Epílogo

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Grité. Grité muy alto, haciendo sobresaltar a la persona que descansaba a mi izquierda. Ya me empezaban a cansar los hospitales, se podría decir que paso más tiempo en ellos que en mi propia casa.

Al girar la cara ví un rostro familiar, muy familiar: mi madre.
¿Qué hacía ella aquí? ¿No había muerto?

-¿Mamá, eres tú? -extendí mi mano hasta tocarla y comprobé que era real.

-Claro que estoy aquí, ¿dónde sino?

-¡Muriste! ¡Papá me lo dijo!

-Jane, tu padre nos abandonó cuando te expulsaron del instituto, ¿recuerdas?

No, no recordaba, así que negué.

-¿Dónde están Sarah y Aida?

-Eso ya lo hablamos, hija, muchas veces. Ellas no existen.

Fue como un balde de agua fría. Todo en mí se paralizó, ¿no existen? ¿Qué mierda de broma es esta?

-¿Y Thomas...?- me atreví a preguntar.

-¿Quién es él?

-¡Thomas, mamá! ¡Mi marido! ¿¡Y mi bebé!?

-Hija, solo tienes diecisiete años, ¿cómo te vas a casar?

Esto no podía estar sucediendo, ¿qué había pasado aquí? Buscando en los almacenes de mi memoria me dí cuenta de que faltan muchas cosas y de que tengo recuerdos mezclados.

El día que casi nos secuestran a Sarah y a mí ha sido sustituido por mi sola presencia en el jardín tomando té con mi osito de peluche. Mi ida al centro se ha mezclado con un viaje a Seattle. Aida tiene una notable apariencia a una muñeca de mi cuarto. David... Sigue ahí, pero no me intentó secuestrar, es más, su aspecto es francamente diferente, tipo emo. Me inundan recuerdos nuestros robando pequeñas cosas en tiendas, haciendo graffitis, huyendo de la policía y siendo llevados a comisaría por esta.

-¿David?

-Hija... De esto también hablamos, el murió en el accidente.

Siento que mi cabeza va a estallar, más vale que esto sea una broma.

-¿Y Mel y Paul?

-¿Tus tíos? ¿Qué tienen que ver?

-¿Sigues teniendo tu don, mamá?

-¿Qué dices? ¿Qué don?

Tomé un mechón de mi pelo frente a mis ojos e intenté cambiarlo de color como había hecho muchas veces antes. Nada. El maldito pelo no cambiaba, ni el tono de mi piel, ni el tamaño de mis manos. Nada.

Esto era demasiado, pedí a mi madre que me dejara sola y fuera a avisar al doctor, este llegó rápido y me hizo algunas preguntas, entonces dió su veredicto a mi madre, pero lo escuché:

-Jane ha vivido una doble vida mientras estaba en coma, ha transformado a sus amigos imaginarios, fruto de su esquizofrenia, en personas que ella cree reales- ¿esquizofrénica yo?-. Ha creado su muerte por el odio que le tiene y a revivido a su padre por la falta que le ha hecho en su vida. Lo curioso es lo de su don, tal vez a querido creerse mejor y más especial en comparación de otros seres humanos, ya que muchos la han ninguneado. Su hija es fuerte y creo que aguantaría bien que le dijese la verdad, aproveche esta oportunidad de la vida para reconstruir los lazos con su hija.

Había mucho por asimilar. La esquizofrenia, la huida de mi padre, mis mejores amigas y marido inexistentes, mi supuesta mala relación con mi madre...

El médico entró y me explicó lo mismo sin cortarse nada, entonces nos dejó a solas a mi madre y a mí para que pudiera explicarme todo.

La miga de la historia empezó cuando mi padre nos abandonó, no lo acepté bien y empecé a comportarme de manera rebelde, a odiar a mi madre por creer que había sido su culpa la partida de mi padre.

¿Destino? Cualquier parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora