Motivación

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Buenas mis queridos futuros lectores, aquí les dejo el primer capitulo de mi fic, me inspiré mucho y escribí dos caps, por lo que los subiré juntos ya que el primero es algo corto, me esforcé porque quedarán lo mas decente posible, la verdad estoy emocionada con este proyecto, luego me dicen que les pareció.

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Era una mañana de los últimos días de verano en Londres, era temprano, apenas empezaban a levantarse los rayos de luz vespertinos, lo que antes había sido un clima caluroso estaba comenzando a volverse fresco al paso de los días, dando rienda suelta al próximo otoño, uno de los traviesos rayos de luz matutina atravesó por el medio de una pequeña abertura entre las cortinas de la habitación, proyectándose directamente en el rostro de la joven que allí descansaba, era de piel morena clara y uno de los mechones de su largo cabello rojo sangre se enredaba entre sus brazos mientras descansaba plácidamente boca abajo en la cama con aspecto algo anticuado de alguna de los cuartos del Caldero Chorreante. Cuando el rayo de luz solar se hubiera intensificado gracias a que ya había avanzado más la mañana y el sol se había elevado un poco más en el cielo la joven se despertó de su sueño, abrió un poco los ojos y vio la tenue luz proveniente de la ventana, deseaba seguir durmiendo pero luego de unos minutos se dio cuenta de que no lo lograría, por lo que se levantó de la cama sin mucho ánimo, a decir verdad no había tenido buen humor desde hace mucho tiempo, luego de que una serie de acontecimientos ocurrieran en su vida no había sentido nada más que tristeza, pero al menos ahora se había animado a salir de su habitación, había decidido que su depresión no le impediría vivir, por lo que cuando recibió su carta de Hogwarts no lo dudó, desde los 11 años ella sabía que era una bruja y que además tenía su lugar en el colegio de magia, pero en aquel entonces tenía otras cosas por las que preocuparse, por lo que decidió ignorarlo, al igual que a su naturaleza mágica, no conoció a su madre y despreciaba a su padre, así que no sabía sobre el mundo mágico o si al menos sus padres sabían sobre el, por eso pensó que debía dejarlo de lado, pero luego de lo que le ocurrió, y al fin superar... o mejor dicho, haber logrado apartar un poco los recuerdos dolorosos que invadían su mente pensó que sería bueno ir a un nuevo entorno y quizá eso la ayudaría a olvidar un poco su pasado, aunque ella tenía ya 16 años cursaría el 3º año, ya que no había asistido nunca, sin embargo, cuando le informó al colegio que quería iniciar los estudios estos le instruyeron en un curso intensivo para así no dejarla tan atrás, ya que temían que pudiese desencajar, por suerte ella era inteligente y aprendía con facilidad así que no le costó demasiado lograr pasar todas las pruebas con buenas calificaciones además.

Se sentía algo nerviosa y preocupada por iniciar el nuevo curso, toda la vida se habían metido con ella a donde fuera que ella estuviera y aunque se esforzaba para que no le afectaran siempre terminaba destrozada, por decir lo poco, era muy sensible ante el mundo. Luego de hacer su aseo personal se preparó mentalmente para salir, hace mucho que no salía de su habitación y ahora que había retomado su vida "normal" le costaba acostumbrarse al exterior. Se colocó un vestido de día color rosa claro con mangas bombachas, que era mucho su estilo, adoraba las cosas femeninas, tiernas y con volados, dio una última mirada de ella misma en el espejo.

El recorrer el Callejón Diagón era un poco raro para ella, aun no se acostumbraba a todo el tema de la magia, allí todo era muy diferente a lo que acostumbraba, recorrió todo el lugar en busca de sus útiles escolares para el nuevo curso, cuando se detuvo al frente de una librería, a Záthura le gustaba mucho las novelas, el romance era uno de sus temas preferidos y ahora el pertenecer al mundo mágico le abría las puertas a un sinfín de nuevos libros por leer, nuevas historias que ver y nuevos romances por vivir, por eso se sentía intrigada por los números exhibidos en el mostrador, aunque luego una pregunta llegó a su cabeza << ¿Cuál había sido el último libro que leyó?>> aunque le encantara no lo había hecho de hace tiempo, no luego de que se había perdido a si misma después de su incidente, rápidamente llegó a su mente la respuesta...<<Pasión>> y una lagrima traicionera resbaló por su mejilla, ese era el libro que él le había regalado antes de que todo lo malo ocurriera, sacudió su cabeza como si con eso pudiese alejar los malos pensamientos y sacó su pañuelo, un pequeño pedazo de microfibra color rosa viejo con unas rosas bordadas a las esquinas que ella misma hizo con mucha paciencia hace mucho, se secó la lagrima que se había dejado ver, con delicadeza, luego se quedó un instante paralizada, por un segundo su mente se distrajo con una cosa y no se dio cuenta de que un repentino y helado viento, sin duda un indicio del inicio del otoño, la golpeó, arrancándole de la mano el pañuelo que voló ante la repentina ráfaga, por un segundo se lamentó el haber perdido el pañuelo, <<Tonta>> se decía a ella misma en su mente, cuando un elegante chico de pálida piel y cabello platinado se acercó a ella y le extendió el pañuelo.

-¿Esto es suyo?- dijo el rubio con un tono educado aunque intentando ocultar su fastidio, no sabía porque debía regresarle ese objeto a la chica, pero parte de su educación en el arte de la elegancia era que debía ser caballeroso.

Záthura no tenía palabra, se había quedado pasmada, luego de haber estado aislada un tiempo le costaba relacionarse con las personas, pero en ese instante los nervios que sentía no eran exactamente por el pánico, su mirada se había perdido en los ojos de aquel joven, de un color gris intenso, lo que se le hacía totalmente exóticos y cautivantes, su mirada pasó de los ojos al rostro del joven y se encontró con que el rostro del muchacho combinaban perfectamente con su mirada, definitivamente hacían una preciosa combinación, y aún más cuando paso su mirada por la elegante vestimenta enteramente negra y el cabello platinado, sin dudas pensó que todos aquellos elementos por separados era bellos, adsorbentes, pero todos juntos eran como una hermosa danza que te dejaban hipnotizado, y así estaba ella en ese momento, hipnotizada por los atributos de aquel muchacho que le extendía su querido pañuelo, sacudió la cabeza por segunda vez ese día para salir de aquel trance, pero aun así no pudo articular palabra, solo se limitó a tomar el pañuelo y asentir lentamente. El chico pensó que ella podría ser una más de sus conquistas, pero al verla tan tímida se arrepintió, no estaba de humor para eso, así que solo se dio la vuelta y siguió su camino, dejando a una joven pelirroja aun petrificada con el fino trozo de tela entre las manos, estaba embelesada por la belleza de aquel joven y por primera vez en su vida desde ese día en que ella se quebró había sentido que tenía ganas de vivir nuevamente, esa sensación tan reconfortante que sintió al ver a ese ser tan divino le había devuelto algo a su vida, algo que había perdido, aunque no sabía de qué se trataba, ella había encontrado una motivación para sonreír.


Protégeme (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora