jirones sobrantes hice lo mismo con el disparo del hombro.Cada cierto tiempo me aseguraba de que respirase, pero cuanto más tiempo pasaba más débil era su respiración.Durante unos pocos segundos abrió los ojos y me miró asustada.
-¿Marcos, queda mucho?—pregunté mientras le secaba el sudor de la frente a Gabi.
-Puede que veinte o treinta minutos.—respondió sobando el volante una y otra vez con nerviosismo.
-No aguantará tanto; tienes que acelerar o morirá.—supliqué.
No tenía una explicación exacta de por qué me sentía tan unida a esa chica que agonizaba en mi regazo, pero si algo tenía claro es que si ella moría se iría una parte de mí con ella.
Los treinta minutos se convirtieron en unos quince.Marcos abrió la puerta del hospital de una patada con Gabi en sus brazos; pronto la subieron en una camilla y comenzaron a atenderla.Caminé hasta ella y le sujeté una mano; no estaba consciente, así que seguramente no sabría que yo estaba allí con ella, pero le prometí estarlo.No me separé de ella en ningún momento; sólo cuando la metieron en un quirófano para extraerle la bala me alejé de ella.Me pasé frente a la puerta los 40 minutos que tardaron, dando vueltas de un lado a otro como una leona enjaulada.La sacaron de allí conectada a un respirador y a una bolsa de suero, traté de acercarme a ella pero el hombre que la había intervenido me paró.
-Hola. Eres su hermana, ¿no?
-Mmm...sí, soy yo.—respondí impaciente.
-¿Lucy?—preguntó educadamente.
-Ajam...¿Cómo sabe usted mi nombre? No recuerdo que nos hayan presentado.
-Lo supuse; la chica no paraba de repetirlo antes de que la sedaramos.—respondió.
-¿Qué tal está?—pregunté.
La cara que puso me dejó blanca.
-Ha perdido muchísima sangre; hemos hecho todo lo que hemos podido...si consigue sobrevivir esta noche tal vez se recupere.
-¿¡Cómo que tal vez!?—grité zarandeando al hombre por la camisa.
Marcos me sujetó por la espalda cubriendo mi cuerpo y consiguió que soltase al pobre hombre.Me di la vuelta desconsolada y me abracé a él a segundos de desahogarme en su hombro.
-Lo siento mucho... —dijo el hombre con  tristeza.
-Muchas gracias.—respondió Marcos educadamente.
Entonces me apretó muy fuerte, y fue como si rompiese el dique que había dentro de mí: las lágrimas de miedo, desesperación y pena comenzaron a salir en cascada.
-No se puede ir...no me puede dejar así... solo es una niña...tiene mucho que vivir y que hacer...—Dije entre fuertes sollozos.
-Tranquila mi niña... todo va a salir bien...
-No puede hacerme romper mi promesa... —susurré contra su pecho.
-No lo hará, mi amor, confía en ella...—me consoló.
-Quiero verla...—pedí.
-Oh...claro, vamos...iremos a su habitación.
Caminamos por los pasillos del hospital en silencio hasta llegar a ella.No tenía muy mal aspecto para la situación crítica en la que se hallaba.Estaba conectada a un aparato que respiraba por ella y a una máquina que controlaba su pulso, además de a un gotero.Bajo la camisola se intuía un vendaje, y su brazo herido se encontraba en un cabestrillo, también cuidadosamente vendado.
Me acerqué caminando hasta ella y Marcos se quedó cerca de la puerta; agarré su mano y la acerqué a mi cara.
-Gabi, por favor...no puedes irte así... no puedes dejarle ganar, eres una campeona, una valiente...toda una superviviente...no puedes dejar que acabe aquí...
Suspiré y sentí las lágrimas por mi cara.
-Si te vas me vas a hacer tanta falta, cielo... no me preguntes por qué...pero así es. Tienes que salir de esta...y conocer al bebé... y luchar junto a mí con los caminantes, demostrarme qué sabes hacer—dije mostrando una sonrisa triste.
Acaricié su mano y traté de mirarla...pero a medio camino tuve que devolver la vista a su mano, no podía verla así.
-Tenemos que patearle el culo a ese cabrón...
Entonces, una canción me vino a la cabeza, y sin remilgos comencé a cantarle en susurros:
- "Quiero decirte tantas cosas que no pude; asume que te amo por encima de todo.
Aunque a veces lo dudes, cada discusión nos hizo mas fuertes.
No fue la suerte quien nos unió, y no me alejaría de ti ni ante la muerte.Nada fue tu culpa, amor, nada de lo que sucedió.
No quiero verte llorar más, hazlo por mí, por favor.
Pienso y pensaré que fui un idiota.
Lo daría todo tan solo por poder escribirte solo una nota.
Ahora no puedo. Desespero, joder; qué duro resulta estar tan cerca y saber que no me volverás a escuchar nunca.
Esto se nubla y veo que ya no estás; no podré salir de todo esto si tú te vas.
Quiero decirte que ya no hay calor en mí, que la esperanza se me escapa y deja de existir.
Cometí tantas cagadas que, si te fueras tú, yo lo perdería todo, yéndome yo tú no pierdes nada. Ahora mis palabras se han quedado mudas.
Confía en mí; he oído decir por ahí que el tiempo todo lo cura.
Sentí el dolor solo un instante, ese instante ya te anhelaba.
Tantas cosas por decirte, tanto tiempo nos quedaba; cuando todo se acaba cuesta creer, puta vida injusta, asusta saber que lo que mas quieres lo puedes perder.
Joder, dame una última oportunidad, no lo puedo aceptar. Solo pido un día mas. De todo a nada en cuestión de segundos.
El dolor de ver con tus propios ojos cómo se derrumba tu mundo.
No llores, no voy a dejarte sola, ¿me oyes?..."

Los Muertos CaminanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora