El tono de llamada de mi móvil, me sacó del sueño. Abrí los ojos, pero no vi nada por la oscuridad. Volví a cerrar los ojos, y con una sonrisa me giré a la izquierda para abrazar a Ruby, con la cual tuve una noche fantástica.
Estiré mi brazo para abrazarla, pero lo único que encontré es un sitio vacio. Confundida encendí la luz de la lámpara y me quedé atontada mirando mi habitación. ¿Todo fue un maldito sueño? Mi móvil volvió a sonar y esta vez lo cogí.
-¿Si?
-¿Jade? ¿Estás lista? Te estoy esperando en mi coche- dijo Ruby con enfado disimulado en su voz.
-Oh, sí. Ya estoy casi lista, dentro de nada salgo- dije y luego colgué.
Me levanté rápido de la cama y me acerqué al espejo, dándome cuenta que estoy completamente desnuda. Me apliqué el delineador, mascara de pestañas y un pintalabios rojo granate.
Me acerqué al armario y de él saque un vestido lila apretado, que casi llegaba a las rodillas. Me puse unos tacones negros y salí de mi apartamento solo cogiendo una cartera pequeña donde perfectamente cabía mi móvil, llaves de casa y algo de dinero.
Salí a la calle y vi su coche, ella al verme salió de él y me saludo con una sonrisa. Le devolví el saludo con otra sonrisa.
-Me encanta este vestido- dijo ella mirándome de arriba abajo.
-Si quieres, un día te lo presto- dije elevando las cejas.
-No creo que me vaya a sentar tan sexy como a ti- dijo ella con media sonrisa y me abrió la puerta del copiloto. Me senté sin decirle nada.
-¿A dónde vamos?- pregunté cuando ella se sentó al volante.
-Sorpresa- dijo ella y puso el coche en marcha.
El camino lo pasamos en silencio, pero al final llegamos a un bar, que más bien era una discoteca.
-¿Vamos a ir a una discoteca?- pregunté.
-Si, por eso te traje aquí- dijo ella y salió del coche. Abrí la puerta y salí-. Yo de ti dejaría esta cartera- dijo ella señalando con la cabeza, la cartera que llevaba en la mano.
-Buena idea- dije y dejé la cartera en el asiento. Cerré la puerta y Ruby le puso seguro. Fuimos caminando hacia el local. Des de la distancia se podía oír la música alta y ver una cola interminable de gente.
Cuando llegamos a la cola, me puse para hacerla.
-¿Qué haces?- dijo Ruby confundida.
-Hacer la cola- dije frunciendo el seño. Ruby soltó una carcajada.
-Anda, ven aquí- dijo ella me cogió de la mano. Fuimos directas hacia la puerta del local, todas las miradas estaban sobre nosotras. Cuando llegamos, Ruby sacó un papel de su bolsillo del pantalón y se lo enseño al hombre de seguridad, aquel lo miró y nos dejo pasar a las dos con una amplia sonrisa.
Cuando entramos, deje de oír cualquier mena de ruido o charla, ahora mismo mis oídos estaban percibiendo la música alta que ponía el DJ. En el camino hacia la barra, me ido acostumbrando a la música.
-¿Qué quieres para tomar?- preguntó ella.
-Un cubata- dije. Ella asintió y pidió al barman dos cubatas-. Ruby, dejé dinero en el coche- dije casi gritando por sobre de la música.
-No pasa nada, aquí es gratis- dijo ella con una sonrisa.
Después de tomarnos dos cubatas cada una, fuimos a la pista.
Estábamos bailando una frente a la otra, para no perdernos en la multitud. Ruby empezó a acercarse más a mí, hasta quedar pegada a mi cuerpo. Sus manos se posaron a cada lado de mi cintura, acariciándola. Nuestras caras estaban a cinco centímetros contados. Nuestras respiraciones agitadas chocaban, provocando que la desee más. La deseo, y sé que ella a mi también, pero no me rendiría tan fácilmente. Me separé de ella, dando media vuelta, para quedar de espaldas a ella. Empecé a mover mi trasero, mientras que removía mi pelo. Cerré los ojos, y al instante sentí sus manos en mi trasero, y su torso pegado a mi espalda. Podía sentir su corazón latir al ritmo del mío. Al instante solo éramos ella y yo. Ruby empezó a mover sus manos en dirección a mi vientre, al mismo tiempo me apretaba más a ella.
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DANGEROUS LOVE
Ficțiune adolescențiJade Hunter, la hija de senador Thomas Hunter y estilista Gloria Woods. Una chica que ha crecido sin amor paternal. Toda su infancia y adolecencia la pasó encerrada en su casa, pero cuando ella cumplió dieciocho años, sus padres ya no podían aguanta...