Escuchaba las gotas de agua caer.
Salió a fuera:
botas de agua rojas,
chubasquero color azul,
bajo la lluvia empezó a bailar,
sola,
sin nadie para acompañar.Todo el mundo escondido
en sus casas estaba,
como si de alguien escapara,
¿un monstruo bajo la cama?Por su pelo mojado resbalaba el agua,
por sus labios pasaba,
no era agua salada,
sabía a cielo,
a nubes,
a desconocido.Quería volar hasta llegar al principio de la lluvia,
sobrepasar el nubarrón,
allí donde aún calienta el sol.No sabía que alguien la observaba,
un chico triste que veía
a la chica reírse.
¿Por qué es tan feliz con solo ver llover?Bajó las escaleras de su casa,
y después de coger un paraguas,
caminó hasta ella.
Le tocó el hombro,
se giró asustada,
no se lo esperaba.
¿Quién era?Él se presentó como el chico triste,
le tendió la mano
preguntándole si quería bailar,
sin música ella aceptó,
las gotas de agua y sus respiraciones
eran la mejor sinfonía.
Giraban sobre sí mismos,
la mirada en el cielo,
la sonrisa en sus caras.Ella era especial,
te hacía creer en la magia.
La acompañó hasta su casa,
le prometío quedar otro día de lluvia,
pero esta vez en una cafetería,
para tras los cristales empañados,
conocerse y,
¿quién sabe?
¿Enamorarse?
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