CAPÍTULO IV

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Todo el camino lo pasé callada, mientras que Ruby cataba cada canción que ponían en la radio.

Después de aparcar el coche al lado de una cafetería, bajamos. Ruby me ofreció la mano para ayudarme salir del coche, pero como soy tan terca, paso en alto su oferta. Soy muy torpe y al salir del coche, me tropecé con mi propia pierna. Estaba apunto de besar el suelo, pero Ruby me pillo en el aire, cogiéndome de la cintura y acercándome a ella.

-Haberme dado la mano- dijo ella seria, mirándome directa a los ojos. Me ruborice de la vergüenza.

-Gracias por cogerme- dije y me separé de ella, aun con un rubor en las mejillas.

Ella me guió hasta una mesa y me ordenó sentarme y no moverme de este sitio. Le obedecí. Me senté en una silla al lado de la ventana. Vi como Ruby hacia el pedido en la barra.

Acabo de un par de minutos, volvió con una sonrisa de oreja a oreja. Me encanta cuando sonríe. Aunque es un poco bipolar... ¡Pero me encanta su sonrisa!

-He pedido por ti. No te importa, ¿verdad?- dijo ella sentándose frente mío.

-Da igual- dije sin darle importancia, porque de verdad no me importa que ella pidió por mí.

-¿Qué quieres hacer luego?- preguntó ella cruzándose de brazos, mientras que apoyaba su espalda en el respaldo de la silla. Tengo muchas ganas de pasar el día con ella, pero aun tenemos un asunto del cual hablar.

-¿Por qué les dijiste todo eso?- dije frunciendo el ceño, para parecer más seria.

-Porque tenía que recoger el paquete, y no te podía dejar sola en el apartamento- dijo ella.

-Me podías dejar sola en el apartamento perfectamente. No tengo cinco años- dije un poco enfadada.

-Ya, pero no quiero alejarme de ti- dijo ella con una sonrisa. Me quede con boca abierta, mirándola sin quitarle los ojos ni un segundo.

¡Dios mío! ¡Esta chica me gusta cada vez más! Sacudí mi cabeza y cerré la boca.

-Volviendo al tema, ¿por qué no les dijiste la verdad de quien era?- pregunté, escondiendo mis nervios.

-Porque eres la hija del senador, si Panda se entera de eso, directamente me mata a mi por traerte y te matara a ti para que no digas nada, literalmente- dijo ella quitando esta sonrisa perfecta de su cara.

-¿Tus amigos se lo pueden chivar?- pregunté.

-¿Los chicos? ¡No! Ellos son como mis hermanos, no le dirían ni mínima palabra.

-¿Qué llevas en el paquete?- pregunté con curiosidad a saber que era tan importante, para que vaya a recogerlo.

-Lo de siempre- dijo ella. Como vio que no entendí de qué hablaba, con los labios dijo "DROGAS".

-No quiero meterme en problemas- dije un poco asustada. Vi lo que hacían con la gente que traficaba o vendía drogas, y de verdad no quiero que a Ruby o a mi nos pase esto. Ella por vender y yo por ayudarla.

-No te preocupes nena, la mayoría de los policías están de nuestra parte- dijo ella y en este momento llegó la camarera con la comida. Al ver comida, me entró mucha hambre, así que como loca cogí la hamburguesa y le di un gran mordisco, y como por mala suerte, me atraganté, a lo que Ruby empezó a reírse.

-No te mueras de momento, aun tenemos que hacer muchas cosas- dijo ella riendo y también dándole un mordisco a su hamburguesa.

Ella de verdad es muy divertida, amable, juguetona, guapísima... En una palabra, prefecta. Sé que después de esto, tendré que ir a casa y... ¡Mierda! ¡Mi futuro apartamento! Bueno, no será mi apartamento si no lo llego a comprar. Le prometí al hombre que a mediodía estaría en el apartamento con todos los papeles. ¿Qué horas es?

DANGEROUS LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora