Los comienzos son duros

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Voy armada pero no veo por donde voy, no es de noche, pero pronto lo será, tengo que salir de aquí, aunque parece que fuera hace frío y llueve, no lo sé con exactitud ya que las ventanas están tintadas, pero se oye el viento y como cae la lluvia.

Empiezo a inspeccionar, no puedo ver mucho en la planta baja, pues todo está cerrado, pero en una esquina descubro unas pequeñas escaleras que suben hacia arriba.

La madera cruje a cada paso que doy, al llegar arriba oigo un ruido, como su algo de peso cayera, viene de la primera puerta a mi derecha.

-¿Hola?- mi voz es bastante aguda, no lo recordaba- ¿Hay alguien?- mi voz acaba de cambiar, ahora es bastante mas grave, carraspeo- ¿hola?- pongo un tono neutro.

Se oyen ruidos, como pisadas con fuerza, y como si alguien quisiera hablar, pero una mordaza se lo impide, tiene que haber alguien allí.

Intento abrir la puerta, cerrada, cojo la navaja y rompo el frágil pomo, una chica de pelo oscuro y rizado se presenta ante mí. Ella abre sus ojos, como si se sorprendiera de verme, va vestida igual que yo.
Me acerco para quitarle la mordaza.

-¿Jane? ¿Eres tú?

Miro con incredulidad.

-¿Cómo sabes quien soy?

-¡Soy Aida! Me tienes que reconocer.

-Perdona, no lo sé.

-Tu pelo cambia, controla tu "hablidad".

¿De qué habilidad habla esta chica?

La desato de manos y pies.

-¿Qué habilidad?

-¡Tu habilidad! ¿No te acuerdas? Puedes cambiar todo de ti, y también tus decisiones pasadas.

-Eso es irrealista.

-¡Pero es verdad!

Se levanta y me trae un trozo de espejo roto en el suelo.

-Mírate bien, y ahora, piensa en tener el pelo rubio.

Lo hago y mi pelo cambia, tiro el espejo.

-¿¡Qué demonios fue eso!?

-Fue lo que eres capaz de hacer.

¿Destino? Cualquier parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora