¿Real...?

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Cargamos con Paul hasta llegar al edificio del A.P.E donde dejamos a es traidor en ma enfermería. Thomas y yo no habíamos intercambiado palabra, tal vez todo había sido un poco chocante.

-¿Eres Thomas de verdad?

Se me quedo mirando frunciendo el ceño, yo tenía mis razones para hacerle esa pregunta, que tal vez para él parecería tonta.

-¿Qué dices? ¡Claro que soy yo!- se rió- ¿A que viene esa pregunta?

Cogí aire.

-Pues... La razón de que yo estara ahí fue que el chico que vimos muerto me tendió una trampa haciéndose pasar por ti, como se suponía que eras tú... Me lo creí- Thomas abrió los ojos como platos- Lo peor es que incluso me besó...- mordió ambos labios- ¡Es que pensé que eras tú!

Rió, me tomó por la cintura y me atrajo hacia él, haciendo que nuestras caras estuvieran separadas por unos escasos centímetros.

-Es decir... Te dejaste besar por que creías que era yo, ¿no?

No me quedó otro remedio que asentir, igualmente ya se lo había dicho. Relamió sus labios y se acercó poco a poco hacia mí, pero se sorprendió cuando tomé su rostro y le hize parar su acción.

-¿Como se que eres tú?

-Hamburguesas quemadas.

Reí y entonces le besé mientras yo cerraba los ojos y él los abría, no se esperaba me acción tan repentina.

-¿Quien besa mejor? El tío ese o yo.

Torcí el rostro y reí ante esa pregunta.

-En serio, dímelo.

-Eres tonto Thomas...

-Pues te encanta este tonto.

Asentí, lo abracé y besé de nuevo. Crucé, metafóricamente, dedos, brazos piernas y todo lo necesario para que al fin fuese feliz con Thomas, ahora mi Thomas.

-No me has pedido algo todavía.

-Oh, verdad- se arrodilló- Jane,
¿aceptas a este tonto como tu novio?

-Claro, si no, no te hubiese besado.

Se levantó y me besó de nuevo antes de volver al edificio del A.P.E, al ser tan tarde él se quedaría a dormir.

Me desperté sin saber muy bien el motivo, hasta que divisé entre la oscuridad un cuerpo apoyado en el marco de la puerta, quité con cuidado el brazo de Thomas de mi pequeño cuerpo y me dirigí a esa persona. Cuán más me acercaba, más se alejaba la figura; opté por seguirla entre los pasadizos de aquel edificio.

Tenía la anatomía de hombre, lo cuál me hacía tener miedo, ya que si entrábamos en una lucha cuerpo a cuerpo, lo más probable es que ganará él. Aquella persona se paró frente a la enfermería donde habíamos llevado a Paul; se acercó a mí, insistivamente retrocedí unos pasos, pero la figura me cogió hasta llevarme a un pequeño foco de luz que, pese a estas horas, seguía encendido, vi su cara perfectamente, era aqul cadáver que yo había provocado horas antes.

-Ald...

-Calla y entra allí, impide lo que quiere hacer ese niño- miró fugazmente a la puerta-, gracias por matarme, no aguantaba más mi vida.

No lo dijo con sarcasmo, lo dijo con seriedad, lo que permitió que dejara de torturarme al ser la cuplable de haber negado la vida a una persona.

Entré, y lo que me esperó tras cruzar aquella puertas, no fue otra cosa que Paul con unas tijeras en las manos, y un par de cortes en las muñecas. Se estaba cortando. Se quería suicidar. Le arrebaté aquella arma de sus manos y la tiré Dios sabe donde.

Estaba en el suelo vendándole las heridas, mientras él lloraba por su gilipollez.

-Jane... Yo... Fui un imbécil...

-Tranquilo... No debí dispararte, solo que quiero mucho a Thomas y ver esa foto me asustó y me dió coraje.

-¿Le quieres mucho?

-Demasiado- respondí en un susurro.

-¿Sabes? Fuiste la primera persona de la cuál me enamoré un poquito.

Corté la venda después de haber lavado las anteriores tijeras, y le miré a sus ojos miel. Estos brillaban con tal resplandor que se necesitaban unas gafas de Sol para verlos de cerca.

-¿Por qué?

-¿No es evidente?- dijo retóricamente- Fuiste tú quien me ayudo con mis poderes, fuiste tú la que me hizo no sentirme un fantasma delante de la clase, la que me ayudó a superar mi inseguridad. Me ayudaste demasiado, y yo como imbécil voy y casi te mato... Perdón... Solo perdóname... Por favor.

Iban a salir nuevas lágrimas de esos cristalizados ojos, pero antes de que eso sucediera me dió tiempo a decir las siguientes palabras:

-Te perdono, pero perdóname tú por matar a Aldiver.

-¿A ese desgraciado? Está mejor muerto, Jane. Desde que la clase te prefirió a ti, quiso tú muerte.

-¿Por qué le ayudabas a matarme?

Sacudió la cabeza de lado a lado.

-Es lo peor... No me acuerdo... - fruncí el ceñi confundida- Es como si una parte de mi memoria se hubiese borrado por completo.

¿Destino? Cualquier parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora